La Resurrección es el Centro

La Resurrección de Jesús es el centro mismo del cristianismo. Es el evento que cambió el curso de la historia y ofrece esperanza y vida eterna a todo aquel que cree. En Su resurrección, Jesús venció la muerte y abrió el camino para nuestra redención.

La Resurrección no solo es un evento del pasado, sino una realidad presente que transforma nuestras vidas. Nos recuerda que, en Cristo, tenemos la victoria sobre el pecado y la muerte. Nos capacita para vivir con valentía y confianza, sabiendo que nuestra esperanza no está en este mundo, sino en el reino eterno de Dios.

Te invito a celebrar la resurrección con gratitud y alegría. Que recordemos que, así como Cristo resucitó, también nosotros resucitaremos con Él para una vida eterna. Que vivamos cada día en la luz de Su resurrección, compartiendo Su amor y esperanza con el mundo que nos rodea.
Dejemos que la verdad de la resurrección llene nuestros corazones de gozo y fortaleza. ¡Que Dios te bendiga abundantemente. Él ha resucitado! La Biblia dice en 1 Corintios 15:20, Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho”. (RV1960)

No Dejes a Dios

“Deja todo por Dios, pero nunca dejes a Dios por nada”. Esta frase debe ser nuestro lema. A menudo, no podremos satisfacer las expectativas de todos, pero nuestra prioridad debe ser cumplir la voluntad divina. Basándome en esto, he escrito: “Perdóname si no cumplo todas tus expectativas, pero mi mayor deseo es cumplir la voluntad de Dios”.

El Señor Jesús fue un ejemplo viviente cuando dijo: “Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42, LBLA). Su principal objetivo fue cumplir la voluntad del Padre, lo que implicó sacrificio y entrega. Reflexiona por un momento sobre estas palabras y hazte las siguientes preguntas: ¿Qué estás sacrificando y entregando hoy en día? ¿Cómo estás priorizando a Jesús en tu vida? ¿Qué debes dejar para no dejar a Dios?
Reorganiza tus prioridades y verás cómo tu vida tomará un rumbo excelente. Si Dios no está en el centro, ponlo en el centro y experimentarás una transformación notable. La Biblia dice en el Salmo 40:8, “Me complace hacer tu voluntad, Dios mío, pues tus enseñanzas están escritas en mi corazón” (NTV).

Dos Palabras en la Cruz

Meditemos hoy en dos de las palabras proferidas por el Señor Jesús en la cruz: “Consumado es”. Estas dos palabras encapsulan el cumplimiento divino de la obra redentora de Cristo.

La crucifixión, aunque dolorosa y brutal, es el acto supremo de amor de parte de Dios para nosotros. En la cruz, Jesús llevó sobre sí mismo el peso de nuestros pecados para que pudiéramos ser reconciliados con Dios. Su sacrificio nos libera de la condena y nos ofrece la promesa de la vida eterna.

Por lo tanto, al contemplar la cruz, somos recordados del inmenso precio pagado por nuestro rescate. Jesús soportó el sufrimiento para que pudiéramos conocer la gracia y la misericordia de Dios. En Su sacrificio encontramos la puerta abierta a la redención y a la restauración.Por eso hoy debemos tomar un momento para reflexionar en la cruz y para agradecer por el amor incomprensible de Cristo. Esta verdad nos debe inspirar a vivir en gratitud y a compartir el mensaje de salvación con aquellos que nos rodean. De modo que la cruz de Jesús sea siempre un recordatorio de la esperanza y de la victoria que tenemos a través de Él. La Biblia dice en Juan 19:30, 30 Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu” (RV1960)

De Qué Te Quejas

“De qué te quejas, de qué te quejas” Estas fueron las palabras que resonaron de una madre desesperada y frustrada mientras su hija hacía un berrinche en un supermercado cercano a mi hogar. El llanto de la niña era manipulador y fingido, pero el grito de la madre era tan potente que todos los que estábamos presentes lo escuchamos. Más tarde, esa misma madre, con una mirada firme hacia su hija, le dijo: “El problema es que lo tienes todo”.

Esta frase me hizo reflexionar, porque refleja nuestra actitud en muchas ocasiones. El problema es que tenemos todo y aun así queremos más. Si contamos con un techo sobre nuestras cabezas, ropa para vestir, buena salud y comida en nuestra mesa, somos privilegiados. Tenemos mucho más de lo que muchos anhelarían. Sin embargo, a menudo nos comportamos como esa niña. Nos quejamos, expresamos nuestro descontento con palabras y acciones.
¿Qué debemos hacer al respecto? En primer lugar, dejar de quejarnos y cultivar un espíritu de gratitud en lugar de uno de queja. En segundo lugar, aprender a valorar lo que tenemos como un regalo divino. Luego, debemos apreciar los momentos únicos que la vida nos ofrece. Por último, practicar el contentamiento en lugar del descontento. La Biblia dice en Filipenses 2:14 , “Hagan todo sin quejarse y sin discutir”, (NTV).

