Celo y Celos

Las palabras “celo y celos” parecen significar lo mismo, pero significan dos cosas totalmente opuestas. La primera nos llevará a hacer siempre lo correcto y de la mejor manera, mientras que la segunda nos hará actuar con un espíritu inapropiado.

Aunque la palabra “celos”, se deriva del vocablo en griego “celo”, lo cual quiere decir “hirviente”, en realidad no tienen nada en común; puesto que “celo” es un buen deseo de hacer una cosa bien, obedeciendo una ley justa en la naturaleza de los seres o las cosas. En tanto que “celos”, es un mal deseo, egoísta, y mal intencionado que expresa un mal ánimo del alma. ¿Qué albergas tu, celo o celos? La Palabra de Dios nos insta a ser celosos y apasionados con las cosas de Dios y a desechar los celos carnales.

Así que si eres una persona celosa, solo acumularás problemas internos y con los que están a tu alrededor. Pero si tienes celo por las cosas de Dios, serás sorprendido por las bendiciones que Él te dará y por los propósitos que alcanzarás al cumplir Su voluntad. La Biblia dice, “No envidies a los pecadores, en cambio, teme siempre al Señor” (Proverbios 23:17, NTV).

Golpes de Pecho

La expresión común, “darse golpes de pecho” viene de la antigua costumbre cuando la gente se arrepentía y sentía remordimiento por algo que habían hecho y lo mostraban públicamente como una señal externa de arrepentimiento durante todo un día. ¿Te imaginas? Tendríamos moretones en el pecho de tantos golpes por las cuales nos hemos tenido que arrepentir en la vida.

Lo más importante es que no es necesario “darnos golpes de pecho” cuando nos hemos arrepentido de algo. Simplemente tenemos que cambiar de dirección y no volverlo a hacer. No sacamos nada con darnos golpes de pecho por lo que hemos hecho o dejado de hacer. Toma responsabilidad por tus acciones, arrepiéntete, cambia de rumbo y tu vida será transformada.

No podemos vivir la vida dándonos golpes de pecho por todos los errores que hemos cometido. Dios nos ha perdonado a través de Su Hijo Cristo y ya no tenemos que darnos golpes de pecho. Él ha perdonado todos nuestros pecados. La Biblia dice, “el cobrador de impuestos se quedó a la distancia y ni siquiera se atrevía a levantar la mirada al cielo mientras oraba, sino que golpeó su pecho en señal de dolor mientras decía: “Oh Dios, ten compasión de mí, porque soy un pecador”, (Lucas 18:13, NTV).

Disciplina

Se dice que un director de escuelas tenía dificultades con una que quedaba en el campo. Era una escuela muy pequeña, con pocos alumnos, y todos eran rebeldes y difíciles de manejar . Por causa de ellos, tres profesores se habían retirado. El Director ya no sabía qué hacer, pues la escuela tenía mala fama y nadie quería trabajar allí.

Por fin, un hombre solicitó el puesto. Cuando el Director lo vio, tuvo desconfianza, pues el maestro era un hombre delgado y hasta frágil pero como no habían más postulantes, le dio el puesto. A las pocas semanas el director fue al campo a visitar la escuela y quedó sorprendido porque todo marchaba bien. Los alumnos estudiaban, se comportaban bien y el maestro estaba hasta más gordito y contento. ¿Cómo ha logrado usted esto?, le preguntó el director, al maestro. Parece un milagro. Con una sonrisa el maestro le dijo: No fue tan difícil. Le digo la verdad. Al principio, cuando llegué, si lo fue un poco, pero cada vez que un joven se portaba mal, me le comía el almuerzo.

Sin duda, el método que usó para disciplinar les hizo bien a los alumnos igual que al maestro desnutrido. El aplicar disciplina es cosa sumamente necesaria, pero hay que saber hacerlo. La Biblia dice, “para aprender, hay que amar la disciplina; es tonto despreciar la corrección”, (Proverbios 12:1, NTV).

¿Qué Clase de Semilla Siembras?

