Puro Corazón

Hay personas que podemos describir como dice el dicho: “Son puro corazón”. Mi amigo Harvey Mutz era una de estas personas. Su fe, ejemplo, sabiduría y manera de servir a Dios aún de las formas más simples son solo unas de las muchas características que lo hacían una persona que sabía amar a Dios y a los demás. Su premisa de vida era vivir un día a la vez a la luz de la eternidad. Una de sus frases célebres que constantemente compartía era: La vida es corta, esta termina antes que comience. ¿Vivimos de esa manera? ¿Vivimos un día a la vez?

No hay manera que podamos vivir un día a la vez sin el temor al mañana y sin los pesares del ayer a no ser que tengamos una relación con Jesús. Él es nuestra fuente diaria de regocijo, de sustento y de aliento. No hay nadie que pueda ministrar nuestro corazón con paz, tranquilidad y contentamiento sino Jesús. Él es la roca inconmovible en la cual podemos construir. Él es nuestra fortaleza. Él es quien nos proporciona sabiduría y entendimiento. Él es quien nos da esfuerzo y nos multiplica las fuerzas. 
¿Deseas ser una persona de puro corazón? Entrégale tu corazón a Jesús. La Biblia dice en Ezequiel 11:19, “19 Les daré integridad de corazón y pondré un espíritu nuevo dentro de ellos. Les quitaré su terco corazón de piedra y les daré un corazón tierno y receptivo” (NTV)

El Que Resuelve Problemas

Un día escuché una frase que es muy cierta: “En lugar de usar a Dios para resolver tus problemas, usa tus problemas para estar más cerca de Dios”. Esta es una gran verdad. Desafortunadamente en los momentos de más necesidad es donde estamos más prontos a buscar de Dios. ¿Le buscas en todo momento o le buscas solo cuando estas pasando por alguna necesidad?

Dios está atento a todas y cada una de nuestras necesidades. Las Escrituras dice que aún no están las palabras en nuestra boca cuando Él ya las sabe. Él conoce nuestras peticiones antes de que se las pidamos. Él evalúa nuestro accionar y nuestro vivir, y aún así permanece con nosotros. No hay nada oculto delante de Él. Su amor es inagotable, Su presencia es real, Su poder es muy grande, Su misericordia se renueva cada mañana y Su gracia es infinita. Entonces, ¿vienes a Él solo para que te resuelva los problemas o para conocerle cada día más? Jesús te está esperando. La Biblia dice en Hebreos 4:15, “15 Nuestro Sumo Sacerdote comprende nuestras debilidades, porque enfrentó todas y cada una de las pruebas que enfrentamos nosotros, sin embargo, él nunca pecó” (NTV)

Qué Inmenso Amor

Hay un himno de antaño que resuena en mi mente titulado: “Oh que amor, que inmenso amor, el de mi Salvador”. Es un amor sin comparación. Todas las manifestaciones terrenales que se puedan parecer al amor de Dios le quedan cortas a Su amor. El amor de una madre, de un padre, de familiares, de pareja, de amigos etc. Todas estas expresiones de amor dependen de Dios, porque Él es la manifestación máxima del amor ya que Él es amor.

Nuestro Dios no contiene pequeñas dosis de amor, Él es en sí amor. Su amor es inagotable, es eterno, es incondicional e inquebrantable. Su amor no tiene límites. ¿Has experimentado este tipo de amor? Si no lo has vivido, nunca es tarde. El amor de Dios está disponible en todo tiempo y se transfiere de generación en generación. El amor de Dios es vivencial, trascendental y fundamental. Su amor es vital. Es más, aquel que no ha conocido este tipo de amor, se ha perdido de lo mejor en la vida.

Hoy Dios nos abraza con Su inmenso amor. No importa la situación que estés pasando, descansa en el amor de Dios. Él desea darte este tipo de amor, ¿lo quieres o lo rechazas? La Biblia dice en 1 Juan 4:10, “10 En esto consiste el amor verdadero: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como sacrificio para quitar nuestros pecados” (NTV)

Aprendizaje

La vida está llena de lecciones y aprendizaje. Es más, la vida en sí es un aprendizaje constante. Desde pequeños aprendemos a hablar, caminar, jugar, memorizar, estudiar, trabajar, relacionarnos con otros, adorar a Dios, etc. La vida está llena de momentos de aprendizaje y es en sí toda una escuela donde aprendemos gratas y desafiantes lecciones.

