Dios no tiene prisa

Vivimos en un mundo que anda a prisa. Parece ser que las personas corren de un lado para otro de actividad en actividad, de suceso en suceso y de evento en evento. La ocupación se ha relacionado con el estatus, con la posición y con el poder. Sin embargo, como dicen por ahí: “De la prisa solo queda el cansancio”.

La prisa es buena cuando hay que actuar con un sentido de urgencia y responsabilidad. La prisa es buena cuando es una respuesta rápida a una responsabilidad apremiante, cuando tiene las mejores intenciones y puros motivos. No obstante, la prisa es contraproducente cuando nos agobia y nos frustra. Aún más, cuando nos hace cometer errores por no tomar el tiempo de pensar, evaluar y actuar concienzudamente. San Francisco de Sales dijo: “Lo que se hace con precipitación nunca se hace bien; hay que obrar siempre con tranquilidad y calma”. Muchas veces echamos a perder las cosas por tener prisa de concluirlas. Todo lo que es loable y digno toma su tiempo para llevarse a cabo. Entonces, ¿por qué queremos que todo salga bien de prisa?

Piensa en las cosas que Dios está haciendo en tu vida. Él no tiene prisa y Su tiempo es diferente al tuyo. Todo lo que Él comienza lo termina de la mejor manera posible. Deja que Él obre en ti y tómate el tiempo de orar, esperar y depender en Él. La Biblia dice en Proverbios 19:2,“El entusiasmo sin conocimiento no vale nada; la prisa produce errores” (NTV).

Marineros Espirituales

Leyendo un artículo en un magazine, tomé nota de la siguiente frase: “Cualquiera navega en aguas tranquilas, pero los mejores marineros aprendieron en medio de las tormentas más difíciles”. Edward Gibbon, experto en marineros, dijo: “Los vientos y las olas siempre están al lado de los navegantes más expertos”. En otras palabras, las tormentas más fuertes son el aula de clases de los marineros más prominentes.

Nosotros somos los marineros en el océano llamado vida. Las tormentas torrenciales con sus fuertes vientos y sus violentas aguas son inevitables. En vez de esperar una vida sin dichas tormentas, debemos hacer de las tormentas una sala de enseñanzas para aprender a cómo navegar y sobrepasar cada una de ellas. Las grandes olas, no podrán hacernos bajar ni hundir en la barca de nuestra vida. De modo que cuando vengan los vientos y las olas más fuertes, debemos aprender que lo único que podemos hacer cuando llueve, es dejar que pase, protegernos y esperar que todo se calme. Todas las tormentas tienen una característica fundamental: “Todas, sin excepción, terminarán”. No hay tormentas eternas, pero sí se pueden aprender lecciones de tenacidad, perseverancia, dependencia y diligencia en cada una de ellas.

Dios es tu refugio en medio de la tormenta, ¿deseas refugiarte como un buen marinero en Él? La Biblia dice en Isaías 32:2,“Cada uno será como un refugio contra el viento, como un resguardo contra la tormenta;
como arroyos de agua en tierra seca, como la sombra de un peñasco en el desierto” (NVI).

¿Dónde Está El Problema?

El famoso científico Albert Einstein dijo: “No podemos resolver problemas pensando de la misma manera que cuando los creamos”. Debemos recordar que para todo problema humano, hay siempre una solución, aunque no sea la que queramos o esperemos. En el lado espiritual, el problema no está en Dios, el problema somos nosotros que no estamos listos para lo que Él quiere hacer. Muchas veces, nosotros mismos somos los causantes de nuestros propios problemas y nos hacemos la siguiente pregunta: ¿Dónde está el problema?

El problema está en nosotros mismos y en cómo abordamos nuestros problemas con los demás. Henry Ford, industrial estadounidense, dijo: “La mayoría de las personas gastan más tiempo y energías en hablar de los problemas que en afrontarlos”. Entonces, una muy buena práctica sería identificar el problema, evaluar la raíz del mismo, enfrentar o encarar la situación y buscar ayuda para resolverlo cuando sea necesario. El evadir o evitar los problemas nunca es una buena práctica.

Así que, “enfrenta tus problemas”. Dios te deja pasar por ellos como oportunidades para demostrar lo que sabes, para enseñarte lo que no sabes y para manifestar lo que solo Él sabe. La Biblia dice en el Salmo 143:10, “10 Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; Tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud” (NTV).

Oración Pequeña

No lo dudes: “No existe oración pequeña, ni insignificante, todas ellas llegan delante de Dios”. A veces menospreciamos el poder de la oración cuando ella tiene el extraordinario poder de transformar lo imposible en posible. Al igual que con la fe, no es tanto el tamaño de tu fe, sino en quién la depositas. En el caso de la oración, no tiene que ver con las tantas palabras o lo elaborado del mensaje de la misma, sino con la sencillez y humildad de corazón con la cual se eleve delante de Dios. El salmista David entendió este principio muy bien cuando dijo: “Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios” (Salmo 51:17b).

