La Serenidad

La famosa oración de la serenidad comparte unas verdades muy grandes al decir: “Dios, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las cosas que puedo cambiar y la sabiduría para conocer la diferencia”. ¡Qué oración tan sencilla y a su vez tan profunda!

Todos los días necesitamos pedirle a Dios que nos ayude a aceptar aquellas cosas que no podemos cambiar. Es importante reconocer que las cosas no siempre saldrán como planeamos, que las personas no responderán como pensamos y que no cambiarán como esperábamos. La realidad es que el mundo es desafiante y las personas al igual que los sucesos también lo serán. 
Pedir serenidad a Dios puede ser una clave para vivir cada día mucho mejor. La serenidad está definida como “el valor de mantener la calma en medio de la dificultad” (RAE). ¿Necesitas de más calma en tu vida? Creo, que sin lugar a duda, todos la necesitamos. Por eso, hoy debemos pedirle a Dios serenidad, mañana también, al igual que los días por venir. Él nos la desea proporcionar.  La Biblia dice en Juan 14:27,Les dejo un regalo: paz en la mente y en el corazón. Y la paz que yo doy es un regalo que el mundo no puede dar. Así que no se angustien ni tengan miedo”. (NTV) 

Llegar antes o llegar a tiempo

Un día como de rutina lo hago llevando a mi hija al colegio, ella me dijo: “papá, déjame en el otro lado para no caminar más ya que llegamos antes”. Yo le respondí: “Hay una diferencia entre llegar antes o llegar a tiempo, hoy llegamos a tiempo”. Sin embargo, como tenía unos minutos extras, la dejé al frente, ya que estamos constantemente corriendo debido al tráfico del área metropolitana donde vivimos. 

¿Cuántas veces andamos corriendo, tratando de llegar a tiempo para cumplir con los compromisos que tenemos a diario? ¿Cuántas veces aunque corramos, no podemos llegar a tiempo? ¿Cuántas veces logramos llegar antes? Esta es una lucha constante, pero podemos crear disciplinas que nos permitan hacerlo. Sin embargo, ¿qué decir de las cosas que no llegan a tiempo? ¿Qué tal de las cosas que esperamos, esperamos y esperamos y nunca parecen llegar?  
Nuestra vida está llena de estas cosas esperadas. Pocas cosas llegan antes del tiempo esperado y otros pocas al tiempo indicado. Sin embargo, nuestra labor es ser diligentes al manejar bien nuestros tiempos, porque a su debido tiempo, segaremos tanto lo que hemos sembrado, como lo que por gracia recogeremos.  Así que, no te desesperes, sólo esfuérzate, pero a la vez, confía y descansa en el Señor. Él siempre llega a tiempo. La Biblia dice en Gálatas 6:9, “Así que no nos cansemos de hacer el bien. A su debido tiempo, cosecharemos numerosas bendiciones si no nos damos por vencidos.”. (NTV)  

Desganados O Sin Ganas

¿Cuántas veces te has sentido desganado(a)? Es decir, sin ganas. Como bien escuché el otro día: “Sabes que algo anda mal cuando sientes cansancio del que no se cura ni durmiendo”. Cuando esto nos pasa, ¿qué debemos hacer?

Lo primero es reconocer cuál es nuestro estado en nuestra vida física, emocional y espiritual. A veces no nos tomamos el tiempo para detenernos y evaluar lo que esté pasándonos. El activismo nos consume y con este, el deseo de seguir hacia adelante.

También debemos tomar un tiempo para detenernos, evaluar e identificar las áreas de nuestra vida que pueden estar drenando nuestras fuerzas. Después de identificarlas es necesario hacer algo al respecto, porque conocimiento sin acción no produce ninguna reacción. En otras palabras, hay que hacer algo al respecto. Comenzar paso a paso al hacer lo necesario para que nuestras ganas regresen paulatinamente. 
Como seres cambiantes, mucho puede depender de nuestro ánimo, pero debemos tener cuidado de no ignorar nuestra salud integral. Dios nos dará la sabiduría y las fuerzas. La Biblia dice en Isaías 41:10,No tengas miedo, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te daré fuerzas y te ayudaré; te sostendré con mi mano derecha victoriosa”. (NTV)

Tengo un Dios que todo lo puede

Hay un canto vallenato de una agrupación cristiana llamada, Los hijos del Rey, que se titula: “Tengo un Dios que todo lo puede.” El otro día en camino a llevar a mi hija a la escuela, le dije que la pusiera. Me recordó el siguiente mensaje con el sabor vallenato y pegajoso: “Tengo un Dios que todo lo puede y me da todo lo que le pida”. Esto es verdad. Mi Dios todo lo puede y me puede dar todo lo que le pida de acuerdo con Su voluntad. 