Por algún tiempo mi familia y yo guardamos algunas semillas que habíamos comprado para sembrarlas cuando se presentara la oportunidad. Un día, me dio por comprar la matera donde sembrarlas y llegué emocionado a emprender la siembra con mis hijos. Así que abrimos las bolsas de tierra, las depositamos en la matera y esparcimos las semillas sembrándolas rápidamente.

Después de regar las semillas diariamente por unas semanas, mi esposa nos preguntó qué habíamos sembrado. De todas las semillas que teníamos, no pudimos recordar con precisión las que habíamos sembrado. Así que poco a poco nos estamos dando cuenta qué fue lo que realmente sembramos.

Así nos pasa muchas veces en la vida. Quizá no recordemos con precisión todo lo que hemos sembrado, pero si nos daremos cuenta con el tiempo cuál será el fruto de nuestra siembra. No hay manera que sembremos una semilla y se produzca un fruto diferente. Esto iría en contra de las leyes de la naturaleza humana y también aplica en las leyes espirituales. La pregunta que surge es, ¿qué estamos sembrando hoy para recoger mañana? . En otras palabras, “recogemos lo que sembramos”. La Biblia dice, “No se dejen engañar: nadie puede burlarse de la justicia de Dios. Siempre se cosecha lo que se siembra”, (Gálatas 6:7, NTV).

¿Cómo Caminas?

Ese hombre ha estado en el ejército o en un colegio militar, me dijo en cierta ocasión un familiar. Si, pero, ¿cómo lo sabes? Por su manera de caminar, me comentó. “Yo también estuve en el ejército y me enseñaron a caminar con la misma postura. Es fácil de reconocerlo una vez y se ha caminado así por años”.

Me puse a pensar de que así debe ser con los seguidores de Cristo. Podemos saber si verdaderamente han andado con Cristo por su manera de andar, por su proceder. Aún cuando Pedro quiso esconderse y negar a Jesús, la manera como hablaba lo delató ya que hablaba como Jesús. Qué impresionante, ¿verdad? Es decir, que la manera como hablamos y actuamos nos delate al relacionarnos como seguidores de Cristo.

La pregunta es, ¿cómo esta nuestro andar? ¿estamos caminando con Jesús o apartados de Él? Él desea que andemos junto a Él. El caminar en Su voluntad es lo mejor. Y tú, ¿cómo caminas? La Biblia dice, “Qué alegría para los que no siguen el consejo de malos, ni andan con pecadores, ni se juntan con burlones; 2 sino que se deleitan en la ley del Señor meditando en ella día y noche”, (Salmo 1:1, NTV).

Frustración

¡Estoy frustrado! es una expresión muy común en nuestros días que desde los niños más pequeños hasta los adultos mayores usan constantemente. Algunos se levantan y acuestan frustrados, en cambio, otros trabajan a toda costa para evitar la frustración. Se sabe que la vida muchas veces es desafiante y provoca frustraciones, pero no debemos navegar siempre en el océano de la frustración ya que su raíz esta conectada con una actitud profunda de nuestro corazón.

La frustración es una típica respuesta emocional que manifestamos los seres humanos cuando se produce el fracaso de un deseo o esperanza. Es un sentimiento de negatividad producido por la insatisfacción. Las frustraciones pueden ser internas causadas por tus propios sentimientos, o externas, causadas por situaciones que están fuera de tu control.

Cualquiera y sea la causa o raíz de tus frustraciones, entrégaselas diariamente al Señor. Él desea cargar con el peso que tu no le quieres entregar y aliviar todas tus frustraciones. La Biblia dice, “Vengan a mí todos los que están cansados y llevan cargas pesadas, y yo les daré descanso”, (Mateo 11:28, NTV).

Ser Como Jesús

Un joven estudiante de seminario estaba sirviendo como capellán en la sala de emergencias de un gran hospital de caridad cuando trajeron a una mujer que había intentado quitarse la vida. El joven hizo lo que pudo para consolarla y después de unos minutos, en su estado de agitación, la mujer levantó la vista y preguntó: “¿eres Jesús?” Sin pensarlo, ese joven estudiante había cumplido el propósito de su vida, “revelarle al mundo la compasión de Jesucristo”.

