Provisión

¿Te has sorprendido por la provisión sobrenatural de algo en tu vida? ¿Te has quedado anonadado(a) por la manera como Dios te ha provisto cuando menos lo esperabas? ¿De qué manera has recibido la provisión de Dios? ¿De qué manera ha movido Dios a las personas para obrar a favor tuyo?

Jesús conoce nuestras necesidades. La Biblia relata la historia de que en una ocasión la multitud había estado con Él por tres días y tenían hambre. Él conocía las necesidades que tenían por el tiempo que habían estado con en camino con Él. Jesús conoce exactamente las necesidades individuales que tenemos. Él conoce cada detalle de nuestra vida y nada le es oculto. Tenemos periodos de necesidad material que Dios conoce. Él no es ajeno a nuestras necesidades físicas, emocionales o espirituales. Él siempre provee. La palabra provee, viene de la raíz de prever, es decir, de ver antes de que suceda. Dios “ve antes” todas nuestras necesidades y las suplirá en su debido tiempo.
La Biblia dice, “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”, (Filipenses 4:19, RV1960).

El Poder de Decir No

¿Cuantas veces has luchado con decir NO? Yo no creo que soy el único que sufre con eso pero muchas veces tengo un grave problema con decir NO. Aunque esta palabra es aprendida desde los primeros años del desarrollo humano, se hace más complicada el pronunciarla en momentos claves de nuestra vida en la edad adulta.

Al pronunciar un “no”, accedemos a un “si” y al pronunciar un “si” accedemos automáticamente a un “no”. Parece paradójico pero así es. Sin embargo, hay muchas cosas a las cuales debemos decir no. Por ejemplo, a las cosas que dañan nuestro cuerpo, a las relaciones tóxicas, a los lugares indebidos, a las cosas que inapropiadas. En fin, debemos decir, “no”, al pecado. A todo lo que nos hace errar el blanco. Debemos tomar una decisión de “no contaminarnos” como lo hizo Daniel en la Biblia (Daniel 1:8).

Piensa en la lista a la cual debes decir no hoy. Podría ser un no a la tristeza, un no al dolor, un no a la amargura, un no al maltrato, un no al chisme, o un no a una relación tormentosa. En fin, solo Dios y tu saben a que tienes que decir NO. Es una simple palabra pero a su vez muy profunda. Es mejor decir un no ahora, que experimentar un no por siempre por una mala decisión. La Biblia dice, “Simplemente di: Sí lo haré, o no lo haré. Cualquier otra cosa proviene del maligno”, (Mateo 5:37, NTV).

Maximizar

Uno de los términos que más se usan en nuestros días en los entrenamientos de liderazgo y de producción es “maximizar”. Se anima a las personas para que maximicen su tiempo, su dinero, sus oportunidades, su potencial, su preparación, etc. En términos empresariales, los inversionistas esperan que se maximicen las ganancias. Por otro lado, en el área de la salud, los doctores recomiendan maximizar el organismo al cuidarlo con una buena alimentación y una buena rutina de ejercicio.

En el área de las emociones, la ciencia de la moralidad dice tratar con maximizar la salud psicológica y social. Maximizar también es priorizar. Una máxima es un principio primario de prioridad. Las personas debemos poner nuestras prioridades en orden para mantener una buena salud integral. Entonces, piensa en las cosas, relaciones o situaciones que necesitas maximizar.
¿Necesitas maximizar tus dones y talentos? ¿Necesitas maximizar tu potencial? ¿Necesitas maximizar tus oportunidades? ¿Necesitas maximizar en tus relaciones interpersonales? ¿Necesitas maximizar en tus relaciones laborales? Aún, más importante, ¿necesitas maximizar en tu relación con Dios? La Biblia dice en Colosenses 4:5, “Vivan sabiamente entre los que no creen en Cristo y aprovechen al máximo cada oportunidad” (NTV).

Qué Clase De Semilla Siembras

Por algún tiempo mi familia y yo guardamos algunas semillas que habíamos comprado para sembrarlas cuando se presentara la oportunidad. Un día, me dio por comprar la matera donde sembrarlas y llegué emocionado a emprender la siembra con mis hijos. Así que abrimos las bolsas de tierra, las depositamos en la matera y esparcimos las semillas sembrándolas rápidamente.

Después de regar las semillas diariamente por unas semanas, mi esposa nos preguntó qué habíamos sembrado. De todas las semillas que teníamos, no pudimos recordar con precisión las que habíamos sembrado. Así que poco a poco nos estamos dando cuenta qué fue lo que realmente sembramos.

