No sé si estás de acuerdo con la siguiente descripción de una persona honesta: es alguien con quien se puede jugar damas chinas por teléfono. Es decir, estas personas tienen el tablero al frente, y se puede estar confiando que harán los movimientos que se dictan por teléfono. ¡Me gusta está ilustración ya que este mundo carece de personas honestas!
La honestidad es la moneda del reino de Dios. Es la forma en que hacemos negocios juntos como creyentes. Si no podemos confiar en lo que decimos, el sistema de intercambio y relaciones humanas se rompe. La Biblia lo expresa de esta manera, “debemos hablar la verdad con amor” (Efesios 4:15). Incluso aunque sea incómodo, la honestidad es siempre la mejor política y práctica de valores con las que se debe vivir la vida.
La Biblia dice, “Queridos hijos, que nuestro amor no quede solo en palabras; mostremos la verdad por medio de nuestras acciones”, (1 Juan 3:18, NTV)