¿Te has sentido débil? ¿Has sentido que tus fuerzas decaen y que ya no puedes hacer lo que Dios te ha mandado a hacer? ¿Te ha agobiado la debilidad y piensas que ya no tendrás nuevas fuerzas? Si te has sentido o te sientes así, entonces, te tengo buenas noticias: ¡La raza humana es débil y frágil! Todos, sin excepción, experimentamos debilidad en alguna área de nuestra vida. A diario nuestro cuerpo se renueva porque algunas células mueren constantemente. La realidad es que de la debilidad muchas veces nace la fortaleza.
Dios nos ha hecho fuertes, pero a su vez, débiles. Nacemos débiles y dependientes de otro ser humano que nos cuide y nos alimente. Nuestro cuerpo se enferma, se recupera, se cansa, pero también se fortalece. La vida es una constante que yace entre estos dos extremos, nuestras fortalezas y nuestras debilidades. Las personas que no reconocen sus debilidades, se están perdiendo de desarrollar al máxime sus fortalezas. Por otro lado, aquellos que piensan que solo tienen fortalezas, serán sorprendidos cuando se den cuenta lo débiles que también son.
Debemos pedirle a Dios que nos enseñe en nuestras debilidades y que nos fortalezca diariamente para hacernos fuertes. ¿Dejarás que Él tome tus debilidades y te haga fuerte? La Biblia dice en Joel 3:10b, “…diga el débil: Fuerte soy” (RV1960).