Terminando el Año

¿Puedes creer que hoy es el último día de este año? En este momento crucial, es natural reflexionar sobre el año que llega a su fin. En Isaías 43:18-19, Dios nos anima a no mirar atrás, sino a esperar lo nuevo que Él está por hacer. Terminar el año es más que una transición de días. Es una oportunidad para agradecer las bendiciones, aprender de los desafíos y para confiar en la dirección divina. Además, en cada experiencia, Dios ha estado presente, guiándonos y sosteniéndonos.

Al terminar el año, es crucial llevar nuestras preocupaciones y logros a Dios en oración. Debemos esperar que Él ilumine nuestro camino en el próximo año y nos conceda sabiduría para enfrentar todo lo desconocido. Recordemos que, a pesar de las incertidumbres, Dios siempre será constante y fiel.
Al mirar hacia el futuro, confiemos en que Dios tiene planes para prosperarnos y para darnos esperanza. Terminemos el año con gratitud, fe y expectación. Confiemos en que el Señor dirigirá nuestros pasos en el nuevo año que se avecina. ¡Que la paz de Dios reine en nuestros corazones al culminar el año 2023, mientras avanzamos hacia lo que Él tiene preparado para nosotros en el 2024! La Biblia dice en Eclesiastés 3:15,15 Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo que pasó”.  (NTV) 

A Punto de Culminar

A medida que esta temporada de navidad llega a su fin, reflexionemos sobre la riqueza espiritual que ha marcado para nosotros. En Lucas 2:28-29, el anciano Simeón, al sostener al niño Jesús en el templo, exclamó: “Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, según tu palabra”.

La temporada de navidad no solo es un período de anticipación, sino también de culminación espiritual. Simeón, lleno del Espíritu Santo, experimentó la realización de las promesas divinas en ese momento. Por lo tanto, que nuestra propia anticipación se transforme en una culminación y en un encuentro espiritual con el Salvador. Permitamos que la paz de Cristo inunde nuestros corazones y que al mirar hacia atrás en esta temporada, encontremos momentos de conexión profunda con Dios y renovación espiritual.

Vivamos cada día con la certeza de que, aunque este año está por culminar, la presencia de Jesús en nuestras vidas nunca se desvanecerá. Recordemos que nuestra experiencia espiritual no es temporal, sino un inicio continuo de una vida transformada en la luz de Cristo.La Biblia dice en Mateo 28:20b,y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”.  (RV1960) 

Sin Ganas de Terminar

¿Cuántos hemos experimentado el sentimiento de comenzar algo y quedarnos sin ganas para poderlo terminar? A menudo, la vida nos presenta desafíos que nos hacen sentir abrumados y sin ganas de continuar. En Filipenses 1:6, Pablo nos recuerda que “el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”.

Cuando enfrentamos momentos difíciles, recordemos que Dios está obrando en nosotros y a través de nosotros. Aunque las circunstancias parezcan difíciles, Él tiene un propósito redentor. Es en medio de las pruebas que crecemos y nos acercamos más a Su imagen.
La falta de motivación puede ser un recordatorio de nuestra dependencia de Dios. Al rendir nuestras cargas y preocupaciones a Él, encontramos fortaleza en Su gracia suficiente. No estamos solos en nuestras luchas, Dios está con nosotros en cada paso. Así que, en esos días en los que parece que no podemos continuar, recordemos que en nuestra debilidad, Su poder se perfecciona. Confiemos en que Dios llevará a término la obra que ha comenzado en nosotros y aún en medio de la desmotivación encontremos renovación en Su amor y gracia. ¡Que la paz de Dios llene nuestros corazones hoy! La Biblia dice en Colosenses 3:15a, 15 Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones”. (RV1960) 

Reconociendo a Jesús

¿Cuántas veces ignoramos o reconocemos a Jesús en nuestras vidas? En el relato en Lucas 24:31, leemos que los discípulos reconocieron a Jesús al partir el pan en el camino a Emaús. Así como ellos, a veces, necesitamos abrir los ojos del corazón para ver la presencia divina en nuestra vida cotidiana diariamente.  

La vida moderna puede distraernos fácilmente, pero es vital cultivar la capacidad de reconocer a Jesús en los detalles cotidianos. Por ejemplo, una palabra amable, un gesto de amor o incluso en medio de los desafíos. En lugar de buscar respuestas lejanas, a menudo encontramos a Jesús en la simplicidad y en la bondad que nos rodea.

