En el tiempo de Dios

“Por más rápido que corras, no podrás alcanzar lo que deseas si no es el tiempo de Dios para recibirlo”. Por otro lado, podrás tapar las manecillas del reloj con tu mano, pero nunca podrás tapar el tiempo perdido. Debemos comprender que uno de los recursos más valiosos que todos poseemos en la vida es el tiempo. No podemos ahorrar tiempo para utilizarlo en otro momento. Como bien lo expresa el dicho: “El tiempo perdido nunca se recupera”. Entonces, si el tiempo no vuelve, ¿cómo podemos usarlo de manera que podamos hacer en él lo que Dios quiere que hagamos?

Todo esto se relaciona con una palabra clave para la vida de cada uno de nosotros: “mayordomía”. A veces nos esforzamos al máximo y no obtenemos resultados. En otras ocasiones, apenas nos esforzamos y conseguimos grandes logros. ¿Por qué? Simplemente porque nuestro tiempo finito debe estar siempre conectado con el tiempo infinito de Dios. Miguel de Cervantes Saavedra afirmó: “Confía en el tiempo, suele encontrar dulces soluciones a muchas amargas dificultades”.
El tiempo nos otorga perspectiva, sana nuestras heridas, nos capacita, nos instruye, nos fortalece, nos alienta, nos edifica y nos revitaliza. Sin embargo, por más que administremos sabiamente nuestro tiempo, si Dios no está presente, lo desperdiciaremos irremediablemente. La Biblia dice en 2 de Corintios 1:20, Todas las promesas que ha hecho Dios son «sí» en Cristo. Así que por medio de Cristo respondemos «amén» para la gloria de Dios”, (NTV).

Leave a comment