Raíces

Se dice que “ la belleza de una flor depende de sus raíces”. Yo diría que “la belleza del ser humano depende de sus raíces”. No hay árboles sin raíces y no hay fruto bueno si no hay raíces buenas. Así que las raíces son muy importantes.

El olvidarnos de nuestras raíces sería pretender dar y ser algo que no somos. Así que, valora tus raíces. No hay una coincidencia que hayas nacido donde naciste y que hayas crecido donde creciste y con quienes viviste. Todo esto es parte de lo que eres hoy. Aunque quieras negarlo u olvidarlo, es parte de ti y siempre irá contigo donde quiera que vayas.

Yo digo que “el olvidarnos de nuestras raíces, es olvidarnos de quienes realmente somos” y “el que no sabe de dónde viene, no sabe para dónde va”. Así que valora tus raíces, aprende de otros y enriquecerás tu vida. Llegarás a lugares que nunca has planeado estar y conquistarás cosas que nunca has pensado conquistar. Pero, siempre recuerda de dónde vienes. El día que se te olvide, perderás la dirección y no darás buen fruto.
La Biblia dice, “Pero benditos son los que confían en el Señor y han hecho que el Señor sea su esperanza y confianza.8 Son como árboles plantados junto a la ribera de un río con raíces que se hunden en las aguas. A esos árboles no les afecta el calor ni temen los largos meses de sequía. Sus hojas están siempre verdes y nunca dejan de producir fruto” (Jeremías 17:7-8, NTV).

Soportar

Hace poco salió en las noticias un bebé abandonado que soportó más de un mes sin comer ni beber nada de acuerdo a los médicos. Le llamaron un “bebé milagro”. Lo interesante es que el bebé no sufrió los daños nefastos que debía haber sufrido de acuerdo a la ciencia médica. Aunque es una historia muy triste, los doctores dedujeron que este niño tiene un nivel excepcional para “soportar” sin comer ni tomar nada a comparación con otros niños de su edad.

Probablemente no estés soportando hambre pero si estás soportando algo en tu vida. Hay pruebas y dificultades que diariamente tenemos que soportar. Hay relaciones, trabajos, tratos, enfermedades, alianzas, acuerdos y demás que tienen que ser soportados. Hay cosas como abusos, torturas y maltratos que son soportados en contra de la voluntad de muchos.

Pero, ¿qué nos enseña esto? 1. Dios nos ha hecho con la capacidad de soportar. 2. El soportar nos hace más fuertes. 3. El soportar nos enseña a depender en Dios. 4. El soportar no será eterno. No sé qué estás soportando en estos momentos pero Dios si lo sabe. Mi oración es que Él te fortalezca y te de la victoria en todo. La Biblia dice, “Dios bendice a los que soportan con paciencia las pruebas y las tentaciones, porque después de superarlas, recibirán la corona de vida que Dios ha prometido a quienes lo aman” (Santiago 1:12, NTV).

Actitud

“Es un problema de actitud”. Esta es una frase que debemos usar recurrentemente porque muchas de las situaciones en la vida dependen de la actitud con la cual las enfrentemos. La actitud tiene que ver con el comportamiento que empleamos para hacer las cosas. Tiene que ver con la forma de actuar diariamente lo cuál va conectado con nuestro carácter.

Hay personas que conocen mucho, suelen ser expertos y muy preparados pero su actitud no les ayuda para nada. Por otro lado, hay algunos que no saben mucho pero tienen una muy buena actitud. Se dice que el desarrollar una buena actitud habilita al ser humano a sobrepasar los obstáculos más difíciles en la vida. Si tu actitud es pesimista, quejumbrosa, perezosa y criticona, no llegarás lejos en la vida. Pero si tu actitud es optimista, diligente, emprendedora y segura, conquistarás cosas que ni tu mismo has pensado conquistar. La Palabra de Dios nos insta a desarrollar una actitud de fe. Es más, dice que “sin fe es imposible agradar a Dios”. Entonces, ¿cómo es tu actitud y cómo puedes mejorarla?
La Biblia dice, “Líbrese de toda amargura, furia, enojo, palabras ásperas, calumnias y toda clase de mala conducta. Por el contrario, sean amables unos con otros, sean de buen corazón, y perdónense unos a otros ” (Efesios 4:31-32a, NTV).

Victoria

Fue en los minutos de reposición del partido de Colombia- Inglaterra donde el jugador Mina regresó con un gol de cabeza ese sentimiento de victoria a toda la fanaticada colombiana. Sin embargo, ese sentimiento de victoria que se veía venir fue apocado cuando dos jugadores de la selección Colombia fallaron en los tiros penales. ¡Qué decepción! Después de haber celebrado la victoria de un gol al lado de desconocidos en un aeropuerto, ahora nos agobiaba un sentimiento de derrota.

