Saber, Esperar Y Creer

“Las cosas buenas vienen a los que saben esperar. Las mejores a los que no se rinden y luchan y las grandes bendiciones son para los que creen”. Me encanta esta frase porque comprende tres verbos esenciales para vivir que son: saber, esperar y creer. Los tres son necesarios porque el conocimiento nos ayuda a creer para en su efecto poder esperar. Además, el saber esperar es clave en nuestra vida. Sin embargo, es difícil esperar porque va en contra de la cultura actual. 

Nos gusta tener todo lo más pronto posible. No queremos esperar en la fila, no queremos esperar en el carro, no queremos esperar para subirnos a un avión. En fin, no nos gusta esperar. Es más, entre más estatus tengas, menos tienes que esperar. ¿Y qué decir del saber? Dicen que el conocimiento es poder, pero no todo el que sabe algo puede compartirlo y experimentarlo con los demás. El saber más no garantiza el éxito. Porque entre más sabemos nos damos cuenta que no sabemos mucho y que hay mucho más por aprender.

Pero el creer trasciende aun más que el esperar y el saber. El creer nos motiva, nos desafía y se vuelve en la misma razón por la cual podemos esperar. No solo debemos “saber” sino “creer” para poder “esperar”. La Biblia dice en 2 Corintios 5:7, “Vivimos por fe, no por vista”, (NVI).

Los Años No Pasan En Vano

Solo basta mirar algunas de nuestras fotos de años atrás para llegar a la conclusión de que “los años no pasan en vano”. Algunos se miran y jocosamente se burlan de sí mismos diciendo cosas como: este era yo cuando tenía cabello, este soy yo con unos kilos menos o esta soy yo sin arrugas y con un cuerpo escultural. Sin embargo, queramos o no, como dice el dicho: el tiempo nos pasa la factura de cobro. En otras palabras, lo que no cuidamos o invertimos en nuestra vida hoy en día, nos será cobrado con intereses a nivel personal, familiar, profesional y espiritual. Entonces, ¿qué debemos hacer?

Primero, valorar al máximo cada día que Dios nos da. Segundo, administrar nuestro tiempo, talento y tesoro porque éstos son los que nos ayudarán para que nuestros años no pasen en vano. Por último, debemos entregar cada día a Dios. Él se encargará de que cada día cobre significado en Sus planes para nosotros.

Abraza tus canas, arrugas, libras de más y muchas cosas que vienen con los años. Son una muestra de la gracia, amor y misericordia de Dios para ti. Puedes decir, “hasta aquí me ha ayudado Dios”. Pero mira con fe hacia delante y confía en Dios en los días por venir. La Biblia dice, “Entrega al Señor todo lo que haces; confía en él, y él te ayudará” (Salmo 37:5, NTV).

Sediento

¿Has estado en momentos donde tienes mucha sed? Usualmente, son esos momentos donde el calor y la humedad se unen para producir una sed impresionante e indescriptible. Una persona sedienta es aquella que tiene mucha necesidad de hidratación. En repetidas ocasiones, dicha sed se sacia solo al tomar agua, pero otras ocasiones, parece ser insaciable. Como dice una frase: “Mientras el sediento busca agua, el agua también está buscando al sediento”. Esta sería la descripción de la sed física, pero, ¿qué de la sed emocional y espiritual?

Hay personas que están sedientas de amor, compañía, paz, fuerzas, fe, esperanza, etc. Hay personas que tratan de saciar su sed emocional con hábitos nocivos como con vicios o con relaciones que suelen ser tóxicas. Su sed también puede llevarlos a la codicia, a la avaricia y a la envidia. Lo más impresionante es que la sed emocional no se sacia fácilmente. Hay personas que parecen tenerlo todo, pero actúan como si no lo tuvieran. Sus ansias y sed por más, los hace actuar de maneras muy inusuales e irracionales. 

La Palabra de Dios se refiere una y otra vez a un tipo de sed y esta es la sed espiritual. Aunque puedas saciar tu sed física y emocional, si no has saciado tu sed espiritual, deambularás tratando una y otra cosa hasta encontrar el agua de vida en Jesús. La Biblia dice en Juan 7:37b-38, “—¡Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba! 38 De aquel que cree en mí, como dice la Escritura, brotarán ríos de agua viva” (NTV).

Pies

Una frase común dice: “Mantén los ojos en las estrellas y los pies en la tierra”. Esta expresión “pies en la tierra” es usada constantemente para hacernos comprender que debemos ser realistas aunque tengamos gran optimismo y fe. Tener los pies sobre la tierra significa sopesar cada una de las situaciones que nos están pasando, evaluar con claridad cada una de nuestras posibilidades y no dejar que el orgullo nos enceguece o nos haga pensar algo que no es una realidad. 

