A Toda Velocidad

Las pistas de Autobahn en Alemania son famosas y reconocidas por no tener ningún límite de velocidad. También en el norte de Australia no hay límite de velocidad. En el hemisferio occidental, Texas tiene carreteras con un límite de 140 kilómetros por hora, mientras algunas provincias de Canadá tienen un límite de 70 kilómetros por hora. A mi personalmente me gustaría no tener ningún límite de velocidad, es decir, me encantaría correr a toda velocidad cuantas veces me fuese posible. Sin embargo, es algo utópico para el lugar donde vivo. Pero cuando tengo oportunidad, el acelerador es mi mejor amigo.

Aunque la vida no se puede vivir bajo la premisa “ a toda velocidad”, si se pasa a toda velocidad. El tiempo no se puede regresar ni comprar. Las horas, días, meses y años parecen que pasan a toda velocidad. La pregunta que surge es, ¿cómo hacer que la premura de la vida no apague su sentido y propósito? En otras palabras, a pesar del vaivén, del estire y el afloje, del esfuerzo y del mucho trabajo; el poder disfrutar y valorar cada kilómetro de la carretera por la cual estemos transitando debe ser nuestra premisa para vivir en plenitud.

Pese a que muchos vamos a “toda velocidad”, Dios desea que seamos precavidos, que prestemos atención y que busquemos Su protección y seguridad. Él pone los límites en nuestra vida cuando estamos en Sus manos.
La Biblia dice en el Salmo 32:7, “Pues tú eres mi escondite; me proteges de las dificultades y me rodeas con canciones de victoria”, (NTV).

Estilo

Muchas figuras mentales llegan a nuestra mente cuando hablamos de la palabra “estilo”. Por ejemplo decimos, esa persona tiene estilo para hablar, para vestirse, para relacionarse con otros, etc. La palabra estilo puede ser la forma o manera con la que hacemos las cosas. Todos tenemos un estilo o manera de hacer todo. Desde las abuelitas quienes tienen un estilo peculiar para cocinar, contar historias, regañar y demás, como los niños quienes van adoptando estilos de hablar y actuar de los adultos y seres queridos. 

En la literatura, hay estilos literarios en la forma de escribir de ciertos autores. En las artes, hay pinturas con ciertos toques y estilos especiales. En los deportes, hay estilos de cómo ciertos jugadores se desempeñan en los diferentes deportes o certámenes en los que participan. En la música, hay diferentes estilos y géneros que enriquecen la diversidad musical. En la ciencia, hay diferentes estilos de investigación y campos de práctica. En fin, la vida está llena de formas y estilos diferentes. 
Sin embargo, en la vida espiritual, hay sólo un estilo y una manera. Es el estilo de Jesús. En otras palabras, es ser imitadores de Él. Estamos llamados a ser más como Él, a la manera de Jesús. ¿Quieres reflejar cada vez más el estilo de Jesús? La Biblia dice en Juan 3:30: “Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe (RV1960)   

No Todo Es Oro

“No todo lo que brilla es oro”, es una frase que muchos hemos escuchado. Lo que quiere decir es que no todo lo que vemos superficialmente es verdaderamente lo que nuestros ojos pueden ver. No todas las palabras son verdad, ni las acciones, ni las expresiones o hasta las supuestas decisiones que otros dicen haber hecho. 

No todo lo bello es bello y lo feo es feo. La vida está llena de contrastes, de contradicciones, de polos opuestos, de supuestas apariencias y de superficialidades. Entonces, ¿Qué debemos hacer? He aquí un principio fundamental: “debemos conocer a las personas por lo que son y no por como pueden llegar a verse o por la posición que suelan tener”. En otras palabras, debemos conocer a las personas, pero más que todo, debemos tratar de conocer su corazón. Debemos conocer lo que realmente piensan y sus más profundos sentimientos. No nos debemos dejar llevar por las apariencias, porque estas nos pueden llegar a engañar. Recordemos: No todo lo que brilla es oro. 
La Biblia dice en 1 de Samuel 16:7, “Pero el Señor le dijo a Samuel:—No juzgues por su apariencia o por su estatura, porque yo lo he rechazado. El Señor no ve las cosas de la manera en que tú las ves. La gente juzga por las apariencias, pero el Señor mira el corazón.” (NTV).

La Polilla En El Corazón

Un hombre trabajó arduamente por muchos años. Este fiel trabajador con frecuencia depositaba billetes de alta denominación en una caja fuerte absteniéndose de muchas cosas y aún de compartir con otros por el celo de guardar sus posesiones hasta el día de su retiro. Todos los días soñaba con el día en que abriría su urna y disfrutaría de sus riquezas.


