La vida es agitada y si intentas hacerlo todo por ti mismo quedarás exhausto. Apresurarse y luchar para mantener el ritmo es desgastante física, mental, emocional y espiritualmente. Pero puedes hacer algunos cambios que te ayudarán a vivir mejor.
Primero, examina todas tus actividades y permite que Dios te muestre las cosas que drenan tu energía y no producen frutos que valgan la pena. Después de esto, está dispuesto a renunciar a ellas sin mucha objeción. Puede que incluso tengas que elegir entre lo bueno y lo mejor, porque no siempre todo lo bueno es lo mejor.
En segundo lugar, aprende a recibir más de la gracia de Dios. La gracia es poder cuando se acepta como la dádiva de Dios para vivir bien y mejor. En otras palabras, es dejar que Dios se involucre y haga a través de ti lo que nunca podrías hacer por tu cuenta. Su poder puede ayudarte a lograr más de lo que puedes imaginar. De modo que, acepta Su ayuda y continúa disfrutando tu vida.
Por último, aprende que no tienes el control de todo, no puedes lograr o alcanzar todo y no eres el culpable de todo. Simplemente, acepta “la gracia de Dios”. La Biblia dice en Efesios 3:20, “Y ahora, que toda la gloria sea para Dios, quien puede lograr mucho más de lo que pudiéramos pedir o incluso imaginar mediante su gran poder, que actúa en nosotros” (NTV).