Albert Einstein dijo: “La educación es lo que permanece cuando uno ha olvidado lo que aprendió en la escuela”. Es decir, no solo aprendemos en la escuela. Aprendemos en la universidad de la vida. Aprendemos de nuestros aciertos y desaciertos, aprendemos de nuestros triunfos, pero también de nuestras derrotas, aprendemos de nuestro alrededor y del ejemplo de otras personas y también aprendemos mucho de nosotros mismos. Sin embargo, de la mejor persona que podemos aprender es de nuestro Dios.
¿Has aprendido las lecciones que Dios te ha querido enseñar? Si es así, vivirás una vida en plenitud, pero si no aprendes de Él, tu aprendizaje será muy doloroso y poco provechoso. Él desea que aprendemos de Él. La Biblia dice en el Salmo 32:8, “El Señor dice: «Te guiaré por el mejor sendero para tu vida; te aconsejaré y velaré por ti” (NTV)

Reclamos

Los reclamos son comunes en nuestra vida. Reclamamos lo que es justo y hasta lo injusto. Reclamamos con razón o sin razón. Proferimos reclamos como también recibimos reclamamos de otros. En cuanto a eso, recuerdo haber leído una frase que dice: “Dios me creó. Así que cualquier queja o reclamo hablen con él”. Me hizo reír, pero no está del todo descabellada dicha expresión. Dios nos ha creado. Él nos ha hecho así como somos y no hay nada malo con eso. Al contrario, nos ha hecho únicos e irrepetibles.

Muchas veces le reclamamos a Él por habernos hecho como nos hizo. Los bajos de estatura desean ser altos, algunos que son altos, a veces desean tener una estatura promedio. Unos batallan con el color de su piel, otros con los rasgos peculiares de sus rostros. Algunos no les gustan sus ojos, nariz, sonrisa, etc. Otros, tienen problemas con aceptar su personalidad. En fin, le reclamamos a Dios cosas que no tienen mucho sentido.

¿Qué tal si le reclamamos Sus promesas? ¿Qué tal si nos apropiamos de Sus promesas y vivimos en fe bajo ellas? Esta clase de reclamo será mucho más productivo para nuestra vida. La Biblia dice en Hebreos 10:23, “23 Mantengámonos firmes sin titubear en la esperanza que afirmamos, porque se puede confiar en que Dios cumplirá su promesa” (NTV).

La Paciencia

“La paciencia no es algo fácil de lograr, sino algo que sólo se logra al saber esperar”. La paciencia no es esperar pasivamente para que todo se termine. No es sobrevivir semana tras semana, mes tras mes y año tras año. No es esperar que una persona se vaya, que una oportunidad se presente, que nos cambiemos de lugar, de una posición o de una situación. La paciencia no es un objetivo al cual tenemos que llegar, ni una meta que debemos conquistar. Es todo lo contrario. La paciencia es una esperanza activa, proactiva y muchas veces dolorosa, dependiente y expectante. En otras palabras, el esperar produce paciencia.

Yo defino la paciencia de una manera simple. “La paciencia es la ciencia de tener paz”. Es saber concebir, mantener y compartir la paz personal en cada circunstancia de nuestra vida. La paciencia va conectada con la espera. No se lleva a cabo de la noche a la mañana como pasa con los agricultores. Ellos esperan con paciencia las lluvias tempranas y tardías. Ellos esperan con ansias a que maduren los preciosos cultivos.
En el caminar de la fe, la paciencia es esperar para que Dios produzca el fruto reconociendo que hay algo más grande que está por venir. No es una marca de tiempo, ni es una carrera de velocidad, sino una carrera de resistencia. Es una maratónica de vida. El Señor es nuestra ayuda y nos hace pacientes. La Biblia dice en Proverbios 14:29, “El que es paciente muestra gran discernimiento; el que es agresivo muestra mucha insensatez” (NIV).

Sí Se Puede

“Sí se puede, sí se puede, sí se puede. Son las porras que escuchamos en los estadios, en las peleas, en las competencias, en muchos certámenes y demás”. La expresión “sí se puede” es una expresión de ánimo en medio de cualquier lucha. “Sí se puede” encapsula el apoyo, las ganas, el emprendimiento, la confianza, el desafío y el aliento.

Sabías que Dios es el primero que dijo: “Sí se puede”. Desde el día de la creación de la humanidad, Dios expresó Su sentir de sí poder hacerlo todo. Aún cuando la humanidad se apartó de Él, Su ánimo, apoyo y respaldo nunca se apartó de Su amada creación. Es más, aunque por muchas generaciones trataron una y otra vez el seguirle, Él busco la manera de poder restablecer lo que se había roto y perdido. 


