Un Viaje Diferente

¿Has pensado en hacer algo diferente para salir de la rutina diaria que tanto te domina? Prueba algo que no has probado. Si no te gusta algo es porque lo has probado, no porque lo desestimaste. Siempre da lo mejor de ti donde estés. Lo que se planta ahora, se cosechará más tarde. Esta es una ley natural que rige tanto a buenos como a malos. Escribe en tu corazón que cada día es el mejor día del año. Vive un día a la vez, aprendiendo del pasado, disfrutando el presente y esperando expectante el futuro. 

No tengas miedo de caerte, porque el que se queda en el miedo, nunca emprende un viaje exitoso. Recuerda que un viaje de mil millas comienza con un solo paso y el resto del viaje es un montón de pasos pequeños. Camina paso a paso pero planea correr cuando sea necesario. No te quedes atascado en el primer obstáculo, es más, espera con ansias los obstáculos para que cuando estos lleguen estés preparado para enfrentarlos. 

Cree que todo lo puedes en Cristo y estarás en la mitad del camino. Sobre todo recuerda que nadie puede volver atrás y hacer un nuevo comienzo, sin embargo, cualquiera puede comenzar a partir de ahora y hacer un nuevo final. 

La Biblia dice en el Salmo 37:3, “Confía en el Señor y haz el bien; establécete en la tierra y mantente fiel” (NTV).

Dios te Protege

Un día leí la siguiente frase: “Nadie derrumba a quien Dios levanta. Nadie derrota a quien Dios protege. Nadie maldice a quien Dios bendice”. Dios es nuestra protección. Por ejemplo, las ovejas por naturaleza son animales indefensos, por eso es que el pastor utiliza algunas herramientas para cuidarlas y protegerlas. El pastor usa una vara para proteger y un cayado con un pequeño gancho para rescatarlas. Nosotros somos como ovejas perdidas, así que Jesús vino a la tierra para ser nuestro buen Pastor. Así como un pastor usa las herramientas físicas de la vara y el cayado para proporcionar dirección y protección, Dios quiere protegernos y dirigirnos.

Hay algunas maneras como Dios nos protege. Primero, si le traes tus heridas, Él es compasivo. Él tiene compasión de nosotros porque sabe que somos indefensos sin Él (Mateo 9:36). Segundo, si lo sigues, Él te lleva en la dirección correcta. Él va primero como Pastor y te conduce para que vayas por el buen camino (Juan 10:4). Tercero, si te confundes o te alejas, Jesús te traerá de vuelta. Él deja atrás a las ovejas que están bien y se va en búsqueda de la perdida hasta que la encuentra, ¡qué bendición! (Mateo 18:12). Cuarto, si fracasas o caes, Jesús te rescata y te pone en el camino de la recuperación (Mateo 12:11-12). Por último, si confías en Él para salvación, Su promesa se cumplirá.

La Biblia dice en Juan 10:11, “»Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida en sacrificio por las ovejas” (NTV).

La Humildad Y Las Relaciones

“El orgullo destruye las relaciones, pero la humildad es el antídoto del orgullo”. La humildad construye relaciones. El problema con el orgullo es que te engaña. Todos los demás pueden verlo en nosotros, menos nosotros mismos. El orgullo se manifiesta en maneras diferentes como por medio de la crítica, la competencia, la obstinación y la superficialidad. Sin embargo ¿cómo vamos a crecer tú y yo en humildad? Esto solo sucede al permitir que Jesucristo comience a controlar nuestros pensamientos, corazones, actitudes y reacciones. Él tiene que ser parte de este proceso.

Pero ¿cómo te conviertes en una nueva persona? ¿cómo empiezas a pensar de una manera diferente? La ley básica de las relaciones es esta: “Tú tiendes a ser como las personas con las que estás pasando tiempo”. Si pasas tiempo con gente gruñona, te vuelves más gruñón. Si pasas tiempo con gente feliz, te vuelves más feliz. Si quieres tener más humildad, pasa tiempo con Jesucristo. Él es humilde y Él quiere una relación contigo. Él quiere que pases tiempo con Él en oración, leyendo Su Palabra y hablándole. Él es humilde y a medida que lo conozcas, te volverás más como Él.

Cuando pasas tiempo con Jesús, te vuelves más humilde y eso construirá aún más todas tus relaciones. Piensa en qué necesitas cambiar en la forma que piensas de otras personas para que coincida con lo que piensa Jesús. La Biblia dice en 1 Pedro 3:8, “Por último, todos deben ser de un mismo parecer. Tengan compasión unos de otros. Ámense como hermanos y hermanas. Sean de buen corazón y mantengan una actitud humilde” (NTV)

Prueba

“Una vida que no es probada es una vida que no puede ser confiada”. Las pruebas existen para probar quienes somos realmente. Las pruebas nos frustran, nos cansan y nos hacen dudar. Sin embargo, al salir de las pruebas experimentamos gozo, descanso, fortaleza y confianza para seguir adelante. Las pruebas son indispensables y necesarias para el ser humano. Las pruebas son salones de enseñanzas que nunca se olvidan y se convierten en el fundamento donde se puede construir más ricamente.

