Donde Quiera Que Vayas

Leí la siguiente frase que me llamó la atención en una sala de espera: “Vayas a donde vayas, no importa el clima, siempre lleva tu luz”. Me impactó porque alude a un principio fundamental para nuestro vivir: “No importa el lugar donde nos encontremos, ni las condiciones que enfrentemos, ni las personas que veamos, siempre podemos llevar con nosotros la luz que irradia todo nuestro ser”. Para los hijos de Dios, dicha luz se encuentra en Cristo. Él alumbra el todo de nuestro ser.

Así que vayamos donde vayamos siempre podemos llevar la luz de Jesús. Dicha luz alumbra mucho más en la oscuridad. La luz de Cristo no se apaga. Es siempre real y eterna. Aunque nosotros la podemos esconder, esa luz irradia todo nuestro ser. De modo que estés donde estés, la luz de Cristo siempre podrá guiarte por caminos oscuros, protegerte y animarte para seguir caminando en el caminar de la fe.

Recuerda que vayas donde vayas siempre llevas a Jesús. La Biblia dice en Génesis 28:15, “15 Además, yo estoy contigo y te protegeré dondequiera que vayas. Llegará el día en que te traeré de regreso a esta tierra. No te dejaré hasta que haya terminado de darte todo lo que te he prometido” (NTV).

En Las Manos Del Alfarero

¿Sabías algo? Dios todavía está escribiendo tu historia. No dejes que se apague tu fe por lo que todavía no has visto. Dios es especialista en tomar piezas de algo quebrado y hacer de ello una obra maestra. Aunque te duela, no te preocupes, es Dios trabajando en ti. Somos barro en las manos del alfarero. Una vez escuché otra frase que dice: “¿Te duele? No te preocupes, es Dios haciéndote de nuevo”.

Muchas veces nuestro Señor Jesús recoge lo que parecen ser escombros y los convierte en una pieza maestra. Por ejemplo, Él sanó al leproso que ya había sido excluido de la sociedad. Él perdonó a una adultera a quien estaban a punto de apedrear diciéndole: “Ve y no peques más”. Él habló con la samaritana la cual se convirtió en una evangelista entrañable. Él levantó al paralítico, le dio vista a los ciegos, liberó al endemoniado, resucitó a Lázaro de la tumba y les dio una oportunidad a Sus discípulos, quienes a los ojos del mundo, no parecían ser muy prometedores.

Dios es experto en hacernos útiles, en darle propósito a nuestras vidas y hacer de nosotros toda una pieza maestra. La Biblia dice en Isaías 64:8, “Y a pesar de todo, oh Señor, eres nuestro Padre; nosotros somos el barro y tú, el alfarero. Todos somos formados por tu mano” (NTV).

Afirmación

Las palabras de afirmación son de mucha importancia. Muchas veces afirmamos lo que es verdadero y también podemos afirmar contraproducentemente lo que es falso. Sin embargo, se ha comprobado que las palabras de afirmación construyen confianza, desarrollan firmeza y habilitan muchas destrezas. La afirmación es como un baluarte o un fundamento sólido sobre el cual se puede construir fácilmente. El ser humano que ha carecido de afirmación, suele ser inseguro, poseer baja autoestima y se le dificulta decidir rápidamente. 

Los psicólogos argumentan que las palabras de afirmación en los niños son vitales para la formación de su identidad. De la misma manera, los adultos necesitamos las palabras de afirmación como un propulsor o motor para seguir adelante, porque como dicen: “Donde la voluntad es grande, las dificultades no pueden ser tan grandes”. 

Por otro lado, el que no es afirmado, no puede afirmar nada de otros, buscará siempre sin hallar lo que busca, dudará con frecuencia y desconfiará de sí mismo. Si no has sido afirmado, recuerda que Dios siempre lo hará a través de Su Hijo Cristo. Él siempre afirmará tu caminar cuando vives para Él. La Biblia dice en Mateo 3:17, “Y una voz dijo desde el cielo: Este es mi Hijo muy amado, quien me da gran gozo” (NTV).

Sin Merecerlo

¿Has experimentado algo sin merecerlo? ¿Has recibido algo sin merecerlo? Por ejemplo, un regalo inesperado, un trato bueno de alguna persona aún cuando nosotros no lo hallamos hecho con ella, una sorpresa, etc. Creo que todos de alguna manera hemos sido recíprocos de algo que no merecíamos. Es más, todos los días recibimos pequeños gestos, algunas cosas y algunas circunstancias sin esperarlo y merecerlo. 