La madre Teresa de Calcuta dijo: “Debemos amar la oración. La oración dilata el corazón hasta el punto de hacerlo capaz de contener el don que Dios nos da de sí mismo”. La oración es la fuerza del cristiano porque en la debilidad y en la fragilidad de nuestra vida, podemos dirigirnos a Dios con confianza, interceder por otros, clamar por Su ayuda, buscar Su dirección, reclamar Sus promesas, confesar nuestras faltas, confiar en Sus palabras, pedir dirección y esperar en fe en Su respuesta.

De modo que no hay oración pequeña ni insignificante delante de Dios. Así como el publicano profesó y dijo: “ Señor, perdóname”, Dios desea escuchar nuestras simples y profundas oraciones. La Biblia dice en el Salmo 4:1, “Respóndeme cuando clamo, oh Dios de mi justicia. Cuando estaba en angustia, tú me hiciste ensanchar; Ten misericordia de mí, y oye mi oración” (NTV).

No Tengo Tiempo

A menudo digo esta frase: “Vivimos quejándonos de que nos falta tiempo, pero vivimos desperdiciando el tiempo que tenemos”. Como manejamos nuestro tiempo, determina mucho de lo que hacemos y lo que podremos ser. La mayordomía del tiempo es uno de los principios fundamentales más importantes que debemos aprender como seres humanos. Una buena administración del tiempo producirá dividendos en todo nivel de nuestras vidas.

Esta bien que el dicho común dice: “El tiempo que se va, no vuelve”. Sin embargo, lo más triste es que con el tiempo que tenemos, volvemos a hacer exactamente lo mismo, porque como dice el dicho: “Echar de menos el pasado es como correr detrás del viento”, en otras palabras, es inefectivo. Escuché a un maestro decir: “Hay un juez llamado tiempo que pone a todos en su lugar”, porque la vida está hecha de tiempo. De modo que no desperdicies tu tiempo. Inviértelo de la mejor manera posible.

He aquí algunas ideas: distribúyelo bien, inviértelo en tus seres queridos y en aquellos que más amas, prepárate, innova, medita, reflexiona, aprende del pasado, arriésgate en el presente, siembra lo bueno y espera para que te amplíe tu perspectiva. Sobre todo espera, porque el tiempo sana las heridas. La Biblia dice en Eclesiastés 3:1, “Hay una temporada para todo, un tiempo para cada actividad bajo el cielo” (NTV).

Tiempos Perfectos

¿Has escuchado la expresión “tiempos perfectos”? Se refiere al tiempo indicado y preciso. Son los tiempos que no se adelantan, que no se forzan y que se dan sin manipularlos o controlarlos. Muchas veces los tiempos perfectos no suelen verse así en el momento que se reciben, pero después de un periodo nos damos cuenta que sí lo fueron. A veces los tiempos que planeamos, esperamos y confiamos que se den, no se dan, pero al llegar nos damos cuenta que era el tiempo perfecto.

Dios es el Dios de los tiempos y cuando sabemos esperar en Él, podemos entender que Sus tiempos son perfectos. Su Palabra dice que Sus tiempos y Sus pensamientos no son los nuestros, porque son más altos y mejores que los nuestros. Él ve nuestra vida a la luz de la eternidad. Su tiempo “kairos” es eterno. Nuestro tiempo “kronos” es finito y limitado. De modo que si Dios conoce todos nuestros tiempos, debemos someternos a Su voluntad y a Sus propósitos.

He aquí una lección práctica para la vida: “El entregarle a Dios nuestros tiempos, hará que podamos disfrutar nuestro presente, tomar la perspectiva correcta hacia el futuro y esperar con fe en lo que viene por delante”. Recordemos que los tiempos de Dios son perfectos, porque solo Él es perfecto. La Biblia dice en Santiago 1:4 , “4 Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna” (RV1960).

Descansa en sus Promesas

John Steinbeck dijo: “El arte del descanso es una parte del arte de trabajar”. Muchas veces pensamos en el descanso relacionado con el trabajo, pero ¿qué del descanso mental? Es decir, cuando necesitamos descansar de nuestros propios pensamientos. En repetidas podemos prometer descansar y tomar el tiempo que necesitamos para reponernos físicamente, pero se ha comprobado psicológicamente algo que se conoce como “descanso mental”.

¿Padeces de estrés mental? ¿Padeces de cansancio mental? Probablemente estas tomando el tiempo y cambiando tus rutinas diarias para no verte afectado físicamente, pero no concibes descansar completamente. Entonces, ¿cómo podemos descansar mentalmente? Primero, reconociendo e identificando los pensamientos que nos tienen prisioneros del alma. Segundo, procesando los pensamientos negativos y que no se pueden cambiar. Tercero, buscando ayuda profesional para procesar las emociones cuando sea necesario. Cuarto, aceptar las cosas que no podremos cambiar y cambiar las que se puedan. Por último, confiar en las promesas de Dios y depositar toda nuestra confianza en Él.

