Te Caes

Estoy seguro que has visto a los bebés tratando de dar sus primeros pasos. Al principio dan uno o dos pasos y se caen. Poco a poco van tomando confianza y fuerza comenzando a caminar, explorar y hasta hacer una que otra travesura. Los padres usualmente al ver el peligro de los intrépidos niños les advierten diciendo: “Te caes”. En otras palabras, “te vas a caer”. La mayor parte del tiempo los niños no prestan atención a dicha advertencia e ignoran a sus padres resultando en el piso pidiendo ayuda con algún grito o llorido. Las palabras que se escuchan de los padres son: “Te dije que te ibas a caer”. 


Todos crecemos y ninguno puede recordar sus primeros pasos, pero sí podemos recordar las veces que hemos caído una y otra vez. Podemos recordar los errores que hemos cometido, las malas acciones que hemos tomado, las palabras inoportunas que hemos dicho y a las personas que hemos herido. Nos hemos caído por decisión propia o por daños colaterales de decisiones de los que están cerca de nosotros. Sin embargo, cuando hemos caído al suelo, sólo hay una manera de levantarnos y es mirando hacia arriba. En lugar de recibir palabras ásperas de parte de Dios diciéndonos: “Te lo dije y por eso estas ahí”. Él nos dice: “Yo te levanto, te restauro y te doy una nueva oportunidad”. ¿Deseas levantarte y caminar con Él?  La Biblia dice en Isaías 41:13, “ Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo” (NTV)  

La Fragilidad de la Vida

Cada día que pasa nos damos cuenta de lo frágil que es la vida. Aunque la juventud o la niñez parecen ser promisorias de un gran futuro, aún dichas etapas pueden terminar abruptamente. La condiciones de vida nos hacen pensar que viviremos muchos años, sin embargo, queramos o no, nuestros días y los propósitos en cada uno de ellos están contados.

Entonces, debemos entender que la fragilidad de la vida se debe convertir en nuestra fortaleza para enfrentar cada día de la mejor manera posible. En cierta instancia, todo lo que tenemos es el hoy. ¿Qué estamos haciendo? ¿Estamos aprovechando bien el tiempo y cada una de las oportunidades? ¿Estamos invirtiendo bien en nuestras relaciones? ¿Estamos gozando de los beneficios de una vida plena y llena de significado? Si no es así, es tiempo de comenzar a hacerlo.

Si lo que tenemos es el hoy, entonces, ¿qué esperamos? Hagamos lo mejor hoy, porque el mañana es incierto. La Biblia dice en 1 Pedro 1:24, “Como dicen las Escrituras: «Los seres humanos son como la hierba, su belleza es como la flor del campo. La hierba se seca y la flor se marchita” (NTV)

Dignificar

“Dios no buscó personas dignas de seguirlo, Él dignificó a los que lo siguieron”. Me fascina esa frase porque ¿cuántas veces no te has sentido indigno? Se dice que “La dignidad personal es el reconocimiento de que somos merecedores de lo mejor”, sin embargo, como seres humanos nos quedamos cortos en merecer lo mejor. Llegamos a la conclusión de que no somos dignos por nuestro mal comportamiento o proceder y nos retraemos, desanimamos y frustramos. Se ha dicho que el amor tiene un límite y se llama “dignidad”. Sin embargo, el amor de Dios no tiene límite alguno. Él nos ha amado con un amor eterno, inagotable e inmensurable. Él nos ha hecho dignos cuando éramos indignos. 

Jesús dignificó al leproso limpiándolo de su condición y reintegrándolo a la sociedad. Él dignificó a la viuda abandonada, levantó al paralítico dándole una nueva oportunidad, limpió a la mujer del flujo de sangre quien lo había intentado todo, perdonó a Zaqueo quien robaba impuestos, libertó al endemoniado que nadie quería, sanó al ciego de nacimiento, habló con la Samaritana y no lanzó piedra alguna sobre la adultera. 

Él dignificó a Sus discípulos al darles un nuevo propósito y una nueva misión. Él también te puede dignificar a ti. La pregunta es ¿le sigues? La Biblia dice en el Salmo 23:6, “Ciertamente tu bondad y tu amor inagotable me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa del Señor viviré por siempre”, (NTV).

Atravesando Dificultades

¿Atraviesas dificultades en este momento? Tal vez estás experimentando una prueba tan intensa que te preguntas si será posible sobrevivir. Cualquiera que sea la fuente de nuestra adversidad, el apóstol Pedro nos ofrece una perspectiva clara para ayudarnos a recuperar la esperanza y el gozo. Nos recuerda que Dios nos ha reservado una herencia en el cielo, que es imperecedera, pura y eterna (1 Pedro 1:3-5). Si hemos puesto nuestras esperanzas en esta vida, las pruebas seguirán llevándonos a la desesperanza. En segundo lugar, Dios tiene el control de nuestras pruebas. Nada nos llega por azar. Nuestro Padre amoroso se asegura de que nuestras tribulaciones logren su propósito especial para cada uno de Sus hijos. Él es soberano sobre toda adversidad, incluida su duración, que es “por un poco de tiempo” en comparación con la eternidad (1 Pedro 1:6).


