Todo ser humano ha pasado por la etapa de la negación. La mente humana tiene un primitivo mecanismo de autodefensa que niega todas las realidades que producen demasiado estrés para que el cerebro las maneje. Esto es conocido psicológicamente como un estado de negación. Uno tiende a negar cuando no puede aceptar lo que le duele. La negación hace ver las verdades como mentiras y mentiras como verdades. En otras palabras, la negación de los sucesos, situaciones o emociones nunca es una buena práctica.
La negación va acompañada de suposiciones las cuales hacen vivir al ser humano en un mundo ficticio e irreal. La negación oscurece el panorama de la realidad y no permite construir sólidamente hacia un buen futuro. No se puede construir la vida ni en base a ilusiones, suposiciones o emociones. La vida se construye enfrentando la realidad, lidiando con los dolores del ayer, perdonando el pasado, limpiando el presente, aprendiendo de los dolores experimentados y caminando hacia adelante con una postura de fe.
Dios desea ser parte de tu realidad por más difícil o desafiante que esta sea y transformarla para bien. La Biblia dice en Proverbios 18:10, “ El nombre del Señor es una fortaleza firme; los justos corren a él y quedan a salvo” (NTV)