Como Las Águilas

Las águilas son las aves que más poseen longevidad entre su especie. Son rápidas, ágiles para agarrar a sus presas y pueden volar fácilmente. Sin embargo, al llegar a los 40 años de vida tienen que tomar una decisión crucial para vivir hasta los 70 o 75 años. Sus uñas circulares y flexibles no consiguen agarrar las presas de las que se alimentan. El pico alargado y puntiagudo se curva. Sus alas se envejecen y se tornan pesadas por las gruesas plumas. Volar es ahora muy difícil. Entonces las águilas tienen dos opciones: morir o enfrentar un doloroso proceso de renovación que dura alrededor de 150 días.

Esto me puso a pensar en nosotros los seres humanos. Aunque no tenemos picos, garras y alas, si tenemos cuerpo, alma y espíritu. Somos seres tripartitos. Al igual que las águilas, muchas veces tenemos que tomar la decisión de renovarnos física, emocional y espiritualmente. No obstante, este proceso de renovación es intencional. Es más, Dios desea renovarnos día con día.

Las Escrituras están llenas de ejemplos de personas que fueron renovadas por Dios. Un clave bíblica es renovar nuestra manera de pensar por la Palabra de Dios para así cambiar nuestra manera de vivir. La Biblia dice en Isaías 40:31, “Los que confían en el Señor encontrarán nuevas fuerzas; volarán alto, como con alas de águila. Correrán y no se cansarán; caminarán y no desmayarán (NTV).

Derrota A Los Gigantes

¿Cómo vences a los gigantes que obstruyen que seas lo que Dios quiere que seas? ¿Cómo vences los temores que evitan que seas la persona que Él quiere que seas? Si quieres ser una persona de una gran fe con un gran sueño y un gran trabajo en la vida, haz las mismas cosas que hizo David para vencer a los gigantes del retraso, desánimo, desaprobación y de la duda.

He aquí algunas pautas: 1. Recuerda cómo te ha ayudado Dios en el pasado. Cuando recuerdas las formas en las que Dios te ha ayudado en el pasado, te da confianza para el futuro. 2. Usa las herramientas que Dios te ha dado ahora. David usó las herramientas que Dios le proveyó y le fortalecieron. 3. Ignora los cazadores de sueños. Después de un tiempo, cuando otros hablaban en contra de él, David mantuvo su enfoque en el Señor. Por último, “Espera que Dios te ayude para Su gloria”. David creyó que Su visión era la visión de Dios y le trajo gloria a Él.

Dios usará a quien confíe y espere en Él. Entonces ¿Cuáles gigantes debes derrotar hoy? La Biblia dice en 1 Samuel 17:45, “45 David le respondió al filisteo: Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina, pero yo vengo contra ti en nombre del Señor de los Ejércitos Celestiales, el Dios de los ejércitos de Israel, a quien tú has desafiado” (NTV).

Con Todo El Corazón

Usualmente cuando las personas escuchan la expresión, “con todo el corazón” se están refiriendo al centro de las emociones que llega a dominar la razón. También se refiere a las ganas, las fuerzas y el empeño con el cual trabaja el ser humano. Una persona que hace las cosas con el corazón se esfuerza, se alienta y se desafía para salir adelante ante las circunstancias más adversas que pueda llegar a atravesar. El corazón se convierte en el símbolo y en la fuerza propulsora que muestra mucho de lo que realmente somos. Cuando nos lanzamos de corazón, saltamos los obstáculos. Muchos desfallecen ante los obstáculos porque no se han lanzado con el corazón. Alguien dijo: “lo que hoy siente tu corazón, mañana lo entenderá tu cabeza”.

Por naturaleza, nuestra mente, voluntad y emociones no desean servir a Dios. Somos egoístas, centrados en nosotros mismos y nos cuesta perdonar. El corazón es como un niño: siempre espera lo que desea. Podemos hacer las cosas con el corazón pero nos cuesta perdonar de corazón porque jamás se penetra por la fuerza en él. Entonces, dejémosle nuestro corazón a Dios y cuidémoslo día a día para que este saludable.
La Biblia dice en Proverbios 4:23, “sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque este determina el rumbo de tu vida”, (NTV).

Serenidad

La famosa oración de la serenidad dice lo siguiente: “Dios concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las cosas que puedo, y la sabiduría para reconocer la diferencia”. Esta simple pero a su vez profunda oración comprende mucho de lo que debe ser nuestra petición diaria hacia Dios. Según el diccionario, una persona serena es “apacible, sosegada, sin perturbación física o moral” (Dic. RAE). Pero, ¿cómo poder llegar a ser personas apacibles y sin perturbación física o moral en un mundo que se encarga de hacer totalmente lo contrario?