La Biblia dice que el mundo conocerá a los cristianos por la forma en que aman a los demás si su amor es como el amor de Jesús. No necesitas ser alguien sobresaliente, muy estudiado o que gozas de bienes y posiciones de autoridad para que la gente te admire. Solo necesitas demostrar la esencia de lo cual estas hecho, “el amor de Dios”.

Actúa con amor desinteresado y “sé Jesús” para alguien el día de hoy. La Biblia dice, “Queridos hijos, que nuestro amor no quede solo en palabras; mostremos la verdad por medio de nuestras acciones”, (1 Juan 3:18, NTV).

Justicia Social

Un niño llegó apresurado a su casa para contarle a su mamá lo que había visto en la casa de su vecino. Aún con su corazón acelerado y muy alarmado, le dijo a su mamá, “vi como el vecino estacionó su carro, se bajó rápidamente, entró enojado a la casa, comenzó a gritar y a querer golpear a mi amiguito porque estaba borracho y fuera de control”. Y tú, ¿qué hiciste hijo? ¿qué te pasó? “yo hice lo que lo que pensé y era justo. Defender a mi amigo, quitárselo del frente de su papá y comenzar a correr”; por eso estamos aquí, decía con su voz agitada.

Aunque esta anécdota parece triste y a su vez muy común, nos enseña algo muy importante acerca del ser humano y es que todos tenemos sentido de justicia social. ¿Cuántas veces te has indignado por algo injusto que parece estar fuera de tu control? ¿Cuántas veces has tenido que hacer algo a causa de la injusticia social? La Palabra de Dios nos llama a velar por las necesidades de otros. ¡Haz lo que este a tu alcance para defender al desamparado, maltratado y abusado de nuestra sociedad¡ Dios te respaldará. La Biblia lo dice muy explícitamente, “…el Señor ha dicho de ti lo que es bueno y lo que él exige de ti: que hagas lo que es correcto, que ames la compasión y que camines humildemente con tu Dios” (Miqueas 6:8, NTV)

Dr. Rolando D. Aguirre

Clarificación de Valores

Una parte controvertida del plan de estudios de muchas escuelas se llama “clarificación de valores”. Esta enseñanza dice que los valores se derivan de los pensamientos y sentimientos de cada individuo. Una calcomanía popular de hace unos años decía, “si se siente bien, hazlo”. Esta es una expresión que ejemplifica este punto de vista.

Pero los valores de los Estados Unidos como nación no estaban enraizados en los sentimientos de los padres fundadores. Los valores incorporados en los primeros documentos de esta nación fueron extraídos de la Biblia; y los valores de la Biblia representan los valores de Dios.

La mejor manera de aclarar los valores que han servido a la humanidad durante siglos es estudiarlos en la Palabra de Dios. ¡No hay mejor rubro de valores que este! Estos valores deberían ser nuestros valores. La Biblia dice, “Por lo tanto, comprométete de todo corazón a cumplir estas palabras que te doy. Átalas a tus manos y llévalas sobre la frente para recordarlas. Enséñalas a tus hijos. Habla de ellas en tus conversaciones cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes”, (Deuteronomio 11:18-19, NTV).

Dr. Rolando D. Aguirre

Honestidad

No sé si estás de acuerdo con la siguiente descripción de una persona honesta: es alguien con quien se puede jugar damas chinas por teléfono. Es decir, estas personas tienen el tablero al frente, y se puede estar confiando que harán los movimientos que se dictan por teléfono. ¡Me gusta está ilustración ya que este mundo carece de personas honestas!

La honestidad es la moneda del reino de Dios. Es la forma en que hacemos negocios juntos como creyentes. Si no podemos confiar en lo que decimos, el sistema de intercambio y relaciones humanas se rompe. La Biblia lo expresa de esta manera, “debemos hablar la verdad con amor” (Efesios 4:15). Incluso aunque sea incómodo, la honestidad es siempre la mejor política y práctica de valores con las que se debe vivir la vida.

La Biblia dice, “Queridos hijos, que nuestro amor no quede solo en palabras; mostremos la verdad por medio de nuestras acciones”, (1 Juan 3:18, NTV)

Dr. Rolando D. Aguirre