Así nos pasa muchas veces en la vida. Quizá no recordemos con precisión todo lo que hemos sembrado, pero si nos daremos cuenta con el tiempo cuál será el fruto de nuestra siembra. No hay manera que sembremos una semilla y se produzca un fruto diferente. Esto iría en contra de las leyes de la naturaleza humana y también aplica en las leyes espirituales. La pregunta que surge es, ¿qué estamos sembrando hoy para recoger mañana? . En otras palabras, “recogemos lo que sembramos”. La Biblia dice, “No se dejen engañar: nadie puede burlarse de la justicia de Dios. Siempre se cosecha lo que se siembra”, (Gálatas 6:7, NTV).

El Temor Te Está Frenando

¿Sientes que el temor te está frenando? ¿Sientes que el miedo no te deja hacer ni alcanzar todo lo que puedes? Como dice una frase: “La persona más peligrosa es una que este llena de miedo. Esa es la que hay que temerle más”. El temor es paralizante y frustrante. Usualmente hay tres tipos de temor que evitarán que desarrolles tus talentos y cumplas tu propósito.

Primero es “dudar de ti mismo”. Eso mantiene a las personas encerradas en una prisión e incapaces de desarrollar su potencial. Este es en realidad el temor al fracaso. ¡Pero el fracaso no tiene que ser fatal! De hecho, el temor al fracaso es mucho peor que el fracaso en sí mismo. El fracaso es como aprendes lo que no funciona.

En segundo lugar es tu auto-consciencia. Si te preocupas sobre lo que otras personas piensan, no harás nada en tu vida. Solo tienes que hacer lo que Dios te dice que hagas. Eso es todo lo que cuenta.

Por último, es tu auto-compasión. Habían dos discípulos quienes tuvieron grandes fracasos. Pedro y Judas, ambos negaron a Jesús en momentos de crisis, pero cada uno respondió a su fracaso de forma diferente. Judas se fue y tuvo mucho remordimiento y luego se colgó. Pedro, por otro lado, lloró amargamente, se avergonzó de lo que hizo, se arrepintió y le pidió perdón a Dios. Luego, se levantó y regresó a servir a Dios. En lugar de vivir con miedo, cree lo que Dios tiene para ti. La Biblia dice en el Salmo 56:3, “Cuando siento miedo, pongo en ti mi confianza” (NVI).

No Hay Nadie Como Tú

Recuerdo en mis años de seminarista el siguiente canto que entonábamos cada vez que uno de nosotros cumplía años. El canto dice lo siguiente: “Sabías que eres especial, sabías que tienes un lugar allá en el cielo. No hay nadie como tú, tan especial, con tus defectos y cualidades, como tú no hay”. Las expresiones que usábamos cuando decíamos “defectos y cualidades” mostraban que la persona tenía pocos defectos y muchas cualidades. Aunque la canción parezca un poco cómica y hasta infantil, nos habla de una gran verdad. Habla de la “unicidad” con la que Dios nos creó y Su propósito para cada uno de nosotros.

Dios, en Su infinita bondad nos ha diseñado exclusivamente y particularmente. Este diseño es especial al ser únicos. Lo podemos ver en las piezas de arte que son únicas y en el valor exorbitante que estas tienen. En cierta instancia, tú y yo somos una pieza de arte de Dios. Él soñó en formarnos como somos para un plan único, un propósito especial y una meta final. Somos la culminación de Su máxima expresión de amor.

De modo que cada vez que te sientas desanimado o tiendas a comparte con los demás, recuerda que “eres único para un propósito único que nadie podrá hacer por ti”. La Biblia dice en el Salmo 139:13-14, “Tú creaste mis entrañas; me formaste en el vientre de mi madre. ¡Te alabo porque soy una creación admirable! ¡Tus obras son maravillosas, y esto lo sé muy bien!”, (NTV).

Encontrando El Contentamiento

Me gusta la siguiente frase que leí un día: “La felicidad no es mi destino, es la actitud con la que viajo por la vida”. Esto tiene que ver con el contentamiento. Mucha gente piensa que el contentamiento es difícil de alcanzar, porque la felicidad y la paz nunca duran. ¿Pero es esa la verdadera razón? Es común asociar un estado de satisfacción con una situación positiva. El contentamiento no es algo que venga de modo natural, se aprende. Usualmente, no es en medio de la comodidad que sentimos gratificación, sino en situaciones que nos causan problemas, temor y ansiedad.

El apóstol Pablo tuvo muchas oportunidades de aprender estas lecciones, porque su vida fue una serie de dificultades (2 Cor. 11:23-33). En sus cartas, él comparte lo que había aprendido sobre el contentamiento con la siguiente conclusión: “Enfocarse en Cristo en vez de las circunstancias”. Pablo tenía todas las razones para quejarse, porque fue encarcelado de manera injusta. Sin embargo, en su carta a los filipenses, no culpó a nadie ni se quejó. Al contrario, siguió regocijándose en Cristo porque allí es donde se encontraban su enfoque, afecto y devoción.