La omnipotencia de Dios es uno de Sus atributos más grandes. Dios tiene dominio y control sobre toda Su creación. No hay nada que le quede grande a Él y nada que se salga de Sus manos. Él es poderosísimo. Su poder lo puede todo. De modo que podemos confiadamente clamar, interceder y esperar en la voluntad de Dios. También, Él puede concedernos lo que le pidamos. Lo único es que Dios concederá las peticiones de nuestro corazón que están en acuerdo con Su voluntad y no en base a nuestros caprichos o intereses personales. 
Dios quiere lo mejor para nosotros y desea que sorprendernos con Su gran poder cuando clamamos a Él. ¿Crees en Su poder y pides para que obre de acuerdo con Su voluntad? Clama, búscale y le hallarás. La Biblia dice en 1 Juan 5:14, “Esta es la confianza que tenemos delante de Él, que si pedimos cualquier cosa conforme a Su voluntad, Él nos oye. (NBLA)  

La Edad y la Vida

Un día escuché una frase que me dejó pensando y dice: “La edad se calcula en minutos, pero la vida se calcula en momentos”. Esta es una gran verdad. Tratamos de vivir nuestra vida por el tiempo que asignamos a cada cosa. Andamos corriendo para aquí y para allá con todo lo que tenemos que hacer. La lista de tareas parece ser interminable y los quehaceres parecen nunca acabar. Nos concentramos en los minutos, en las horas y en la productividad de nuestros días. 

Sin embargo, nuestro enfoque debe ser diferente. Nos debemos concentrar en vivir cada momento en plenitud. Nos debemos enfocar en hacer memorias con los seres más queridos en lugar de pasar por desapercibidos los momentos más importantes por la premura de los minutos menos relevantes. ¿Cómo podemos hacerlo? En primer lugar, debemos cambiar nuestro enfoque. Debemos vivir la vida construyendo en cada momento que tengamos en lugar de calcular los minutos que tengamos.
El tiempo no regresa, pero los momentos más preciados, nos dejarán marcados por el resto de nuestras vidas. Así que, disfruta e invierte en cada momento y tu perspectiva de vida cambiará radicalmente. La Biblia dice en el Salmo 39:4,Señor, recuérdame lo breve que será mi tiempo sobre la tierra. Recuérdame que mis días están contados, ¡y cuán fugaz es mi vida!” (NTV)  

Levantarnos

¿Cuántas veces nos hemos caído? Probablemente nos hemos caído una y otra vez en nuestra vida. Desde pequeños, al aprender a caminar, nos comenzamos a caer al solo dar nuestros primeros pasos. Sin embargo, parece ser que al crecer, la realidad sigue siendo en parte la misma. Nos caemos una y otra vez, pero tenemos que aprender a levantarnos una y otra vez. 
Como dijo el filósofo y controversial Confucio: “Nuestra mayor gloria no está en no caer nunca, sino en levantarnos cada vez que caemos”. Sí. La pregunta no es si caeremos, la pregunta es qué vamos a hacer cuando nos caemos. Su respuesta rápida debe ser: “Tratar de levantarnos lo más rápido que podamos”. Cuando hemos caído hay una mirada que es clave y es la mirada hacia arriba. En este ámbito, nuestra mirada hacia arriba es mirar a nuestro Padre Celestial. Él es quien nos podrá levantar del foso donde hayamos caído. No hay caída que le sorprenda a Dios y de la cual no nos pueda rescatar. Sólo debemos mirar a Él, creer en Él y confiar de que todo saldrá muy bien. Recordemos que los más grandes han caído en múltiples ocasiones, pero se han levantado y sobre todo los creyentes por el poder de Dios. Él se perfecciona en nuestra debilidad. La Biblia dice en Proverbios 24:16, “Los justos podrán tropezar siete veces, pero volverán a levantarse. En cambio, basta una sola calamidad para derribar al perverso.” (NTV)  

Hay Que Reírse Un Poco Más

La risa es contagiosa e impregna con alegría cada esfera de la vida. Usualmente sabemos que el reír como el llorar son parte esencial de nuestra existencia. Alguien dijo que el día más desaprovechado de todos los días es aquel en que no nos hemos reído. El reír ha demostrado ser terapéutico, médicamente recomendado, emocionalmente encomendado y espiritualmente alentado. 

La risa es una expresión externa y está directamente conectada con nuestras emociones. La risa nos mantiene más sobrios que el enojo y se convierte como el sol que ahuyenta el frío en el invierno de nuestro rostro. La risa es un buen comienzo, un buen hábito para el presente y una práctica para toda amistad. La risa como dice un dicho: “es la distancia más corta entre dos personas”. Otro bien dijo que “Dios creó el amor a primera risa”. ¡Eso me hizo reír!