Él dijo: “Sí se puede” y envió a Su Hijo a morir por cada uno de nosotros, ¿crees no poder o continuar hacia adelante? ¿Crees no poder con algún problema, enfermedad, relación o con tu vida misma? En Cristo, “sí se puede”. Él puede hacer lo que nosotros no podemos hacer. La Biblia dice en Juan 1:3, “Dios creó todas las cosas por medio de él, y nada fue creado sin él” (NTV).

Nuevos Desafíos

Usualmente no crecemos cuando las cosas se vuelven fáciles, crecemos cuando enfrentamos desafíos. Yo creo que una vida sin desafíos no sería vida, porque la vida está llena de múltiples desafíos que nos frustran, nos prueban, pero a su vez, nos hacen crecer. A veces el desafiarnos a nosotros mismos es la mejor manera para conducirnos a un crecimiento personal, emocional y espiritual.

La verdad de todo es que nos enfrentaremos a múltiples desafíos en la vida, pero dichos desafíos, suelen prepararnos para un futuro extraordinario. Así que no debemos desistir, sino permanecer, ya que la permanencia marcará la diferencia. ¿Qué debemos hacer? Saber que los desafíos vendrán. Enfrentar cada uno de ellos con una postura de fe. Pedir sabiduría al sobrellevar cada uno de ellos. Buscar la dirección de Dios, recibir ayuda cuando sea necesario y proseguir hacia la meta que Dios nos ha puesto por delante. Además, debemos recordar que cuando Dios nos llame a una tarea más allá de nuestras capacidades, debemos confiar en lo que sabemos de Él y de Sus promesas. Él nos ayudará a enfrentar, sobrepasar y aprender de cada desafío.

La Biblia dice en Santiago 1:12, “12 Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman” (RV1960)

Nuevas Oportunidades

Cuando menos lo esperas, la vida te sorprende con nuevas oportunidades. En cierta instancia, todos los días son una nueva oportunidad. Nunca es tarde para emprender un nuevo rumbo, vivir una nueva historia o construir un nuevo sueño. Algunos resisten el cambio porque tienen miedo a lo desconocido, pero muchas veces el cambio es el camino a nuevas oportunidades hacia el éxito.

No olvidemos que las dificultades dominadas son oportunidades ganadas. Cada nuevo amanecer puede traer nuevos pensamientos, nuevas esperanzas y un sinfín de nuevas oportunidades. A veces toca comenzar de cero, sin embargo, aunque toque hacerlo, recibirás una nueva oportunidad para hacer las cosas bien. Como alguien bien lo dijo: “La capacidad de cambiar tu mundo es tan grande como las ganas que tengas de hacerlo”.

Dios es un Dios de nuevas oportunidades. Él no se cansa de ser paciente, perdonador y compasivo. ¿Deseas una oportunidad de parte de Él? Sólo pídela y Él te la dará. La Biblia dice en el Salmo 103:8, “Misericordioso y clemente es Jehová; Lento para la ira, y grande en misericordia” (RV1960)

Las Reglas Del Juego

En cada deporte hay reglas de juego. No se puede jugar exitosamente sin saber las reglas del juego. En la vida hay ciertas reglas que aplicamos diariamente. Por ejemplo, leí una frase titulada siete reglas básicas de vida que dicen: “Haz las pases con tu pasado, lo que otros piensen de ti, no es de tu importancia, el tiempo casi lo cura todo así que dale tiempo, nadie es responsable de tu felicidad-sólo tú, no te compares con los demás y dejar de juzgar, deja de pensar tanto y sonríe más”.

Aunque me gustan estas reglas para la vida y deseo también practicarlas, ¿qué tal unas reglas para vivir mejor espiritualmente? Por ejemplo, buscar cada día más de Dios, escuchar Su dirección, seguir Su Palabra, cuidar de nuestras relaciones, recursos y de nuestro tiempo. Qué tal si permanecemos en la brecha de lo que nos hemos propuesto, si somos fieles a las tareas asignadas, flexibles cuando sea necesario e innovadores cuando se presente la oportunidad.

Pidámosle a Dios que nos ayude a guardar las reglas del juego, pero sobre todo a permanecer en ellas. Él nos ayudará. La Biblia dice en 2 Tesalonicenses 3:5, “5 Que el Señor les guíe el corazón a un entendimiento total y a una expresión plena del amor de Dios, y a la perseverancia con paciencia que proviene de Cristo” (NTV)