En momentos como estos de la pandemia, las quejas son múltiples en cuanto a nuestra actitud y a nuestro comportamiento. Unos dicen perder la cordura más rápido que de costumbre, otros dicen estar más irritables, algunos se encuentran súper sensibles, otros están pasando por un duelo profundo por la pérdida de un amigo o ser querido. Es más, las circunstancias adversas parecen ser tantas que es casi imposible no ser afectados en nuestra actitud, y por ende, en nuestro comportamiento.
Como si fuera poco, el asolamiento es una de las causas y frustraciones recurrentes. Entonces, ¿qué podemos hacer? Bueno, evaluar y reconocer los tiempos que estamos pasando. También, entender que aunque queramos que las cosas fueran diferentes, no lo serán por algún tiempo. Es más, quizá ya no lleguen a ser iguales. De modo que los que nos queda es “un cambio de actitud”.
Qué tal si miramos las dificultades como oportunidades, los desafíos como enseñanzas, las pérdidas como un despertar y abrir de ojos, la enfermedad como una manera para depender de Dios y el dolor como la antesala para ver la mano de Dios en acción. ¡Tu actitud dice mucho! La Biblia dice 1 Pedro 5:10, “10 En su bondad, Dios los llamó a ustedes a que participen de su gloria eterna por medio de Cristo Jesús. Entonces, después de que hayan sufrido un poco de tiempo, él los restaurará, los sostendrá, los fortalecerá y los afirmará sobre un fundamento sólido” (NTV)