La Realidad de la Soledad

La soledad ha sido objeto de crueles palabras por parte de algunos. Es descrita como la asesina de relaciones, la promotora de la depresión, la catalizadora de sueños no realizados, y la propulsora de aquellos que luchan por relacionarse con los demás. Otros la han etiquetado como algo negativo, característico de aquellos que son diferentes y optan por apartarse.

Permíteme ofrecerte otra perspectiva sobre la soledad. ¿Qué sería de nosotros sin ella? Sin la soledad, no podríamos meditar, planificar, evaluar o mejorar. No podríamos escuchar la voz íntima de nuestro ser. No podríamos abrazar la sabiduría y tomar decisiones conscientes sin interrupción alguna. No podríamos encontrar la calma emocional necesaria para relacionarnos con otros. Tampoco podríamos buscar perdón, ya sea de Dios, de nosotros mismos o de los demás.

En este sentido, la soledad también es un don divino. Así como la vida adquiere significado al ser compartida en comunidad, también lo hace en los momentos de profunda soledad. Acepta esos momentos solitarios y permite que Dios te hable en cada uno de ellos. Te aseguro que nunca serás el mismo(a) después de ello.

La Biblia dice en el Salmo 25:16-18, “Vuélvete a mí y ten misericordia de mí, porque estoy solo y profundamente angustiado. Mis problemas van de mal en peor, ¡oh, líbrame de todos ellos! Siente mi dolor, considera mis dificultades y perdona todos mis pecados, (NTV).

Otorgar una Tregua

La expresión “No hay tregua” se utiliza comúnmente para indicar que se ha agotado el tiempo o que no hay más oportunidades disponibles. También puede ser una advertencia sobre una última oportunidad en una batalla o una señal de que una relación, discusión o situación ha llegado a su fin. Sin embargo, ¿qué pasaría si viviéramos nuestras vidas sin treguas? Sería insostenible, ya que la vida está llena de oportunidades y momentos de respiro. De hecho, la Biblia nos enseña que la misericordia de Dios se renueva cada mañana, lo que significa que siempre hay una oportunidad fresca disponible a través de Él.

Dios es el Dios de las segundas oportunidades y siempre está dispuesto a brindar tregua a aquellos que se acercan a Él con sinceridad. Entonces, si Dios nos ofrece tregua, ¿por qué nos resulta tan difícil otorgarla a los demás? Nuestra propia naturaleza egoísta y pecaminosa a menudo nos impide perdonar y ofrecer una tregua a quienes nos rodean.
Sin embargo, recordemos que hemos sido perdonados por gracia y debemos extender esa misma gracia a los demás. Así que, hoy, consideremos otorgar la tregua que otros tanto necesitan de nosotros. La Biblia dice en Proverbios 17:9, “Cuando se perdona una falta, el amor florece, pero mantenerla presente separa a los amigos íntimos” (NTV).

El Burlarse

“La casa de la burla es morada de la ignorancia”. Es común encontrarse con personas que disfrutan ridiculizar a otros actuando como burlones. Sin embargo, paradójicamente, son los primeros en no tolerar la burla dirigida hacia ellos. La burla, en su esencia, carece de sensatez, ya que individuos prudentes y razonables no se involucran en tales comportamientos. Además, la burla emana de un corazón insatisfecho, lleno de descontento y con serios problemas de identidad. Los “burlones” buscan llamar la atención proyectando sus propias deficiencias, carencias e inseguridades.
Entonces, ¿cómo debemos reaccionar cuando nos encontramos rodeados de burla? En primer lugar, es crucial no participar en ella. Si otros se están burlando de alguien, simplemente abstente de unirte. Recuerda que podrías ser el siguiente en recibir dichas burlas. En segundo lugar, sigue la regla de oro: “Trata a los demás como quieres ser tratado(a)”. En tercer lugar, cuando sea posible, redirige y corrige a quienes están llevando a cabo la burla. Por último, comparte con otros que la burla es simplemente una manifestación de suprema ignorancia. Finalmente, oremos a Dios por sabiduría para discernir, para tratar a los demás con bondad, para evitar la burla, pero sobre todo, para no caer en la estupidez. La Biblia dice en Proverbios 3:34, “El Señor se burla de los burlones, pero muestra su bondad a los humildes”, (NTV).

