Una vez escuché un dicho que me hizo reír que dice: “Algunas personas causan felicidad a donde van, otras cuando se van”. Esa puede llegar a ser una experiencia que todos hemos vivido. La convivencia con otros puede llegar a ser desafiante, pero a su vez gratificante. Ha sido el diseño de Dios hacernos parte de una comunidad. Es decir, no podemos vivir la vida sin interactuar y aprender de otros alrededor nuestro.
Podemos aprender de todos y en cualquier circunstancia. Se puede aprender de los niños quienes con su fe simple pero a su vez profunda, confían más que los adultos. Se puede aprender de los jóvenes quienes con su fuerza y ánimo alcanzan muchas cosas. Se puede aprender de las pruebas que de los adultos, quienes con las experiencias demuestran su carácter emprendedor y luchador. Se puede aprender de los adultos mayores quienes con sus años irradian de sabiduría cada lugar a donde van. Entonces, podemos aprender de todos.
La Palabra de Dios está llena de episodios donde unas personas aprendieron de otras, lo cual fue vital para su crecimiento espiritual. ¿Estas dispuesto(a) para aprender de otras personas? Si no lo haces, te perderás de mucho. La Biblia dice en Filipenses 4:9, “9 No dejen de poner en práctica todo lo que aprendieron y recibieron de mí, todo lo que oyeron de mis labios y vieron que hice. Entonces el Dios de paz estará con ustedes” (NTV).