Los dilemas constantes que nos presenta el mundo se encargan de robarnos la serenidad. Debemos entender que hay cosas, personas y situaciones que no podremos cambiar. Los cambios no siempre dependen de nosotros y esto tiende a frustrarnos constantemente. Sin embargo, hay cosas que sí podemos cambiar y como la oración lo implora, debemos pedirle valor y tenacidad a Dios para poder hacerlo. Él desea que pongamos de nuestra parte todo lo que podamos para cambiar nuestra manera de pensar, nuestra manera de sentir y nuestra manera de actuar.

Por último, debemos pedir discernimiento y sabiduría. La sabiduría es el conocimiento aplicado de la manera correcta, en el momento indicado y en las condiciones oportunas. El aprender a discernir bien, nos ayudará a escoger bien evitando lo malo y recibiendo las bendiciones de parte de Dios. La Biblia dice en el Salmo 86:11, “Enséñame, Señor, tu camino, para que camine yo en tu verdad. Dale firmeza a mi corazón, para que siempre tema tu nombre”, (RVC).

El Tiempo De Dios

“Por más rápido que corras, no podrás alcanzar lo que quieres sino es el tiempo de Dios para recibirlo”. Por otro lado, podrás tapar las manillas del reloj con tu mano, pero nunca podrás tapar el tiempo perdido. Debemos entender que uno de los recursos más valiosos que todos tenemos en la vida es el tiempo. No puedes ahorrar tiempo para usarlo otro día. Como dice el dicho: “El tiempo que se va, no vuelve”. Entonces, si no vuelve ¿cómo podemos usarlo de manera que podamos hacer en él lo que Dios quiere que hagamos?

Esto tiene que ver con una palabra clave para la vida de cada uno de nosotros: mayordomía. Algunas veces nos esforzamos hasta más no poder y no podemos. En otras, no nos esforzamos y podemos ¿por qué? Simplemente porque nuestro tiempo finito debe estar siempre conectado con el tiempo infinito de Dios. Miguel de Cervantes Saavedra dijo: “Confía en el tiempo, suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades”.

El tiempo nos da perspectiva, sana nuestras heridas, nos capacita, nos enseña, nos fortalece, nos anima, nos edifica y nos vivifica. Sin embargo, por más bien que lo administremos, si Dios no está ahí, perderemos el tiempo sin lugar a dudas. La Biblia dice en 2 de Corintios 1:20, “Todas las promesas que ha hecho Dios son «sí» en Cristo. Así que por medio de Cristo respondemos «amén» para la gloria de Dios”, (NTV).

Él Es Tu Defensa

¿Qué haces con las personas que te atacan? Se requiere de mucha fe y humildad para descansar y confiar en Dios cuando estás bajo ataque, cuando te mal entienden y cuando esparcen rumores acerca de ti. Cuando esto sucede, todo tu interior se quiere levantar y hacer algo al respecto. No obstante, confía en Dios como tu defensor y deja que Él trate con ellos.

El rey David sabía lo que significaba ser atacado. Él fue ungido cuando joven por el profeta Samuel para ser el rey de Israel, aún cuando Saúl seguía siendo rey. A pesar de que David le servía lealmente, Saúl estaba celoso y decidió matarlo. David se tuvo que esconder en cuevas mientras era difamado por todo el reino. Sin embargo, David nunca tramó venganza ni replicó quejándose ante Dios. Al contrario, él le dijo al Señor: “Me preparas un banquete en presencia de mis enemigos” (Salmos 23:5). ¿Suena como que David estaba estresado? ¡No! Él no tuvo que invertir sus energías defendiéndose porque confiaba en Dios como su defensor.

Dios no solo quiere defenderte, sino tener un compañerismo contigo. Mientras estamos en la batalla, Él prepara un banquete para nosotros. Es una fiesta en la zona de combate. Es un banquete en el campo de batalla. Él es tu Padre, tu amigo y tu defensor. La Biblia dice en Cantares 2:4, “Él me escolta hasta la sala de banquetes; es evidente lo mucho que me ama” (NTV).

La Actitud Lo Dice Todo

Muchos hemos escuchado el dicho que dice: “La actitud lo dice todo”. Es decir, de nuestra actitud depende mucho en nuestra vida. El tener la actitud correcta al emprender cada día, te ayudará a vivir enfocado en lo primordial y podrás superar tus obstáculos a través de la fe. El tiempo que inviertas para pensar en miedos y preocupaciones te robará la energía, las expectativas y la fe con la cual Dios obra milagros. Para ser amigos de Dios, hay que creer que Él está atento a nosotros y que sabe premiar a los que buscan Su amistad. 