Pies sobre la tierra también significa que tenemos un sentido de responsabilidad. Como escuché el otro día en una conferencia para padres donde decían: “Si usted quiere que sus hijos tengan los pies sobre la tierra, colóqueles alguna responsabilidad sobre los hombros”. No se puede pretender que las personas serán responsables, sino aprenden desde pequeños a desarrollar un sentido de responsabilidad porque como dicen por ahí: “No se trata de tener el mundo a tus pies, sino dejar una huella en todo el mundo”. 

Medita por unos momentos en dónde estás pisando y qué huella estás dejando. Cuáles pasos estás dando en las decisiones que estas tomando. De la misma manera, ¿cómo estás siendo de bendición a otros? La Biblia dice en Romanos 10:15, “15 ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: !!Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!” (RV1960).

Mi Copa

¿Has visto una copa rebosante? Son aquellas copas que están llenas y se derrama el líquido desbordándose por encima de ellas. Usualmente sucede con bebidas que tienen gas, el cual las hace rebosantes. En lo particular me gusta ver los vasos rebosantes. No me gusta ver los vasos o copas a medias. Las cosas a medias no funcionan igual. Dios quiere que seamos rebosantes. Él no desea llenarnos a medias. Él desea llenarnos completamente. El ser lleno del Espíritu es ser controlado por Dios en nuestro caminar de la fe.

No se habla de una llenura como la de un vaso, sino del control del vaso, es decir, de nuestra vida. Sin embargo, en una manera más práctica ¿de qué cosas deseas que Dios llene en tu vida? ¿cuáles son los vacíos que Él puede llenar? ¿cuáles son las áreas que Él puede suplir? Él desea que estemos llenos, completos y felices. Él desea que nuestro corazón sea saciado por Él, que nuestras acciones sean controladas por Él y que confiemos nuestro presente y nuestro futuro en Sus manos.

De modo que, Dios desea llenarte con Su amor, con Su bondad y con todo lo que emana de Su ser. La pregunta es ¿te dejarás llenar por Él? La Biblia dice en el Salmo 23:5, “Dispones ante mí un banquete en presencia de mis enemigos. Has ungido con perfume mi cabeza; has llenado mi copa a rebosar. (NVI).

Examen

¿Has pasado un examen que no pensabas pasar o has perdido uno que sí estabas seguro de pasar? La vida está llena de exámenes. Algunos de ellos son fáciles, pero otros, diría yo en su mayoría, se presentan para hacernos crecer, desafiarnos y enseñarnos. Hay exámenes de índole académico. Estos, aunque tienen diferentes grados de dificultad son los más fáciles. Otros, son de índole relacional los cuales son aún más difíciles. Qué decir de aquellos exámenes físicos donde muchas veces nos encuentran niveles desproporcionados en nuestra salud teniendo que hacer cambios drásticos para mejorar rápidamente, porque de no ser así, iríamos rumbo a la cama de un hospital o a una cirugía no deseada en cuestión de poco tiempo. 

Pero ¿qué decir de nuestro examen espiritual? ¿Cuándo fue la última vez que pasaste por uno de estos? ¿Hace cuando no meditas en cómo está tu vida espiritual? La Palabra de Dios está llena de ejemplos de personas que ignoraron el pasar por un examen en su vida espiritual y cuando lo quisieron hacer, ya estaban enfrentando las consecuencias de sus decisiones, especialmente cuando se habían apartado de Dios. ¿Por qué esperar hasta ese extremo? Lo puedes hacer hoy. 

Lo más interesante es que Dios desea que te hagas estas preguntas y que regreses a una comunión con Él si no lo estás haciendo. Siempre hay campo para mejorar y para vivir una vida espiritual más plena. La Biblia dice en el Salmo 139:23, “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos ” (RV1960).

Puro Cuento

“Eso es puro cuento”. Esta es una expresión que usamos en mi país natal Colombia cuando no creemos una versión de algo o sabemos que la persona que nos está hablando dice muchas mentiras. Otras veces, sacamos conclusiones a “priori”, desacreditando la información y rápidamente decimos: “Eso es puro cuento”. Pero ¿es en realidad puro cuento? ¿qué tal si es verdad? ¿por qué juzgamos tan fácilmente?

La tendencia natural del ser humano es a ser críticos, desconfiados y mentirosos. Sin embargo, también debemos cultivar la verdad de la Palabra de Dios en nuestras vidas. No todo es “puro cuento”. A veces sí es verdad. Dios puede sorprendernos con el cambio de una persona o de una situación. Dios aún hace milagros y puede transformar cosas que parecen imposibles. Dios actúa con poder y libertad en medio de nosotros. 

