Alguien una vez dijo: “Nunca te das cuenta de lo fuerte que eres hasta que ser fuerte es la única opción que tienes”. Esa frase comprende una verdad muy vital, ya que es en los momentos de más debilidad donde nuestra fortaleza puede crecer más. Las cosas más asombrosas de la vida suceden justo en el momento en que estás a punto de perder la esperanza.
La dulzura de una persona se puede ver más fácilmente cuando muestra su fortaleza con supremo sacrificio y dedicada entrega. Cuando los tiempos son difíciles, podemos hallar refugio en Dios. Él es nuestra fortaleza. Cuando una persona se llena de esperanza, se llena de fortaleza, porque entre más crece la carga, más crecerá la fortaleza. Aunque la carga sea fuerte y pesada, Dios ha prometido cargarla por nosotros y alivianar todo nuestro peso. Nada es tan difícil que no pueda conseguir la fortaleza. Pero ¿Qué tipo de fortaleza? Sólo la fortaleza que proviene de Dios, porque la nuestra tiende a decaerse y a menguar a través del tiempo.
¿Deseas que Dios sea tu fortaleza y tu refugio? La Biblia dice en el Salmo 46:1, “Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza; siempre está dispuesto a ayudar en tiempos de dificultad” (NTV)