Así como el oro es pasado por el fuego para ser probado sin perder su valor, nosotros también pasamos por las pruebas para demostrar de qué realmente estamos hechos. Las pruebas purifican, depuran y hacen de cada persona alguien mejor. Al igual que un billete puede ser pisoteado, mojado, arrugado y maltratado sin perder su valor, los seres humanos, aunque seamos probados, no perdemos nuestro valor.

Así que las pruebas son parte del plan de Dios para hacernos más como Él quiere y servirle mejor en el lugar que Él quiere. De modo que, abraza tus pruebas, ellas suelen ser parte del diseño de Dios para ti. La Biblia dice en Santiago 1:2-3, “Amados hermanos, cuando tengan que enfrentar cualquier tipo de problemas, considérenlo como un tiempo para alegrarse mucho porque ustedes saben que, siempre que se pone a prueba la fe, la constancia tiene una oportunidad para desarrollarse” (NTV).

Asumir Los Errores

“Tu vida no cambiará hasta que asumas tus errores del pasado y decidas cambiarlos”. La vida tiene buenos y malos momentos, pero a las personas nos cuesta aceptar que no siempre nos salgan las cosas como deseamos. Sin embargo, las experiencias negativas y los fracasos, son oportunidades para aprender y crecer como personas. Nadie consigue llegar al éxito sin haberse caído alguna vez por el camino.

No aprender de los errores es negativo para nuestro bienestar. Vivir del pasado es un grave error que debemos evitar y el peor error es tirar la toalla a mitad del camino. Equivocarse puede doler, pero crecer significa cometer errores y sobrepasar el dolor. Sin embargo, cuando nos caemos es necesario levantarse y seguir adelante. Como dicen por ahí: “Cada fracaso es una oportunidad para crecer”. Los errores a menudo suelen ser los buenos maestros del éxito.

Por otro lado, la experiencia es el nombre que todo el mundo le da a sus errores. Debemos orar que Dios convierta nuestros peores errores en peldaños hacia la victoria. En conclusión, intentar evitar errores es el error más grande de todos. La Biblia dice en Isaías 43: 18-19, “ Olviden las cosas de antaño; ya no vivan en el pasado. ¡Voy a hacer algo nuevo! Ya está sucediendo, ¿no se dan cuenta?
Estoy abriendo un camino en el desierto, y ríos en lugares desolados” (NTV).

Seis Pautas Para La Vida

El día de hoy leí unas frases que se titulan, “seis pautas para la vida”. Me gustó cada una de ellas por su profundidad y a su vez su simplicidad. Estas frases dicen lo siguiente: “Cuando estés solo, cuida tus pensamientos. Cuando estés con amigos, cuida tu lengua. Cuando estés enojado, cuida tu temperamento. Cuando estés en grupo, cuida tu comportamiento. Cuando estés en problemas, cuida tus emociones. Por último, cuando empieces a tener éxito, cuida tu ego”. 

¿Qué verdades tan prácticas se nos presentan aquí? Al estar solos, tenemos una batalla campal con nuestros pensamientos. Estos nos pueden alentar o atormentar. Cuando estamos con amigos, batallamos con callar o hablar cuando es debido al frente de las personas correctas y en el momento indicado. Por lo tanto, el cuidar la lengua es crucial en la vida. Al estar enojados, solemos explotar con lo peor que aflora de nuestro temperamento. Así que controlarnos es lo mejor. Cuando estamos en grupo, debemos siempre cuidar nuestro proceder ya que estamos al escrutinio de todos y cada cosa que hagamos puede llegar a ser cuestionada. 

De la misma manera, al estar en problemas no debemos dejarnos dictar por emociones sino por convicciones y razones. Finalmente, al probar un poco de éxito siempre batallaremos con nuestro ego. Debemos humillarnos constantemente ante el Todopoderoso porque de acuerdo a esa medida, todos saldremos cortos. La Biblia dice en Proverbios 19:20-21, “Escucha el consejo y acepta la corrección, y llegarás a ser sabio” (NTV).

Alianzas

¿Quién es tu aliado(a)? ¿En quién te apoyas? ¿En dónde está tu confianza? En nuestros días es muy común desarrollar alianzas. Una alianza es una manera de unir fuerzas, ideas, recursos y personas para llevar a cabo una visión o para cumplir un objetivo en común. Hay alianzas con acuerdos muy específicos y estipulados, como hay otras que se hacen todos los días sin darnos cuenta.

Las alianzas requieren de compartir tiempo, recursos y personal humano. También requieren de tener una apertura hacia el cambio, hacia el aprendizaje, hacia la flexibilidad y hacia la adaptación. En el caminar de la fe debemos aliarnos con otros que tengan ideales como los nuestros, que caminen hacia el mismo objetivo y que persigan incansablemente su crecimiento espiritual. Por otro lado, debemos cortar con las alianzas que nos desaniman, que nos apartan y que nos desvían de hacer la voluntad de Dios.