Parece ser que eso no solamente pasa en los mundiales ni tan poco se reduce a una sola selección de fútbol. Esto nos pasa a todos en “el mundial de la vida” donde nos la jugamos seriamente todos los días. De repente celebramos victorias que nos llenan de felicidad, pero todo puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos. Cuando esto pasa, ¿qué debemos hacer? Esto me recuerda a una de las formulas compartidas por nuestro Señor Jesús para vivir una vida en victoria aún cuando la derrota es súbita. Él nos dijo que aquí en el mundo tendríamos muchas pruebas y tristezas, pero que debíamos confiar porque Él había vencido al mundo (Juan 16:33). Entonces, la respuesta se encapsula en una palabra, “Confiar”. Confiar en Jesús. La Biblia dice, “entrega al Señor todo lo que haces; confía en Él, y Él te ayudará”, (Salmo 37:5, NTV).

Paisajes

Es simplemente extraordinario el poder disfrutar el paisaje desde la cima de una montaña. El observar el firmamento que parece entrelazarse con la fauna y flora, además de los hermosos causales de ríos que se desprenden como una expresión artística demostrando definitivamente el diseño de Dios, es algo muy especial.

Esta fue la experiencia que tuve recientemente al visitar mi país natal Colombia. Sus paisajes son excepcionales pero lo más precioso es poder apreciarlos. ¿Te has tomado el tiempo para apreciar un poco el paisaje que está alrededor tuyo? Algunos se levantan al frente de una hermosa montaña a la cual ignoran con el tiempo. Otros, vivimos en un valle y añoramos las montañas alrededor nuestro. Pero, ¿por qué no disfrutar de la creación de Dios que está alrededor nuestro? Pueden ser palmeras, árboles frondosos o ríos casi en sequedad, pero todo esto sin lugar a duda habla de un Creador. No hay manera que las causalidades, explosiones o el tiempo haya gestionado por si mismo los paisajes tan hermosos que vemos alrededor del mundo.

Toma un tiempo para contemplar la creación y de la misma manera a Su Creador. Es una experiencia enriquecedora que te dará la perspectiva de lo grande que es nuestro Creador. La Biblia dice, “los cielos proclaman la gloria de Dios y el firmamento despliega la destreza de sus manos”, (Salmo 19:1, NTV).

Palabras

“Las palabras se las lleva el viento” dice un dicho. Pero la verdad es que hay palabras que siempre quedan grabadas en lo más profundo del corazón. Hay palabras que son como miel y endulzan nuestra vida, y hay otras que son tan amargas que nos hacen sentir, recordar y vivir atados sin poder ser libres.

Las palabras son ideas mentales expresadas y compartidas con los demás. Ellas expresan nuestra filosofía de vida y enuncian lo que verdaderamente está dentro de nuestros corazones. No se habla solo porque sí. Se habla porque hay algo que nos hace pronunciar dichas palabras. De hecho, la Palabra de Dios dice que, “de la abundancia del corazón habla la boca” (Mateo 12:34b).

Entonces, ¿cómo hablas? ¿qué compartes con otros? ¿cómo te defines y defines a los demás con tus palabras? Es más, ¿son tus palabras edificantes o cortantes? Nuestras palabras atan y desatan, bendicen o maldicen, animan o deprimen, libertan o esclavizan y edifican o destruyen. Entonces, ¿cómo puedes hablar mejor para vivir mejor? Te aseguro que cuando comiences a hablar de manera diferente, vivirás mucho mejor. La Biblia dice, “No empleen un lenguaje grosero ni ofensivo. Que todo lo que digan sea bueno y útil, a fin de que sus palabras resulten de estímulo para quienes las oigan”, (Efesios 4:29, NTV).

Muestras de Afecto

Una palabra, un gesto, un abrazo, una caricia y una expresión de cariño son necesarias para cada ser humano. Universidades prestigiosas a nivel mundial han conducido estudios sobre la importancia de “las muestra de afecto” para todos los seres humanos. Se ha concluido que las personas que comparten y reciben muestras de cariño gozan de una mejor salud integral.

