“No hay nada más”. Esta es una frase que escuchamos repetitivamente en diferentes contextos. Por ejemplo, no hay nada más que hacer con esta situación, no hay nada más que hacer con este trabajo o empresa, no hay nada más que hacer con esta relación, no hay nada más que hacer con esta enfermedad, etc. Hay algunos que llegan a proferir y decir que “no hay nada más que hacer con mi vida”.
¿Te has sentido de esta manera? ¿Crees que ya no hay nada más que hacer? Déjame decirte que Dios es experto en intervenir, revertir y transformar cuando ya no hay nada más. Entonces, cuando ya “no hay nada más” está Dios. Él está allí para suplir lo que parece no llegar, para transformar lo que parece ser inmutable, para obrar donde todos han desistido y para actuar en medio de lo que parece ser imposible. Cuando ya no hay nada más que hacer, siempre quedará Dios.
Recuerda que Él “no más” humano puede ser un “más” divino. Si te sientes así, ven a Dios de lo profundo de tu corazón. El “sí hay más de Dios” te podrá sorprender y transformar. La Biblia dice en Jeremías 32:17, “17 «¡Oh Señor Soberano! Hiciste los cielos y la tierra con tu mano fuerte y tu brazo poderoso. ¡Nada es demasiado difícil para ti!” (NTV).