En resumen, debemos enfocarnos en lo que Dios está haciendo por medio de cada situación. En otras palabras, podríamos decir que Pablo evaluó sus circunstancias a través de un lente enfocado en Dios. El resultado fue el gozo y el contentamiento en toda su vida. La Biblia dice en Filipenses 4:11 , “No que haya pasado necesidad alguna vez, porque he aprendido a estar contento con lo que tengo” (NTV).

Sacrificios No Valorados

“Los sacrificios que otros no valoran, Dios sí los valora”. ¡Actúa en vez de suplicar. Sacrifícate sin esperanza de gloria ni recompensa! Sin sacrificio, no hay victoria porque cada sacrificio es un acto de honor. Alguien dijo: “No se puede conseguir el paraíso sin sacrificios”. Este fue el ejemplo del Señor Jesús cuando al estar en la cruz, le dijo al malhechor: “Si crees, estarás conmigo en el paraíso”. Ya antes había dicho que al que cree todo le es posible.

Jesús más que nadie conoce y valora todos tus sacrificios, aun aquellos que el mundo no valora. Él valora todo tu esfuerzo, porque lo bueno llega a través de tu esfuerzo. La razón por la que las personas fracasan realmente no es porque pusieron sus metas muy altas, sino porque las pusieron muy bajas y no quisieron pasar por ningún sacrificio. El Señor Jesús no puso estándares bajos, Él dio el todo de sí ¿lo hacemos nosotros?

No te desanimes, sigue adelante porque tu bendición viene de Dios. Esfuérzate todos los días al depositar todas tus cargas en Cristo Jesús. Aprende de Su ejemplo que nos enseña que si uno no lo ha dado todo, entonces, no ha dado nada. La Biblia dice en Tito 2:14, “Él se entregó por nosotros para rescatarnos de toda maldad y purificar para sí un pueblo elegido, dedicado a hacer el bien” (NTV).

Asumir Los Errores

“Tu vida no cambiará hasta que asumas tus errores del pasado y decidas cambiarlos”. La vida tiene buenos y malos momentos, pero a las personas nos cuesta aceptar que no siempre nos salgan las cosas como deseamos. Sin embargo, las experiencias negativas y los fracasos, son oportunidades para aprender y crecer como personas. Nadie consigue llegar al éxito sin haberse caído alguna vez por el camino.

No aprender de los errores es negativo para nuestro bienestar. Vivir del pasado es un grave error que debemos evitar y el peor error es tirar la toalla a mitad del camino. Equivocarse puede doler, pero crecer significa cometer errores y sobrepasar el dolor. Sin embargo, cuando nos caemos es necesario levantarse y seguir adelante. Como dicen por ahí: “Cada fracaso es una oportunidad para crecer”. Los errores a menudo suelen ser los buenos maestros del éxito.

Por otro lado, la experiencia es el nombre que todo el mundo le da a sus errores. Debemos orar que Dios convierta nuestros peores errores en peldaños hacia la victoria. En conclusión, intentar evitar errores es el error más grande de todos. La Biblia dice en Isaías 43: 18-19, “ Olviden las cosas de antaño; ya no vivan en el pasado. ¡Voy a hacer algo nuevo! Ya está sucediendo, ¿no se dan cuenta?
Estoy abriendo un camino en el desierto, y ríos en lugares desolados” (NTV).

Dios Escoge

“Dios escoge a quienes usa y usa a quienes escoge”. En otras palabras, Dios no escoge a los preparados, prepara a los escogidos. Cada uno de nosotros ha sido diseñado de manera única y exclusiva por Dios. Pueden haber personas parecidas a ti, pero no hay nadie igual a ti sobre la faz de la tierra. Es más, no ha existido nadie igual que tu, ni existirá. Eso nos habla de un Dios que no carece de creatividad, pero también de un Dios que nos ha dado un propósito único para cada tiempo y generación.

Se estima que hay cerca de ocho billones de habitantes en el mundo. Sin embargo, no hay ningún ser igual que el otro. Es más, los intentos de clonar a alguien pueden trazar las características físicas, pero nunca podrán clonar el alma. El sentido de unicidad es real en cada ser humano ¿por qué? Simplemente porque somos diseño exclusivo de Dios. Él ha escogido tu complexión física y las características exclusivas de tu ser. Con ese diseño vino también en ti un propósito para el cual has nacido. Nadie podrá cumplir el propósito por el que tú has sido diseñado.

Entonces, acepta y abraza el diseño de Dios para ti, identifica las habilidades con las que has sido dotado y deja que Él te prepare de la mejor manera posible. La Biblia dice en Jeremías 1:5a, “Te conocía aun antes de haberte formado en el vientre de tu madre; antes de que nacieras, te aparté…” (NTV).