Un día leí una frase en el tema de la decepción que se me quedó grabada y dice: “No permitas que las decepciones de hoy pongan una sombra en tus sueños y propósitos del mañana”. Las decepciones son parte normal en esta vida porque nosotros decepcionamos a otros tanto como otros nos decepcionan a nosotros. Entonces, las decepciones no están diseñadas para destruirnos, sino para fortalecernos.
Una de las quejas más recurrentes de la gente de hoy en día son las muchas decepciones a las que se enfrentan día con día. Se podría decir que vivimos en un mundo de “decepcionados o desilusionados”. ¿Qué debemos hacer? Entender que nosotros somos los primeros que decepcionamos a otros y que nos decepcionamos a nosotros mismos. Trabajar para que las decepciones no nos hagan detenernos en la carrera que tenemos por delante. Enfocarnos en mejorar para no causar ninguna decepción a otros. También perdonar a aquellos que nos decepcionan y pedirle a Dios que nos ayude para no decepcionarnos fácilmente.
Dios nunca nos decepcionará, ¿lo crees? La Biblia dice en Deuteronomio 7:9, “Reconoce, por lo tanto, que el Señor tu Dios es verdaderamente Dios. Él es Dios fiel, quien cumple su pacto por mil generaciones y derrama su amor inagotable sobre quienes lo aman y obedecen sus mandatos” (NTV).