Con el paso del tiempo al considerar que ya era rico y que era el tiempo de disfrutar de sus haberes, trajo a un cerrajero para que abriera la urna. Tuvo que hacerlo cortando la tapa por medio de un soplete por la parte de arriba para que no viera lo que estaba adentro. Al quedar abierta el hombre despidió al cerrajero y vació la urna esperando encontrar miles de billetes. Muy grande fue su sorpresa al darse cuenta de que su fortuna se reducía a un montón de papelitos sin ningún valor. La polilla se había comido todos los billetes en esa caja. Este hombre se volvió loco y murió poco después sin recobrar la razón. Moraleja: “No ames el dinero”. Te volverás loco. Cuanta razón tiene el Señor Jesucristo cuando dice: “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro. allí estará también vuestro corazón” (Mateo 6:l9-21, NTV)

Sonríe

Al subirme a un bus de transporte, leí la siguiente frase que me llamó la atención: ¨La sonrisa cuesta menos que la electricidad y da más luz¨. Otros dicen: ¨Sonreír no cuesta nada¨. Yo diría que solo cuesta nuestra disposición de corazón, porque una sonrisa puede cambiarlo todo. Sonreír trae aliento a nuestro ánimo y fortalece nuestro corazón. Sonreír es vivir. 

Muchos piensan que para sonreír, se debe primero sentir, pero están equivocados. La sonrisa es una expresión externa que se puede cultivar sin ser hipócritas. Se ha comprobado que las personas que sonríen tienen una mejor salud tanto física como emocional. El sonreír ayuda a expulsar toxinas, a proporcionar una mejor respiración al oxigenar mejor el celebro con sensaciones únicas que son muy benéficas para el diario vivir. Una simple sonrisa puede transformar la manera de sentir y de accionar. Como bien lo expresa la siguiente frase: ¨Una sonrisa significa mucho. Enriquece a quien la recibe, sin empobrecer a quien la ofrece. Dura un segundo, pero su recuerdo nunca se borra¨. 

Entonces, sonríe un poco más. Una sonrisa es más poderosa que muchas palabras, embellece el rostro y es más efectiva que largas horas de instrucción en los momentos más indicados. De modo que si sonríes vivirás mucho mejor. La Biblia dice en Job 8:21, “Él volverá a llenar tu boca de risas y tus labios con gritos de alegría” (NTV).

Lo Inesperado

¿Te has enfrentado con noticias, eventos, palabras y acciones inesperadas? ¿Te has enfrentado a situaciones inesperadas que te han causado suma desilusión? Lo inesperado es parte integral de la vida. Tanto lo que esperamos como lo que no esperamos puede convertirse en algo inesperado. Sin embargo, debemos comprender que lo que no esperamos puede llegar a ser aún mejor que lo que estábamos anhelando. 

Lo inesperado puede llegar a ser como un regalo sorpresa de parte de Dios. Al abrirlo muchas veces sobrepasa nuestras expectativas, y en otras ocasiones, nos pudiésemos decepcionar. Sin embargo, no deja de ser un regalo. ¿Qué estás esperando y anhelando? Puede que no aprecies lo que tienes por esperar lo que no tienes y no recibes lo inesperado como un regalo de parte de Dios. 

El Creador de tu vida y de todo lo que existe tiene los mejores intereses para tu vida. Él desea darte lo mejor, protegerte de lo peor. Para eso, tiene que ofrecerte algunas cosas, relaciones y situaciones que serán para tu propio beneficio aunque sean inesperadas. De modo que, haz de lo inesperado algo anhelado como un regalo de Dios para ti. La Biblia dice en el Salmo 18:30, “El camino de Dios es perfecto. Todas las promesas del Señor demuestran ser verdaderas. Él es escudo para todos los que buscan su protección” (NTV)

Habla Con Dios

Recuerdo en los años de mi infancia las palabras de una hermana después de la muerte de mi amada madre, quien me dijo suavemente en el oído: “Cuando no entiendas lo que esté pasando, solo habla con Dios y deja todo en Sus manos”. Este es un consejo tan simple y práctico, pero a su vez muy profundo. De repente, en momentos de prueba, frustración y espera, recuerdo este simple consejo de hablar con Dios.