Dios desea ser tu aliado y proveerte de los recursos necesarios para que camines con Él. Además, Él ha establecido una comunidad alrededor tuyo para animarte, desafiarte y motivarte a proseguir en la fe. La Palabra de Dios algunas veces habla de las alianzas como pactos. Algo que no se rompe porque depende de Dios y no de ti. Entonces, ¿deseas aliarte con Él?


La Biblia dice en Deuteronomio 31:8 , “8 Y Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te intimides” (NTV).

Angustia

Vivimos en un mundo de personas angustiadas. Unos se angustian de la nada y otros por razones muy verídicas. La angustia es un sentimiento agobiador, azotador, desalentador y muchas veces frustrante. Martín Heidegger dijo: “La angustia es la disposición fundamental que nos coloca ante la nada”. En otras palabras, es un sentimiento que emocionalmente hablando nos deja sin bases sustentables. La angustia suele ser constantemente irracional porque tiende a opacar nuestro razonamiento al punto de pensar cosas que nunca pensaríamos sino estuviésemos angustiados. Es por eso que todos queremos vivir sin angustia.

Entonces, ¿qué podemos hacer para no angustiarnos de manera desmedida? Tomar control de nuestros pensamientos los cuales alimentan nuestros sentimientos. De la misma manera, debemos evaluar cuál es la base de la angustia, de modo que si no encontramos base alguna, dicha angustia es innecesaria. Por otro lado, debemos eliminar los factores que nos causen angustia de los cuales no tengamos el control. Por ejemplo, no podemos controlar lo que otras personas digan o hagan, lo cual es una de las propulsoras de la angustia. Finalmente, debemos confiar en Dios. Él está en control y conoce nuestra situación.

Dios puede calmar todas tus angustias, ¿dejarás que Él las lleve? La Biblia dice en Isaías 41:10, “ 10 Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa” (NVI)

Dependencia Divina

Una día me levanté con esta frase en mente y la escribí en pedazo de papel antes de olvidarla, “La perfección más grande a la que un alma aspira la alcanza cuando más depende de la gracia divina”. Nuestra alma es donde albergamos nuestros sentimientos, emociones y voluntad. Dios mismo nos ha hecho sensibles para poder sentir Su amparo y fortaleza en los momentos de desesperación. Nos ha dotado de emociones para animar, ayudar y ser de bendición a otros. Nos ha dado una voluntad para discernir Su voz y seguirle.

Cuando hablo de perfección, al igual que en las epístolas del apóstol Pablo, me refiero a la madurez. Entonces, creo que la madurez en su máxima expresión la experimentamos al depender completamente de la gracia de Dios. Pero, ¿cómo podemos hacerlo? En primer lugar, reconociendo que no podemos depender de nuestra propia opinión ni de nuestra propia prudencia. De ser así, cometeríamos muchos errores. En segundo lugar, no podemos depender totalmente de otros porque usualmente llegarán a decepcionarnos. Tampoco podemos depender de los recursos porque estos pueden llegar a agotarse. En tercer lugar, debemos reconocer que somos seres finitos y no tenemos control de muchas cosas aunque quisiéramos tenerlo.

Finalmente, debemos depender de la gracia divina, del favor inmerecido y de la provisión diaria de parte de Dios. Solo así seremos plenos, seguros y por su puesto alcanzaremos la “madurez” espiritual. La Biblia dice en el Salmo 54:4, “Pero Dios es mi socorro; el Señor es quien me sostiene”, (NVI).

Lo Que Pueda Pasar

“Normalmente le damos más importancia a lo que pueda pasar y no a lo que está pasando”. Debemos entender que lo pasado ha huido, el futuro está ausente, pero el presente es nuestro. Por lo tanto una buena postura sería: aprender del pasado, prepararnos para el futuro, pero vivir en el presente. Muchas veces esperamos el momento perfecto. Por el contrario, debemos tomar este momento y hacerlo perfecto. De esta manera el pasado suele ser una experiencia que el presente aprovecha y que el futuro perfeccionará.

He aquí algunos consejos: no dejes que el pasado te encadene y te torture, aprende de él y no cometerás los mismos errores. Prepárate en el presente e invierte muy bien tu tiempo. No corras, porque de la corrida solo queda el cansancio. Toma consejo de otros que han atravesado por el mismo camino. Permite que Dios te hable en el sendero. Espera con fe lo que viene por delante. Por último, aprende de los niños quienes viven como si no tuvieran pasado ni futuro, pero se gozan del presente, cosa que rara vez nos ocurre a nosotros.

Ora al Señor y dile: “En tus manos están mis tiempos”. La Biblia dice en Oseas 12:6, “Y tú, vuelve a tu Dios,
practica la misericordia y la justicia, y espera siempre en tu Dios” (LBLA).