Lo haré solo con una condición. Esa es la frase que tanto escuchamos. Estamos en un mundo condicionados a situaciones externas que se salen de nuestro control, estamos condicionados a las reacciones de otros, a situaciones y a muchas condiciones día tras día. No obstante, no estamos condicionados por el amor de Dios. Él nos ha amado sin condiciones. Él nos ha rescatado sin merecerlo. Él ha dado el todo de sí sin esperar nada a cambio.
El único que puede ofrecer una relación sin condiciones se llama Jesús. Él lo dio todo por nosotros. Su amor lo llevó a encarnarse en un cuerpo humano, a vivir una vida humana, pero sin pecado. Lo llevó a ser criticado, traicionado, abandonado, vituperado, maltratado, lacerado y crucificado. Sin embargo, este amor lo llevó a levantarse de los muertos, a restaurar a sus discípulos, a encomendarles una tarea de llevar esperanza a un mundo sin esperanza otorgándoles la autoridad en Su nombre.
Este amor nos acompaña a través del Espíritu Santo, nos capacita, nos da fuerzas, nos guía, nos alimenta y cada día nos da una nueva oportunidad. ¿Deseas responder al amor incondicional de Dios? Quizá has buscado este amor en muchas partes, de muchas maneras y a través de muchas personas. Sólo Él te puede amar así. La Biblia dice en 1 Juan 4:10, “ 10 En esto consiste el amor verdadero: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como sacrificio para quitar nuestros pecados” (NTV).