El punto es que en repetidas ocasiones pasamos más tiempo quejándonos, enojándonos, amargándonos por cosas que de verdad, no valen la pena. Si adoptáramos el hábito de reír más, nuestra vida cobraría un mejor sentido y una mejor perspectiva. ¡No esperes, porque el tiempo vuela y podrás llegar a arrepentirte! Así que, tenemos que reírnos un poco más. La Biblia dice en Proverbios 17:22,El corazón alegre es una buena medicina, pero el espíritu quebrantado consume las fuerzas” (NTV)    

Dejando El Pasado

Hay personas que viven en el pasado y parecen alimentarse cada día del ayer. Muchos sueñan con el ayer, añoran el ayer y parecen vivir de los recuerdos, aunque eso es humanamente imposible. Las personas que se concentran en el ayer no pueden experimentar los beneficios del hoy y mucho menos prepararse diligentemente para un buen mañana, porque “no podemos avanzar hacia el futuro cuando tenemos un pie en el ayer”. 

El tener una mano en el ayer y otra tratando de luchar en el presente, representa en sí un conflicto constante y muy desafiante. No se puede mirar con enfoque hacia adelante cuando repetidamente se mira hacia atrás. No se puede trabajar diligentemente en el presente cuando no se ha trabajado con perdonar, limpiar y abandonar las ataduras del pasado. El pasado es entonces un maestro que te enseña las mejores lecciones, es el consejero que te alienta a emprender de mejor manera, es el espejo que te hace ver las imperfecciones, pero también las enseñanzas más gratas de tus errores. El pasado es el amigo de quien lo consulta y el enemigo de quien vive esclavizado a él. 
De modo que, “aprende de tu pasado, adopta los desafíos de tu presente y emprende con fuerza la carreta que tienes por delante”. ¡Dios te ayudará! La Biblia dice en Lucas 9:62, 62 Jesús le dijo: El que pone la mano en el arado y luego mira atrás no es apto para el reino de Dios” (NTV)

Asumir Los Errores

“Tu vida no cambiará hasta que asumas tus errores del pasado y decidas cambiarlos”. La vida tiene buenos y malos momentos, pero a las personas nos cuesta aceptar que no siempre nos salgan las cosas como deseamos. Sin embargo, las experiencias negativas y los fracasos, son oportunidades para aprender y crecer como personas. Nadie consigue llegar al éxito sin haberse caído alguna vez por el camino.

No aprender de los errores es negativo para nuestro bienestar. Vivir del pasado es un grave error que debemos evitar y el peor error es tirar la toalla a mitad del camino. Equivocarse puede doler, pero crecer significa cometer errores y sobrepasar el dolor. Sin embargo, cuando nos caemos es necesario levantarse y seguir adelante. Como dicen por ahí: “Cada fracaso es una oportunidad para crecer”. Los errores a menudo suelen ser los buenos maestros del éxito.

Por otro lado, la experiencia es el nombre que todo el mundo le da a sus errores. Debemos orar que Dios convierta nuestros peores errores en peldaños hacia la victoria. En conclusión, intentar evitar errores es el error más grande de todos. La Biblia dice en Isaías 43: 18-19, “ Olviden las cosas de antaño; ya no vivan en el pasado. ¡Voy a hacer algo nuevo! Ya está sucediendo, ¿no se dan cuenta?
Estoy abriendo un camino en el desierto, y ríos en lugares desolados” (NTV).

Cuidado

¿Cuántas veces vemos el anuncio que dice: “cuidado”? Dicho anuncio funciona como una advertencia en muchas instancias en la vida. Por ejemplo, desde pequeños escuchamos frases como: “cuidado con lo que haces”, o “cuidado con las malas compañías porque estas corrompen”. Nuestros padres nos enseñan el tener cuidado con lo que decimos y hacemos. En otras ocasiones se nos ha dicho que debemos cuidar lo que tenemos y también a quienes tenemos alrededor nuestro.

Hay personas que no tienen cuidado de las cosas o de sus relaciones. ¿Por qué? Porque ni siquiera pueden cuidarse a sí mismas. Spencer Johnson dijo: “Cuanto más cuido de mí mismo, menos resentimiento e irritación tengo y más cariñoso me muestro hacia los demás”. Cuando no cuidamos de nosotros mismos, entonces exigimos a otros que hagan lo que solo nosotros podemos hacer.

De modo que ejercita el “cuidado” en todas las áreas de tu vida. Cuida tu relación con Dios y con los demás. Cuida tu tiempo, tus tesoros y tus talentos. Cuida las relaciones más preciadas, pero sobre todo, cuídate a ti mismo, porque si no lo haces, no podrás cuidar a nadie más. La Biblia dice en Efesios 5:15-16 “15 Así que tengan cuidado de cómo viven. No vivan como necios sino como sabios. 16 Saquen el mayor provecho de cada oportunidad en estos días malos”, (NTV).