Una mujer de 102 años de edad estaba celebrando sus cumpleaños con su familia y amigos. Cuando le preguntaron, qué le encantaba de tener 102 años de edad, ella dijo: “que ya no tengo la presión de otros”.
Como la mayoría de nosotros no tenemos su edad, probablemente tendremos que enfrentar la presión de otros en diferentes tiempos. Somos tentados de cambiar nuestro comportamiento basado en cómo pensamos que otros responderán. Pero la Biblia nos anima a no ser presionados por otros sino por lo que Dios quiere de nosotros. La respuesta de Él como consecuencia de nuestras decisiones es la que más nos debe importar.
Cuando buscamos agradar a Dios antes que a todos los demás, Él ve nuestro corazón y se alegra. Se hace muy fácil el resistir las presiones de otros cuando tenemos en primer lugar la aprobación de Dios. La Biblia dice,
“Nuestro propósito es agradar a Dios, no a las personas. Solamente él examina las intenciones de nuestro corazón, (1 Tesalonicenses 2:4b, NTV)”