Reconocer a Jesús implica una conexión personal. Al orar, meditar en Su Palabra y cultivar una relación íntima, abrimos nuestras vidas a la revelación divina. Recordemos que Jesús camina con nosotros en cada paso, guiándonos y amándonos incondicionalmente.
En este día, dediquemos un momento a reconocer a Jesús en nuestras vidas. Que nuestras acciones reflejen Su amor y que, al partir el pan, podamos experimentar Su presencia transformadora. Que el Señor nos abra los ojos espirituales para verle en todo y que la gracia de Jesús ilumine nuestro camino. La Biblia dice en Lucas 24:31a, 31 Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron” (RV1960) 

Alabando al Salvador

En medio de nuestras luchas diarias, recordemos que hay un Salvador digno de alabanza. El Salmista nos recuerda al decir: “Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios” (Salmo 103:1-2).

La alabanza no es solo un acto de gratitud, sino también un recordatorio de las bendiciones que hemos recibido. Alabamos al Salvador porque Él es nuestra fuente de amor incondicional, gracia infinita y perdón eterno. En momentos de tribulación, la alabanza nos conecta con la paz que solo Él puede brindar.
Pero ¿Cómo podemos alabar al Salvador? A través de la oración, la adoración y una vida que refleje Su amor. Cuando reconocemos y agradecemos Sus bendiciones, nuestras cargas se vuelven más livianas. Así que, tomemos un minuto hoy para alabar al Salvador. Abramos nuestro corazón en gratitud y adoremos al que nos sostiene en cada paso de nuestro viaje. Que nuestra alabanza sea un testimonio de Su grandeza y un faro de esperanza para quienes nos rodean. En este día, recordemos que alabando al Salvador, encontramos consuelo y fortaleza. ¡Que la paz de Dios les acompañe siempre! Amén. La Biblia dice en el Salmo 118:1,Alabad a Jehová, porque él es bueno; Porque para siempre es su misericordia”. (RV1960) 

Después de la Navidad

¿Cómo te sientes hoy después de la navidad? ¿Recibiste lo que esperabas, la pasaste con quienes querías o quizá fue un tiempo de dolor y sufrimiento para ti? Quizá fue tu primer navidad sin un ser querido o en un lugar diferente al que estabas acostumbrado. Como quiera y haya sido tu día de navidad, debemos recordar que la historia navideña no se desvanece después del 25 de diciembre. Es más, se arraiga más profundamente a nuestra realidad diaria. 

En Lucas 2:19, María guarda en su corazón los eventos asombrosos de la navidad. Después de la efervescencia inicial, ella reflexiona sobre el significado de lo que ha ocurrido. Esto nos insta a hacer lo mismo, a llevar la reverencia de la navidad más allá de las festividades.

Después de la navidad, el amor encarnado en Jesús sigue transformando vidas. Por eso, nuestra gratitud y asombro deben persistir en los días posteriores. Vivamos cada día recordando que la presencia de Jesús no es temporal sino eterna.
Después de la navidad en adviento, permitamos que la luz que nació en Belén brille en nuestras acciones cotidianas y que cada día sea una oportunidad para compartir el amor y la esperanza que recibimos de nuestro Salvador. Celebremos la continua presencia de Jesús en cada día de nuestra vida. La Biblia dice en Lucas 2:19,Pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón”. (RV1960) 

Navidad

¡Feliz Navidad! En la temporada de adviento, el día de navidad emerge como el clímax de nuestra espera. La Biblia nos recuerda que en este día nació en Belén el Salvador, Cristo el Señor. La promesa divina, anticipada durante siglos se cumplió en un humilde pesebre.

El día de navidad no es simplemente una fecha en el calendario; es una conmemoración del nacimiento de la esperanza, del amor encarnado y de la luz que penetra la oscuridad. En este día, recordamos que la promesa de redención se hizo tangible en el niño envuelto en pañales.