Por otro lado, Dios usa las pruebas para fortalecer nuestra fe. Pasar por el sufrimiento y permanecer fiel a Cristo es un testimonio para los demás de nuestra salvación. Finalmente, cada prueba hace más fuerte nuestra fe. La Biblia dice en 1 Pedro 1:7 , “7 Estas pruebas demostrarán que su fe es auténtica. Está siendo probada de la misma manera que el fuego prueba y purifica el oro, aunque la fe de ustedes es mucho más preciosa que el mismo oro. Entonces su fe, al permanecer firme en tantas pruebas, les traerá mucha alabanza, gloria y honra en el día que Jesucristo sea revelado a todo el mundo” (NTV).

Soldados Comprometidos

Siempre he admirado la disciplina, el sacrificio y entrega de los militares. Desde que entran al campamento básico de entrenamiento militar, suelen despojarse de toda su identidad y juran lealtad a su causa. Es más, hasta les rapan el cabello y les cambian su vestimenta diaria. La sumisión debe ser absoluta. Incluso, el sargento, teniente o capitán le dice al soldado de lo que debe hacer y decir.

La vida cristiana se puede comparar a la vida de un militar. Incluso Pablo usó esta comparación en 2 Timoteo 2:3. Hay disciplina, entrenamiento y especialmente sacrificio tanto en la milicia como en la vida cristiana. Cuando el Señor Jesús estaba entrenando a sus propios soldados y discípulos del reino les dijo que solo necesitaban una cosa más: “tomar su cruz y seguirle”. No les dijo que trajeran su chequera, su portafolio de jubilación, sus sueños, aspiraciones o sus pasatiempos La orden era drástica y a su vez sencilla: “seguir a Jesús quiere decir dejar todo a un lado a fin de recibir todo de Él a Su tiempo y a Su manera”.

La Biblia dice en Lucas 14:27, “Además, si no cargas tu propia cruz y me sigues, no puedes ser mi discípulo”, (NTV)

El Agua De Vida

Escuché un dicho que me llamó la atención: “Miles han vivido sin amor, pero ni uno solo sin agua”. El agua es esencial para poder vivir. Es la fuerza motriz de toda la naturaleza. Sin ella no se puede vivir. ¿Has tenido sed queriendo tan solo un poco de agua? ¿Has estado alguna vez deshidratado añorando beber por lo menos unos tragos de agua? Yo lo he experimentado en zonas selváticas y desérticas. No es nada placentero.

La Biblia menciona que Jesús es “el agua de vida”. En una ocasión, Él se acercó a un pozo para tomar un poco de agua. La mujer con la que habló era una samaritana quien por cultura no debía cruzar palabra alguna con los judíos. Jesús le pidió agua de beber y le comentó con pocas palabras todo lo que estaba pasando en su vida. Al traerle el agua, Jesús le dice que Él ofrecía un agua del cual nunca más tendría sed.

La mujer fue transformada por ese encuentro con Jesús. Ella fue y compartió de esta “agua de vida” con aquellos que tenían mucha sed. Y tú ¿has tomado de esta agua de vida o deseas tomar y beber para ya no tener sed? La Biblia dice en Juan 4:14, “pero todos los que beban del agua que yo doy no tendrán sed jamás. Esa agua se convierte en un manantial que brota con frescura dentro de ellos y les da vida eterna” (NTV).

Tocando Fondo

Todos hemos tocado fondo de una u otra manera. Esto se refiere a fallar, caer y tener que levantarnos nuevamente. Tocar fondo se refiere a estar abajo con la única opción de mirar hacia arriba para poder levantarnos. Al estar abajo la desesperación es una condición horrible porque se alimenta continuamente del desánimo, de la desesperanza y del fracaso. Cuando más estamos caídos, más crece la desesperación. La única salida cuando se toca fondo es querer levantarse. 
Para levantarnos es importante arrepentirnos de cualquier cosa que nos haya hecho caer o dudar para seguir de pie. Debemos pedir perdón a Dios y cambiar de dirección. Además, debemos recordar la omnipotencia de Dios. Es decir, Su supremo poder para ayudarnos en cualquier circunstancia de la vida. Jesús venció la muerte y el pecado y por lo tal, tiene la capacidad de vencer tu desesperación. Cuando hemos tocado fondo, debemos recordar que nada en la vida sucede por casualidad. Dios permite aún nuestros errores más profundos para transformarlos y para darnos una nueva oportunidad. Él puede hacer que todo trabaje para bien en nuestras vidas. De modo que si te sientes abajo y tocando fondo, mira hacia arriba, Dios te levantará con Su mano y transformará tu situación para Su gloria. La Biblia dice en Proverbios 24:16, “ Los justos podrán tropezar siete veces, pero volverán a levantarse” (NTV)   

Trabajo en Equipo

Hay una frase popular que dice: “Si quieres llegar rápido, camina solo. Si quieres llegar lejos, camina en grupo”. Esto nos habla del principio del trabajo en equipo. Henry Ford, exitoso empresario estadounidense, se refirió a ello cuando dijo: “Reunirse en equipo es el principio, mantenerse en equipo es el progreso, trabajar en equipo asegura el éxito”. El trabajar con otros diversifica el trabajo, disminuye la carga y multiplica los resultados.