Déja atrás la incredulidad, el espíritu crítico y tu propensidad a juzgar en primer lugar. Dios es el único que juzga y quién tiene un criterio puro para poder emitirlo hacia los demás. Decide vivir en la libertad que Cristo otorga. La Biblia dice en Romanos 2:1, “Por tanto, no tienes excusa tú, quienquiera que seas, cuando juzgas a los demás, pues al juzgar a otros te condenas a ti mismo, ya que practicas las mismas cosas” (NTV).

Tratar y Tratar

“Trato y trato” y no logro alcanzar lo que quiero. El tratar una y otra vez es parte de esencial para poder desarrollar la persistencia en el ser humano. Abraham Lincoln fue sin duda muy persistente. A los 21 años, falló en los negocios; a los 26 tuvo que superar la muerte de su novia; a los 27 tuvo un ataque fuerte de nervios, perdió la contienda por el congreso a los 34 años y las elecciones para el senado a los 45. A los 47 intentó convertirse en vicepresidente, a los 49 perdió nuevamente las elecciones para el senado, pero finalmente a los 52 años se convirtió en el presidente de los Estados Unidos. 

¿Cuántas veces has tratado una y otra vez y has desistido por no haberlo alcanzado? Creo que más de una vez. Sin embargo, las cosas que valen la pena no resultan de la noche a la mañana. Hay que “perseverar”, porque como dice el dicho, “el que persevera, alcanza”. Así que no te canses de tratar una y otra vez. Aprende el principio de la persistencia, pídele a Dios dirección y sabiduría y lograrás lo que Él tiene preparado para ti.
La Biblia dice, “Bienaventurado el hombre que persevera bajo la prueba, porque una vez que ha sido aprobado, recibirá la corona de la vida que el Señor ha prometido a los que le aman (Santiago 1:12, LBLA).

Provisión

¿Te has sorprendido por la provisión sobrenatural de algo en tu vida? ¿Te has quedado anonadado(a) por la manera como Dios te ha provisto cuando menos lo esperabas? ¿De qué manera has recibido la provisión de Dios? ¿De qué manera ha movido Dios a las personas para obrar a favor tuyo?

Jesús conoce nuestras necesidades. La Biblia relata la historia de que en una ocasión la multitud había estado con Él por tres días y tenían hambre. Él conocía las necesidades que tenían por el tiempo que habían estado con en camino con Él. Jesús conoce exactamente las necesidades individuales que tenemos. Él conoce cada detalle de nuestra vida y nada le es oculto. Tenemos periodos de necesidad material que Dios conoce. Él no es ajeno a nuestras necesidades físicas, emocionales o espirituales. Él siempre provee. La palabra provee, viene de la raíz de prever, es decir, de ver antes de que suceda. Dios “ve antes” todas nuestras necesidades y las suplirá en su debido tiempo.

La Biblia dice, “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”, (Filipenses 4:19, RV1960).

Mar Adentro

“Hay lecciones que Jesús no enseña en la orilla de la tranquilidad, sino en las tormentas mar adentro”. Bien dice el dicho: “Después de la tormenta llega la calma”. Las tormentas suelen ser estruendosas, escrupulosas y escandalosas. En sí, una tormenta es un fenómeno caracterizado por la coexistencia de dos o más masas de aire de diferentes temperaturas. Dicho contraste desemboca una inestabilidad caracterizada por lluvias, vientos, relámpagos, rayos y otros fenómenos meteorológicos. 

Las tormentas en el mar parecen acentuarse aún más. Las grandes olas impetuosas parecen desestabilizar las embarcaciones, pero los marineros saben como soportar las olas y mantener la embarcación a salvo. De la misma manera ocurre en nuestra vida. Las tormentas pueden ser enfermedades, problemas relacionales o financieros, noticias inesperadas, en fin, un cúmulo de más de dos factores que acrecientan los niveles de estrés en nuestras vidas. 

Sin embargo, al pasar por estas tormentas debemos recordar unas cosas muy importantes: todas las tormentas son temporales, los grandes vientos no tienen porqué derrumbarnos en las tormentas, siempre habrá algo que aprender en cada tormenta y el capitán de nuestra embarcación, Jesús, nos puede mantener a salvo. La Biblia dice en Job 11:17-18, “Tu vida será más radiante que el sol de mediodía, y la oscuridad será como el amanecer.18 Vivirás tranquilo, porque hay esperanza; estarás protegido y dormirás confiado” (NTV).