Te aseguro que descansar en las promesas de Dios te ayudará en gran manera. La Biblia dice en 1 de Reyes 8:56, “56 «Alabado sea el Señor, quien ha dado descanso a su pueblo Israel, tal como lo prometió. No ha faltado ni una sola palabra de todas las promesas maravillosas que hizo mediante su siervo Moisés” (NTV).

Una Buena Sacudida

¿Has experimentado una sacudida? Bien sea en un barco, un terremoto, un accidente automovilístico, etc. En fin, son esos momentos que no esperas, pero la sacudida llega inesperadamente y sorpresivamente. Los grandes cambios siempre vienen acompañados de una fuerte sacudida. Si queremos que todo siga como está, sería necesario el cambio, porque aunque pensemos que no hay cambios, todo en este mundo es cambiante.

¿Qué decir de los momentos donde tenemos una sacudida física o emocional? Es decir, una enfermedad inesperada o una situación emocional no deseada. Son esos momentos donde parece que todo se encuentra estable y de repente se sacude todo de una manera impresionante. Muchas veces esas sacudidas producen grietas, escombros y parece que todo se ha derribado o terminado. Sin embargo, no es el fin del mundo, puede ser el comienzo de uno nuevo.

Muchas veces una buena sacudida es necesaria para recordarnos que estamos vivos, que no tenemos control de todo y que de vez en cuando una estremecida es necesaria para despertarnos, animarnos y desafiarnos. Como dijo Steve Jobs: “Cada día me miro en el espejo y me pregunto: Si fue hoy fuese el último día de mi vida, ¿querría hacer lo que voy a hacer hoy? Si la respuesta es no, sé que necesito cambiar algo”. La Biblia dice en Ezequiel 36:26, “26 Les daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de ustedes. Les quitaré ese terco corazón de piedra y les daré un corazón tierno y receptivo” (NTV).

Resistente a los Golpes

Todos nos hemos golpeado duro en la vida. Desde una caída que siempre recordamos por las cicatrices nos dejó, como los golpes emocionales por los que solemos pasar. Sin embargo, los golpes en la vida son los que nos hacen más fuertes. Pero, como duelen, ¿verdad? Aunque nos caigamos mil veces, debemos levantarnos de nuevo. En eso consiste la vida. De modo que: “La vida te dará golpes duros, pero Dios te dará fuerzas para resistirlos”.

Los golpes que nos da la vida no vienen para destruirnos, sino para enseñarnos las lecciones más profundas que no hubiésemos aprendido de otra manera. Los golpes marcan, pero a su vez nos fortalecen, así como las tormentas hacen que los árboles tengan raíces profundas. Crecemos con los golpes duros de la vida que se convierten muchas veces en toques suaves para el alma.

La próxima vez que experimentes un gran dolor recuerda que puede ser la antesala de una gran enseñanza y de una esperada victoria, porque detrás de cada dolor hay una bendición. La confianza, la fortaleza y la paz provendrán de Dios quien te sustentará y te fortalecerá. La Biblia dice en 2 de Samuel 22:2-3, “2 El Señor es mi roca, mi fortaleza y mi salvador;
3 mi Dios, mi roca, en quien encuentro protección.
Él es mi escudo, el poder que me salva y mi lugar seguro. Él es mi refugio, mi salvador, el que me libra de la violencia” (NTV).

Dos Ladrones Peligrosos

Hay unos ladrones que he visto y atacan a muchas personas hoy en día: “La falta de fe y baja autoestima son dos ladrones que roban el futuro glorioso que Dios tiene para tu vida”. La autoestima es la valoración que hacemos de nosotros mismos que influye directamente en nuestro bienestar personal. En repetidas ocasiones, el no valorar nuestra complexión física, nuestras habilidades y destrezas, nos hace menos resistentes ante las adversidades.

La mayor parte del tiempo nuestra baja autoestima esta relacionada con nuestros fracasos, nuestro historial de triunfos, nuestros complejos, nuestras experiencias y nuestros más grandes temores. Sin embargo, nuestra autoestima también está relacionada con nuestras creencias, es decir, con nuestra fe. Una buena postura de fe nos ayuda a desarrollar la confianza necesaria para tener una mejor valoración de nosotros mismos y de otras personas. Sin embargo, la única y verdadera fuente de la fe se encuentra en Cristo.

Jesús nos valora como ninguna otra persona. Él nos da un valor inmerecido. Él nos da un poder indescriptible. Él nos levanta el ánimo y expulsa todos nuestros temores, porque el verdadero amor echa fuera el todo temor (1 Juan 4:8), y yo diría, toda baja autoestima. La Biblia dice en Hebreos 11:6, “6 De hecho, sin fe es imposible agradar a Dios. Todo el que desee acercarse a Dios debe creer que él existe y que él recompensa a los que lo buscan con sinceridad”, (NTV).