La verdadera fe la demostramos cuando sabemos disfrutar y agradecer lo que tenemos mientras nos preparamos y alegramos a recibir lo que no tenemos. Tu vida tendrá un gran cambio cuando alimentes tu mente y tu corazón de pensamientos basados en la fe. Si cultivas una buena actitud, conseguirás más de lo que esperabas, serás más sano y fuerte, superarás obstáculos que parecían imposibles y te convertirás en aquello para lo cual fuiste diseñado. Así que, ¡cultiva una buena actitud! Recuerda que eres Su creación y Él siempre estará a tu lado. 

La Biblia dice en Filipenses 4:8, “Y ahora, amados hermanos, una cosa más para terminar. Concéntrense en todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo bello y todo lo admirable. Piensen en cosas excelentes y dignas de alabanza”, (NTV).

Tranquilo

“Tranquilo” o “it’s okay” en inglés, son frases que decimos y recibimos a diario. Para algunos el estar tranquilos es no tener ningún problema ni circunstancia que les robe la tranquilidad. Para otros, el estar tranquilos se concibe solo al estar en unas gratas vacaciones al frente del océano o en un lugar sin distracciones. Sin embargo, la verdad es que experimentamos muchos momentos y episodios de intranquilidad en nuestra vida diaria. Por ejemplo, la intranquilidad por seguridad, por una enfermedad terminal, por una relación desafiante, por un trabajo muy desgastante, por los hijos, etc.

Según el diccionario, la intranquilidad es “la falta de tranquilidad” (Dic. RAE). Es una falta de sosiego y quietud en el ánimo. Se puede denotar fácilmente cuando una persona se encuentra intranquila. Muchas veces su rostro o expresiones corporales lo sacan a relucir.

Pero, ¿cómo recobrar la tranquilidad? Primero, encontrando la causa que roba la tranquilidad. Segundo, atacando de frente el asunto, persona o circunstancia que roba la paz. En tercer lugar, crecer emocionalmente ya que si es un problema recurrente no te logre robar la paz. Finalmente, entregar tus cargas a Dios ya que Él sabrá como hacer que tus ansiedades y temores se conviertan en paz y calma. La Biblia dice, “La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden”, (Juan 14:27, NTV).

Oraciones Contestadas

“Si Dios ya ha contestado todas tus oraciones, Él ha probado tu fe. Si Él aún no lo ha hecho, está probando tu paciencia”. ¿Cuántas veces es esta una realidad en nuestras vidas? Creo que en repetidas ocasiones. Clamamos y clamamos y parece no haber respuesta. Parece que nuestras oraciones no pasan del techo, sin embargo, Dios ha prometido escucharlas todas y cada una de ellas. Nos sentimos desvalidos, desprotegidos y angustiados. Esperamos un sí ahora que se convierte en un no constante. Confiamos y esperamos, pero al parecer, no pasa nada.

La verdad de todo es que sí pasa algo. Dios está obrando. Él está presente y no se ha olvidado de nosotros. El salmista clamó muchas veces, esperó desesperadamente, se frustró constantemente y se quejó permanentemente. Sin embargo, Él llegaba a la misma conclusión diciendo: “Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos” (Salmo 40:1-2, RV1960).

La próxima vez que pienses que tus oraciones no son escuchadas, recuerda que Dios está haciendo tres cosas: probando tu fe, moldeando tu carácter y obrando a tu favor aunque tú no lo creas. La Biblia dice en Salmos 34:19-20 “La persona íntegra enfrenta muchas dificultades, pero el Señor llega al rescate en cada ocasión. Pues el Señor protege los huesos de los justos;¡ni uno solo es quebrado!” (TLA).

Agradecido

Un vez leí la siguiente frase: “Entre más agradecido seas, más cosas que agradecer te llegarán”. Estoy en total acuerdo con estas palabras porque la gratitud se da cuando la memoria se almacena en el corazón y no en la mente. Como dicen por ahí: “La gratitud es la clave que convierte los problemas en bendiciones y lo inesperado en regalos”. El desarrollar una cultura de agradecimiento es de beneficio para la vida física, emocional y espiritual.
Cuando no somos agradecidos mostramos un sentido de autosuficiencia, orgullo y apatía. Solemos pensar que somos merecedores de todo y que no necesitamos de nada ni de nadie. Sin embargo, está comprobado psicológicamente que aquel que fomenta un sentido de agradecimiento goza de una mejor salud y tiene más oportunidades para ser exitoso en la vida.
El agradecimiento va conectado con la felicidad porque no son las personas felices las que son agradecidas, en cambio, son las personas agradecidas las que son felices. El día de hoy doy gracias a Dios por todas Sus bendiciones y doy gracias a aquellas personas que hacen mi carcajada más sonora, mi sonrisa más brillante y mi vida mucho mejor. La Biblia dice en 1 de Corintios 15:57, “57 ¡Pero gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!” (NTV).