¿De qué proviene tu apoyo? ¿Depende de las circunstancias, de las personas, de los ingresos, etc.? ¿En qué estás arraigado? Déjame decirte algunas cosas: Si te apoyas en tu propia opinión, fallarás, si te apoyas en otras personas, estas podrán defraudarte, si te apoyas en tu preparación no será suficiente, si te apoyas en tu experiencia quedarás corto, si te apoyas en las circunstancias estas son cambiantes, pero si te apoyas en Dios, nunca saldrás defraudado.
¨La vida es una sucesión de lecciones que deben ser vividas para ser entendidas¨ (Helen Keller). Pero ¡qué mejor si dichas lecciones están basadas en Dios! Solo allí tendrán un fundamento sólido donde se podrá construir con seguridad. Evalúa en qué te estas apoyando y verás que marcará una gran diferencia. La Palabra de Dios compara un buen apoyo con un hombre quien se asemeja a un árbol plantado junto a corrientes de aguas, el cual da su fruto a su tiempo, su hoja no cae y todo lo que hace prosperará (Salmo 1:3). También lo compara con un hombre que edificó su casa sobre la roca, donde las tormentas vendrán, pero su casa no se caerá fácilmente (Mateo 7:24).
Entonces, ¿en dónde está tu apoyo? La Biblia dice en el Salmo 121:1-2, “1 Levanto la vista hacia las montañas, ¿viene de allí mi ayuda? 2 ¡Mi ayuda viene del Señor,
quien hizo el cielo y la tierra!”, (NTV).