Por lo tanto, que este día no sea tan solo una celebración externa, sino una experiencia interna. Además, al celebrar el nacimiento de Jesús, experimentemos la renovación de la esperanza y la alegría para nuestras vidas.
Vivamos cada día con la realidad de que el día de navidad no es solo el 25 de diciembre, sino un día que se renueva cada vez que dejamos que Jesús nazca en nuestros corazones. Hoy, celebremos la presencia continua del Salvador que transforma nuestros días en una celebración eterna de Su amor redentor. Una Vez más: ¡Feliz Navidad! La Biblia dice en Gálatas 4:4-5,Sin embargo, cuando se cumplió el tiempo establecido, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer y sujeto a la ley. Dios lo envió para que comprara la libertad de los que éramos esclavos de la ley, a fin de poder adoptarnos como sus propios hijos”. (RV1960) 

Noche de Navidad

Desde pequeño siempre he esperado con ansias y expectativa la nochebuena, no sólo por los regalos o por lo que se pueda compartir. Es en verdad un evento que trasciende toda comprensión humana. La noche de navidad se tiñe de asombro y de gracia. El evangelio según San Lucas nos transporta al instante en que María dio a luz a Jesús y lo envolvió en pañales, colocándolo en un pesebre. La majestuosidad divina se reveló en la simplicidad de Belén.

La noche de navidad no es solo una fecha en el calendario, es la entrada divina en la historia humana. En esta noche, el Creador del universo se hizo vulnerable, encarnando amor y esperanza en un niño. La oscura noche de Belén se iluminó con la luz eterna.

Es por eso que la noche de navidad no debe ser solo un recuerdo, sino una experiencia renovada de la presencia de Dios. Por lo tanto, al contemplar el pesebre, nos maravillamos ante la generosidad del plan redentor de Dios a través de Jesús.
Vivamos el hoy recordando que la noche de navidad no es solo una noche, sino una realidad que transforma nuestra vida diaria. En adviento, celebremos la noche de navidad no solo con festividad, sino con gratitud por el regalo eterno que cambió el curso de la historia y sigue transformando corazones ha nacido hoy. La Biblia dice en Gálatas 4:4-5: “que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. (RV1960)

La Duda en la Navidad

En el relato de la Navidad enfrentamos la realidad humana de la duda incluso en medio de la celebración del nacimiento de Jesús. Por ejemplo, consideremos a José, quien según las Escrituras, al enterarse del embarazo de María, dudó en silencio. Sin embargo, la intervención divina lo orientó hacia la verdad.

Adviento nos enseña que la duda no es incompatible con la fe; es una parte intrínseca de la condición humana. La historia de José revela que, incluso en medio de la incertidumbre, Dios tiene un plan mayor que trasciende nuestras dudas.

En esta temporada, permitamos que la navidad sea un espacio para abordar nuestras dudas con humildad y fe. Al igual que José, busquemos la dirección divina en medio de nuestras inquietudes y temores. Por lo tanto, que la duda en la navidad no sea un obstáculo, sino un recordatorio de que la fe se fortalece cuando la llevamos ante Dios. 

Vivamos cada día con la confianza de que, incluso en nuestros momentos de duda, la verdad de la navidad brilla más fuerte. Jesús ha venido para redimirnos y guiarnos en medio de nuestras incertidumbres. Como resultado, abracemos la verdad que disipa nuestras dudas y nos lleva a adorar al Dios que obra incluso en nuestros momentos más inciertos. La Biblia dice en Mateo 1:20,20 Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es”. (RV1960)  

Su Reino No Tendrá Fin

La navidad nos lleva a meditar en la promesa de un reino sin fin, como se proclama en Lucas 1. La llegada de Jesús no solo marcó el inicio de Su reinado eterno, sino que también nos recordó que Su reino trasciende los límites terrenales.

En esta temporada, contemplemos la magnitud del reino de Jesús. Aunque nació en un pesebre, Su reino se extiende más allá de las fronteras de Belén. Esta verdad nos invita a sintonizarnos con la realidad de un Rey que gobernará con justicia y amor por toda la eternidad.

Por lo tanto, nuestra celebración de adviento no solo es un recordatorio del pasado, sino una anticipación del reino futuro. Vivamos cada día recordando que, en Jesús, encontramos la esperanza de un reino que no tendrá fin, donde reinan la paz y la justicia.
Que el adviento nos inspire a vivir con la certeza de que, en medio de las vicisitudes de la vida, el reino de Jesús es nuestra ancla y nuestra esperanza. Al celebrar Su llegada, también anhelemos la consumación de Su reino eterno recordando que Su reino no tendrá fin. Esto nos ayuda a vivir con la expectativa de un mañana glorioso en Su presencia. La Biblia dice en el Lucas 1:33, y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin”. (RV1960)