La mayor parte de las veces que recibimos algo sin merecerlo es porque la persona quien lo otorga ama el hacerlo o nos ama a nosotros. El amor es el antídoto del egoísmo. El amor es el propulsor para hacer cosas sin esperar nada a cambio y ofrecer desinteresadamente mucho de nuestro ser para los que están alrededor nuestro. 

Medita en las cosas que tienes o has recibido sin merecerlo y examina como tú puedes hacer lo mismo por los demás. Por ahí alguien dijo que si el ser humano ofreciera de si mismo desinteresadamente, el mundo sería totalmente diferente. La realidad más grande es que Dios nos ha amado con un amor exorbitante y extravagante sin merecerlo. El envío a Su Hijo para vivir una vida perfecta, morir por nuestras faltas y darnos la oportunidad de una vida eterna y en plenitud. Sin merecerlo te amó, te escogió y tiene grandes propósitos para ti. Y tú, ¿cómo respondes a este amor inmerecido?   La Biblia dice en 1 Juan 4:10, “ En esto consiste el amor verdadero: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como sacrificio para quitar nuestros pecados” (NTV)  

Cambios Personales

Una vez escuché una frase que me puso a pensar que dice: “Una persona cambia por dos razones: Porque aprendió demasiado o porque sufrió lo suficiente”. Creo que este mensaje no está nada descabellado ya que usualmente cambiamos por conocimiento, por decisión propia o por las circunstancias que atravesamos en nuestro diario vivir. Aunque no nos gusten los cambios, la vida misma se encarga de hacernos cambiar voluntaria o involuntariamente. 

Los cambios personales son un ejemplo de esto. Puedes seguir siendo la misma persona de siempre, pero las experiencias, el conocimiento y las situaciones del diario vivir, nos enseñan ricas y gratas lecciones. Es más, Dios desea que poco a poco vayamos cambiando para bien en nuestro crecimiento espiritual. Él desea que pasemos de le inmadurez a la madurez. Él desea que seamos moldeados para ser cada vez mejor y para que hagamos Su voluntad. 

De modo que si batallas con aquello de los cambios, solo piensa que en las manos de Dios todos los cambios obran para bien. Él desea que seas la pieza perfecta que encaja en el diseño y en los grandiosos propósitos que ha trazado para ti. Entonces, ¿dejarás que Él te cambie para bien? La Biblia dice en 2 Corintios 3:18, “Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor” (RV1960).

Una Buena Sacudida

¿Has experimentado una sacudida? Bien sea en un barco, un terremoto, un accidente automovilístico, etc. En fin, son esos momentos que no esperas, pero la sacudida llega inesperadamente y sorpresivamente. Los grandes cambios siempre vienen acompañados de una fuerte sacudida. Si queremos que todo siga como está, sería necesario el cambio, porque aunque pensemos que no hay cambios, todo en este mundo es cambiante. 

¿Qué decir de los momentos donde tenemos una sacudida física o emocional? Es decir, una enfermedad inesperada o una situación emocional no deseada. Son esos momentos donde parece que todo se encuentra estable y de repente se sacude todo de una manera impresionante. Muchas veces esas sacudidas producen grietas, escombros y parece que todo se ha derribado o terminado. Sin embargo, no es el fin del mundo, puede ser el comienzo de uno nuevo. 

Muchas veces una buena sacudida es necesaria para recordarnos que estamos vivos, que no tenemos control de todo y que de vez en cuando una estremecida es necesaria para despertarnos, animarnos y desafiarnos. Como dijo Steve Jobs: “Cada día me miro en el espejo y me pregunto: Si fue hoy fuese el último día de mi vida, ¿querría hacer lo que voy a hacer hoy? Si la respuesta es no, sé que necesito cambiar algo”. La Biblia dice en Ezequiel 36:26, “26 Les daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de ustedes. Les quitaré ese terco corazón de piedra y les daré un corazón tierno y receptivo” (NTV).

¿Qué Clase De Semilla Siembras?

Por algún tiempo mi familia y yo guardamos algunas semillas que habíamos comprado para sembrarlas cuando se presentara la oportunidad. Un día, me dio por comprar la matera donde sembrarlas y llegué emocionado a emprender la siembra con mis hijos. Así que abrimos las bolsas de tierra, las depositamos en la matera y esparcimos las semillas sembrándolas rápidamente.

Después de regar las semillas diariamente por unas semanas, mi esposa nos preguntó qué habíamos sembrado. De todas las semillas que teníamos, no pudimos recordar con precisión las que habíamos sembrado. Así que poco a poco nos estamos dando cuenta qué fue lo que realmente sembramos. 

