¿Cuántas veces solemos distraernos? Nos distraemos en hábitos poco productivos, en las redes sociales, en conversaciones sin sentido, en relaciones no promisorias, en tareas infructíferas, en fin, nos distraemos con personas, eventos y situaciones a lo largo de nuestra vida. Por más de que no queramos distraernos, solemos hacerlo y muchas veces perdemos el enfoque. Como dice un dicho: “Las distracciones más peligrosas son las que más amas, pero que no te aman de vuelta”. En otras palabras, aunque dediquemos tiempo y esfuerzo, sólo nos roban nuestro tiempo y nos desvían de las tareas más cruciales que tenemos por delante.
¿Cómo podernos enfocar? Bueno, debemos priorizar nuestras responsabilidades, reconocer nuestras habilidades y organizar nuestro tiempo. Todo lo que valga la pena requiere de tiempo y esfuerzo. El verdadero trabajo siempre es duro. Las distracciones son abundantes y el tiempo es corto. Entonces, una forma de aumentar nuestra fuerza de voluntad y el enfoque es aprender a manejar nuestras distracciones en vez de dejar que estas nos manejen. La Biblia dice en Hebreos 12:2a, “2 Esto lo hacemos al fijar la mirada en Jesús, el campeón que inicia y perfecciona nuestra fe.” (NTV)