Así que las muestras de afecto son necesarias para todo ser humano. Desde aquel que dice ser reservado y no querer muestras de cariño, hasta el que constantemente las muestra, todos, sin excepción alguna necesitamos de “muestras de afecto”. Entonces, ¿cómo muestras tu afecto? ¿Cómo puedes cultivar más las expresiones de cariño? Jesús fue un hombre emotivo. Él se rió, lloró, gozó y compartió con aquellos a los cuales amaba. Él también abrazó a los niños, tocó a los leprosos, sanó a los enfermos y dio vista a los ciegos. Estas eran expresiones de cariño aún más allá de lo que la cultura apreciaba. Y tú, ¿cómo muestras tu afecto? Nunca es tarde para comenzar. La Biblia dice, “Jesús extendió la mano y lo tocó. Sí quiero, dijo :¡Queda sano! Al instante, la lepra desapareció”, (Mateo 8:3, NTV).

Paso a Paso

¡Paso a paso! es una expresión muy común entre los latinos que significa, “poco a poco”. La cultura del “paso a paso” puede ser muy positiva cuando se trabaja con objetivos claros, paulatinos y obtenibles. Sin embargo, “el paso a paso” puede convertirse en una excusa para no alcanzar los objetivos, retrasar los procesos y no ser productivos.

Lo que si es seguro entre nosotros es que Dios trabaja poco a poco en nuestra vida. Somos “PP”: producto en proceso. Él orquesta eventos, relaciones y situaciones para trabajar en nuestra vida “poco a poco”. Las piezas maestras no salen de la noche a la mañana. Son más esbeltas cuando se trabajan “paso a paso”.

Estoy contento de saber que Dios aún no ha acabado conmigo. Él es paciente y sigue trabajando Su obra en mí. De la misma manera lo hace contigo. No te frustres si lo está haciendo “paso a paso”, de lo contrario no sería una obra maestra. Piensa en las cosas que estás haciendo poco a poco. Sé diligente y déjale lo demás a Dios. En cuanto a tu vida, no hay otra opción. El paso a paso y el producto en proceso son las maneras más efectivas de Dios al trabajar en nosotros. La Biblia dice, “y estoy persuadido de que Dios, quien comenzó la buena obra en ustedes, la continuará hasta que quede completamente terminada el día que Cristo Jesús vuelva”, (Filipenses 1:6, NTV).

No es una carrera, es una jornada

En el verano del 2002, tuve la oportunidad de asistir a la famosa carrera de las 500 millas de Indianapolis. Como Colombiano, sentí el orgullo de ver mi bandera entre sus ganadores con la foto de Juan Pablo Montoya quien había ganado la carrera recientemente.

Al observar el arranque de los carros de carreras, sus sonidos impetuosos y sus grandes hazañas para adelantarse uno al otro, me di cuenta de un principio fundamental, “Más que una carrera este evento era una jornada”. No se trataba solo de arrancar con las velocidades más altas y al frente de todos, se trataba de permanecer en la carrera. De todos los autos que iniciaron en la carrera, alrededor de un cuarto de ellos, no pudo culminar. Algunos se estrellaron, otros tuvieron fallas mecánicas, unos recibieron golpes inesperados sin poder llegar a la meta.

De la misma manera lo es en nuestra vida. No se trata de una carrera de velocidad sino de permanencia. Se debe aprender y disfrutar de la jornada antes para llegar a la meta. Las vueltas pueden ser muchas, los obstáculos pueden ser innumerables y las fallas incontables. Pero, lo importante es llegar a la meta. La pregunta es, ¿cómo estás corriendo la carrera de tu vida? La Biblia dice, “hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3:13-14, RV1960)

Nota Disonante

Recuerdo que cuando estaba pequeño, mis padres me llevaron al conservatorio para aprender a leer música y tocar algunos instrumentos. A través de los años, me enamoré con algunas piezas musicales, en especial, con aquellas que estaban llenas de notas disonantes. En términos musicales, los sostenidos y los bemoles, son notas que al parecer suenan un poco disonantes pero embellecen las piezas musicales más hermosas.

Así es nuestra vida. Esta llena de “notas disonantes” que si se tocan por sí mismas, no tendrán mucho sentido. Sin embargo, cuando son puestas en la pieza maestra del tiempo, le dan sentido a nuestra melodía, es decir, a nuestra historia. Los sostenidos y bemoles pueden ser la pérdida de un ser querido, una relación desafiante, una enfermedad terminal, un negocio que nunca se dio o un trabajo que no llegó. Pero, esas mismas notas disonantes son las que embellecen la melodía al ser tocada por los instrumentos indicados y en el tiempo oportuno. El escritor y director de nuestra vida sabe dónde se deben tocar y de qué manera se van a escuchar. Las notas disonantes por si mismas no hacen sentido, pero a través del tiempo y hacia el final de la pieza musical todo sonará perfectamente. La Biblia dice, “Mis pensamientos no se parecen en nada a sus pensamientos, y mis caminos están muy encima de lo que puedan imaginarse” (Isaías 55:8a, NTV)