Así nos pasa muchas veces en la vida. Quizá no recordemos con precisión todo lo que hemos sembrado, pero si nos daremos cuenta con el tiempo cuál será el fruto de nuestra siembra. No hay manera que sembremos una semilla y se produzca un fruto diferente. Esto iría en contra de las leyes de la naturaleza humana y también aplica en las leyes espirituales. La pregunta que surge es, ¿qué estamos sembrando hoy para recoger mañana? . En otras palabras, “recogemos lo que sembramos”. La Biblia dice, “No se dejen engañar: nadie puede burlarse de la justicia de Dios. Siempre se cosecha lo que se siembra”, (Gálatas 6:7, NTV).

Que Tú Amor No Se Aparte De Nosotros

Una de las oraciones matutinas de San Agustín dice lo siguiente: “Al comenzar un nuevo día, te alabamos Señor, por tu infinita misericordia, por un día más que nos regalas la vida, el aire y el sol. Permítenos caminar hoy en tu presencia, líbranos de todos los males y haz que seamos de provecho y ayuda para todos los que nos rodean. Con toda la creación, esta mañana te alabamos y te pedimos que tu amor no se aparte nunca de nosotros. Por Jesucristo nuestro Señor, amén”.

Me llamó la atención que esta oración incluye una frase que debe estar todas nuestras oraciones: “Que tu amor nunca se aparte de nosotros”. Debemos pedir de esa manera, ya que nuestro amor humano tiende a agotarse, frustrarse y a condicionarse. En cambio, el amor de Dios es paciente, inquebrantable, inmensurable e incondicional. La Palabra de Dios dice que “Él es amor”. Él no contiene pequeñas dosis de amor, sino que es amor en Su misma esencia. De modo que si hay alguien que nos puede proveer de dicho amor duradero es Dios.

¿Deseas experimentar Su amor? ¿Deseas refugiarte en Su amor y vivir bajo Su inmensurable perdón? Él desea darte de Su amor, ¿lo dejarás obrar hoy? La Biblia dice en 1 Juan 4:8, “ 8 pero el que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor” (NTV)  

No Es Como Parece

“No todo es como parece”. Las apariencias engañan y no todo lo que brilla es oro. Estas son frases que nos muestran la realidad de la vida en la cual lidiamos con múltiples apariencias las cuales nos confunden, desaniman y hasta nos tienden a cambiar de dirección. 

Usamos la frase para hablar aparentemente de una dicha suposición. Sin embargo, vivimos en un mundo lleno de suposiciones. Somos prontos para juzgar a otros en base a lo que nuestros ojos pueden ver. Tratamos de adelantarnos a formular conceptos erróneos en base a suposiciones que nos empañan la visión para poder ver mejor.  
Debemos recordar que no todo es como parece y como se ve. Las apariencias de verdad engañan y más engañará a quien sólo se fije en ellas. Recordemos que las cosas buenas salen del corazón y que la esencia de una persona se percibe por sus acciones y se sienten con el alma. La Biblia dice en Juan 7:24, “ No juzguen por las apariencias; juzguen con justicia” (NVI)  

Atravesando Dificultades

¿Atraviesas dificultades en este momento? Tal vez estás experimentando una prueba tan intensa que te preguntas si será posible sobrevivir. Cualquiera que sea la fuente de nuestra adversidad, el apóstol Pedro nos ofrece una perspectiva clara para ayudarnos a recuperar la esperanza y el gozo. Nos recuerda que Dios nos ha reservado una herencia en el cielo, que es imperecedera, pura y eterna (1 Pedro 1:3-5). Si hemos puesto nuestras esperanzas en esta vida, las pruebas seguirán llevándonos a la desesperanza. En segundo lugar, Dios tiene el control de nuestras pruebas. Nada nos llega por azar. Nuestro Padre amoroso se asegura de que nuestras tribulaciones logren su propósito especial para cada uno de Sus hijos. Él es soberano sobre toda adversidad, incluida su duración, que es “por un poco de tiempo” en comparación con la eternidad (1 Pedro 1:6).

Por otro lado, Dios usa las pruebas para fortalecer nuestra fe. Pasar por el sufrimiento y permanecer fiel a Cristo es un testimonio para los demás de nuestra salvación. Finalmente, cada prueba hace más fuerte nuestra fe. La Biblia dice en 1 Pedro 1:7 , “7 Estas pruebas demostrarán que su fe es auténtica. Está siendo probada de la misma manera que el fuego prueba y purifica el oro, aunque la fe de ustedes es mucho más preciosa que el mismo oro. Entonces su fe, al permanecer firme en tantas pruebas, les traerá mucha alabanza, gloria y honra en el día que Jesucristo sea revelado a todo el mundo” (NTV).