Si no hay dolor, No hay ganancia

En la búsqueda del crecimiento y la superación personal, a menudo nos topamos con el antiguo adagio que dice: “No pain, no gain” o “Sin dolor, no hay ganancia”. Este lema se hizo evidente para mí hace ya algún tiempo durante una rutina de ejercicios en el gimnasio, cuando mi amigo me recomendó fortalecer mis piernas, a pesar del dolor que esto me causaría luego. Resulta irónico cómo esta frase resonó en mi mente en los días siguientes, mientras cada paso parecía un desafío y mis actividades cotidianas se volvían más difíciles. Este episodio refleja un principio fundamental en la vida que es: “a menudo, el progreso y el éxito requieren el enfrentar el dolor y la incomodidad”. Así como los músculos necesitan sentir el dolor para fortalecerse, nosotros también necesitamos atravesar por situaciones difíciles para crecer. 

Por lo tanto, no podemos esperar que todo sea fácil y sin esfuerzo. El tomar decisiones difíciles, establecer rutinas o incluso decir no a ciertas personas pueden ser dolorosos, pero son necesarios para nuestro crecimiento y desarrollo personal. Es importante recordar que el dolor es temporal, pero las recompensas pueden perdurar para siempre. No debemos temer al dolor, sino abrazarlo como parte del proceso hacia la excelencia. En la escuela de la vida, el dolor es un maestro que nos enseña lecciones valiosas y nos ayuda a descubrir nuestra fortaleza interior.
Así que no te desanimes cuando enfrentes dificultades. En lugar de eso, mantén una actitud positiva y persevera. La Biblia dice en el Salmo 73:26, “Podrán desfallecer mi cuerpo y mi espíritu, pero Dios fortalece mi corazón; él es mi herencia eterna”, (NVI).

Mucho Estrés

El estrés se ha convertido en un desafío significativo para la salud integral en la actualidad. Según la Asociación de Psicología Americana, aproximadamente un tercio de la población en los Estados Unidos vive bajo niveles extremos de estrés, y alrededor del 48 por ciento siente que su nivel de estrés ha aumentado en los últimos cinco años.

Las principales causas de estrés siguen siendo el dinero y el empleo. Cerca del 50 por ciento de las personas en los Estados Unidos informa que el estrés impacta negativamente en sus vidas personales, relacionales y carreras profesionales. La preocupación se erige como el motor principal del estrés, ya que nos inquieta la incertidumbre sobre si tendremos lo necesario en el momento preciso. Cuando depositamos nuestras expectativas en que otros satisfarán nuestras necesidades en lugar de confiar en Dios, corremos el riesgo de experimentar frustración y desilusión, sin importar nuestros esfuerzos.
La solución para contrarrestar el estrés es clara: “Busca siempre a Dios para que Él satisfaga todas tus necesidades”. Aunque suena sencillo, en la práctica puede resultar desafiante. Colocar la seguridad en aspectos como el matrimonio, el trabajo, la salud, las finanzas, la experiencia o las habilidades personales, incluso en la vida espiritual, puede llevarnos a la decepción. La verdadera paz se encuentra al confiar en Jesús y en Sus promesas, estableciendo así un fundamento sólido para enfrentar las tensiones de la vida. La Biblia dice en Romanos 8: 32, “Dios no nos negó ni siquiera a su propio Hijo, sino que lo entregó por nosotros, así que también nos dará junto con él todas las cosas”, (TLA).

Tratando Con La Gente Grosera

¿Cómo enfrentar a aquellos que son groseros y desafiantes? En este mundo, lamentablemente, nos encontramos con individuos que despliegan una actitud despectiva, menospreciando y atacando a otros sin consideración. La tecnología y las redes sociales en particular han amplificado este comportamiento, otorgando una plataforma donde las personas se esconden tras las pantallas para proferir palabras que jamás dirían en persona.

Pero ¿cómo lidiar con estas personas? En primer lugar, no te involucres personalmente. Permite que Dios sea quien las trate y sea tu defensor. David, el rey de Israel, entendía profundamente este principio. A lo largo de su vida, enfrentó ataques emocionales, verbales y físicos. Desde su juventud, cuando fue ungido por Samuel como el futuro rey, hasta cuando fue perseguido por Saúl, su predecesor, David enfrentó hostilidades y críticas constantes, incluso mientras se escondía en cuevas.

A pesar de las circunstancias, David nunca se dejó llevar por la amargura ni respondió con la misma moneda. En lugar de eso, confió en Dios, reconociendo que este tiempo de prueba estaba moldeando su carácter y preparándolo para su futuro reinado. 

Requiere una gran dosis de fe y humildad descansar en Dios cuando enfrentamos ataques injustos. En esos momentos, debemos seguir el ejemplo de David y confiar en Jesús, quien se convierte en nuestro defensor y abogado, vindicando nuestras vidas para Su gloria. La Biblia dice en 1 Pedro 4:19, De modo que, si sufren de la manera que agrada a Dios, sigan haciendo lo correcto y confíenle su vida a Dios, quien los creó, pues él nunca les fallará”, (NTV).