El trabajo en equipo es esencial en toda organización, empresa o equipo deportivo. Michael Jordan, talentoso jugador de baloncesto y quien no ha sido olvidado por sus grandes destrezas deportivas, dijo: “El talento gana partidos, pero el trabajo en equipo y la inteligencia gana campeonatos”. Él reconoció que un partido se puede ganar por un reconocido talentoso, pero un campeonato solo lo ganan los que saben jugar en unidad.

Entonces, hazte las siguientes preguntas: ¿Soy un buen miembro en el equipo? ¿Cuál es mi función en el equipo al cual pertenezco? ¿Cómo puedo involucrar y empoderar a otros como parte del equipo? ¿Qué metas puedo alcanzar junto a otros que no podré alcanzar por mi mismo? De modo que, trabaja en equipo. Te sorprenderás de donde podrás llegar. La Biblia dice en Eclesiastés 4:9-10, “9 Más valen dos que uno, porque obtienen más fruto de su esfuerzo.10 Si caen, el uno levanta al otro. ¡Ay del que cae y no tiene quien lo levante!”, (NVI).

Inténtalo De Nuevo

“Inténtalo una y otra vez”. Walt Disney, el padre de Mickey Mouse estuvo en la ruina varias veces antes de construir el imperio Disney. Él y su esposa pasaron momentos muy desafiantes en donde no podían ni pagar la renta. Se comenta que su situación fue tan precaria que una vez tuvieron que recurrir a comida de perros para poder sobrevivir. El famoso empresario tomó la decisión de jugarse su última carta. Con sus últimos dólares compró un boleto de tren hacia Hollywood. En el año 1926, creó al conejo Oswald para la empresa Universal Studios. Este personaje animado fue patentado y robado en secreto, pero aún así, él siguió hacia delante.

Cuando dibujó a Mickey Mouse le dijeron que no tendría éxito y que asustaría a las mujeres en especial. La producción de Pinocho fue suspendida. A la mitad del camino, Disney tuvo que volver a escribir la historia intentándolo de nuevo. La película de Bambi no tuvo buena aceptación en su estreno. También tardó 16 años en conseguir los derechos de Mary Poppins de Pamela Travers. Fue así como Disney, arriesgó todo su dinero en Blancanieves, el primer largometraje animado y que usó la técnica de color. Todos lo pronosticaron como un fracaso. Sin embargo, la película fue distribuida en 1938 siendo la más exitosa en ese año. Tuvo ingresos de 8 millones de dólares en su estreno que hoy equivaldrían a 99 millones. Así que, “inténtalo de nuevo”, Dios está de tu lado. La Biblia dice en Gálatas 6:9, “Así que no nos cansemos de hacer el bien. A su debido tiempo, cosecharemos numerosas bendiciones si no nos damos por vencidos”, (NTV).

Edifiquemos Con Fe

Un día leí la siguiente frase que me puso a pensar: “No construyas tu vida sobre cimientos ajenos, porque si un día se mueven, te puedes quedar sin vida. Edifica sobre tus propias raíces”. La pregunta que surge es ¿cuáles son tus raíces? La sencillez, la fe, el amor y la alegría son magníficas piedras para edificar la casa de la vida.

Nuestra vida también podría ser comparada con un edificio. De hecho, así lo comparó el Señor Jesús en Mateo 7: 24-27. De modo que la calidad de la vida depende de cómo se construya nuestro edificio. Tristemente muchos construyen sus vidas sobre fundamentos falsos o débiles y les espera un derrumbe final. Cuando la vida se construye sobre la fama, el dinero, el placer, los vicios, la hipocresía o la imitación de un líder político o religioso, el derrumbe es inevitable.

Jesucristo es el único fundamento firme. Él es la roca inconmovible de todos los tiempos en el cual podemos depositar nuestra fe y construir nuestras vidas. Él es poderoso para librarnos de caídas y calamidades, tanto en lo material como en lo espiritual. El fin no será un colapso de ruina y destrucción, sino un legado que glorifique al Señor e inspire a otros. La Biblia dice en Judas 1:24 “Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída y para presentaros sin mancha en presencia de su gloria con gran alegría”, (LBLA).