Hay personas que minimizan muchas cosas en la vida. No le dan importancia a las personas, ni a las cosas, ni a sus vidas mismas. Minimizan los problemas, los errores, los obstáculos, las oportunidades, los logros, etc. Lo más común es que minimizan a los demás, lo cual muestra una gran inseguridad en ellos. Como dice una frase muy acertada: “La gente que minimiza a los demás, maximiza su vacío existencial”.
La verdad es que nuestra mente tiene dos tendencias: “maximizamos o minimizamos”. Son los dos polos opuestos. Por un lado, sacamos fuera de proporción algunas cosas, y por el otro, tendemos a ignorar muchas de las cosas que deben tener importancia. El minimizar las cosas también puede ser un comportamiento defensivo. Algunas personas piensan que con minimizarlo e ignorarlo puede llegar a cambiar. Sin embargo, todo lo que se ignora con el tiempo tiende a escalar mucho más y a escalar en proporción.
Entonces, ¿qué debemos hacer? Debemos vivir en nuestra realidad y no distorsionarla al minimizar las cosas. Identifiquemos cuando tendemos a ignorar a otros, las cosas o a nosotros mismos. Pidámosle a Dios que podamos vivir en la realidad que Él quiere que vivamos para ser de bendición a los demás. La Biblia dice en Santiago 4:17, “Recuerden que es pecado saber lo que se debe hacer y luego no hacerlo” (NTV).