Hablar con Dios es algo impresionante. Él es el Creador de todo lo que existe. Él es el Rey de reyes y Señor de señores. Él tiene el dominio sobre todas las cosas y Su Palabra tiene supremo poder. ¿Sabías que tenemos libre acceso ante Él? Pero, ¿cómo es esto? Nadie puede presentarse ante un rey humano sin ser previamente agendado y revisado. Sin embargo, nuestro Padre celestial nos recibe en cualquier momento cuando clamamos a Él en el nombre de Su hijo Jesús. Jesucristo vino a este mundo para salvar lo que se había perdido, murió por nuestros pecados, pero resucitó. Además, la división que había entre el cielo y la tierra se deshizo. Ahora a través de Jesús, tenemos libre acceso ante el trono de la gracia de Dios.

Tu Padre celestial desea hablar contigo. Él desea escuchar tu voz. Puedes venir a Él en cualquier instante a través de Jesús. ¿Deseas conversar con Él? La Biblia dice en Jeremías 33:3, “3 pídeme y te daré a conocer secretos sorprendentes que no conoces acerca de lo que está por venir” (NTV).

La Edad Y La Vida

Un día escuché una frase que me dejó pensando y dice: “La edad se calcula en minutos, pero la vida se calcula en momentos”. Esta es una gran verdad. Tratamos de vivir nuestra vida por el tiempo que asignamos a cada cosa. Andamos corriendo para aquí y para allá con todo lo que tenemos que hacer. La lista de tareas parece ser interminable y los quehaceres parecen nunca acabar. Nos concentramos en los minutos, en las horas y en la productividad de nuestros días. 

Sin embargo, nuestro enfoque debe ser diferente. Nos debemos concentrar en vivir cada momento en plenitud. Nos debemos enfocar en hacer memorias con los seres más queridos en lugar de pasar por desapercibidos los momentos más importantes por la premura de los minutos menos relevantes. ¿Cómo podemos hacerlo? En primer lugar, debemos cambiar nuestro enfoque. Debemos vivir la vida construyendo en cada momento que tengamos en lugar de calcular los minutos que tengamos.
El tiempo no regresa, pero los momentos más preciados, nos dejarán marcados por el resto de nuestras vidas. Así que, disfruta e invierte en cada momento y tu perspectiva de vida cambiará radicalmente. La Biblia dice en el Salmo 39:4, “Señor, recuérdame lo breve que será mi tiempo sobre la tierra. Recuérdame que mis días están contados, ¡y cuán fugaz es mi vida!” (NTV)  

Game Changer, Cambiador de Juego

“Game changer” es la expresión en inglés para alguien que cambia el juego, la situación o problema que existe. Es aquella persona o suceso que transforma lo existente en algo mejor o peor de lo presente. En cierta instancia, todos somos cambiadores de juego cuando ejercemos buena o mala influencia en los demás o en las situaciones. Piensa en aquellas personas que han ejercido influencia en ti vida para bien o para mal. Piensa en cómo sus vidas han hecho cabida en tu mente y en tu corazón. Piensa también en cómo tú has ejercido influencia en otras personas y has sido parte de un cambio en ellos. Jesús ha sido el mejor “Game Changer” de la humanidad. Él ha cambiado las reglas del juego. Antes no teníamos acceso al Padre por nuestro pecado, pero ahora, a través de Él, tenemos perdón de pecados y vida eterna. Ahora podemos ser parte de una familia espiritual, tenemos propósito, dirección y una vida en abundancia. ¿Has dejado que Jesús cambie tu vida? Si no lo has hecho, es hora de hacerlo para que el rumbo de tu vida tome una dirección diferente, se llene de significado y experimente la plenitud. 

La Biblia dice en Juan 10:10, “El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia” (NTV).

Ilusión

Vivimos en un mundo lleno de personas que albergan “ilusiones”, es decir, ideas que el celebro interpreta erróneamente a lo que realmente ven los ojos. De la ilusión parte lo que se le llama “un mundo ideal”. Desde la niña que mira la película de princesas y crece buscando a su príncipe azul, como el niño que alberga la ilusión de tener un padre porque ha sido carente del mismo.

En su sentido más puro las ilusiones no son complemente malas ya que pueden servir como propulsoras convirtiéndose en metas y objetivos. Sin embargo, lastimosamente, la ilusión se puede convertir en nuestra peor enemiga cuando decidimos vivir en un mundo ideal sin enfrentar la realidad. Dios nos permite tener ilusiones que nos muevan hacia la acción. Porque, “fe sin acción es pura ilusión”.

Es decir, si lo esperamos ilusoriamente sin prepararnos, trabajar, y hacer algo al respecto, solo seguirá siendo una ilusión, parte del mundo ideal. Así que convierte tus ilusiones en acciones por medio de la fe. La Biblia lo explica muy bien cuando dice, 20 “¡Qué tontería! ¿Acaso no te das cuenta de que la fe sin buenas acciones es inútil? (Santiago 2:20, NTV).