“Yo te busco”, fue lo que me dijo mi esposa en medio de muchas personas en un evento público. La verdad que pocos minutos se convirtieron en toda una eternidad por la zozobra de no encontrarme. Estaba tan cerca, pero a su misma vez, estaba muy lejos. A veces así es la vida. Estamos tan cerca de Dios, pero a su vez, estamos lejos.
Hay un canto de Marcos Witt que dice: “Yo te busco, yo te busco, con fuego en mi corazón. Te anhelo, te necesito, te amo más que a mi ser”. Me encanta ese canto, ya que muestra nuestra necesidad de Dios, pero también nuestro deseo de buscarle, de seguirle y de vivir una vida en dependencia y obediencia delante de Él. ¿Cómo buscas de Dios? Es más, ¿le buscas o estás lejos de Él?
El que busca diligente, honesta y fervientemente a Dios, no será ni confundido, ni defraudado. Además, el que le busca, lo encuentra y haya Su favor, misericordia y toda Su bondad. Entonces, ¿le buscarás a Él? La Biblia dice en el Salmo 34:4, Busqué al Señor, y él me respondió;
me libró de todos mis temores”, (NVI)