“La vida es corta y hay que disfrutarla, sólo se vive una vez o la vida termina antes de comenzar”. Estas son solo unas frases que hacen mención de la brevedad de la vida. La verdad es que la vida sí es muy corta y la mayor parte del tiempo nos preocupamos por cosas que no tienen mucha trascendencia. Nos preocupamos por el aquí y ahora. Nos preocupamos muchas veces por el hoy como si no hubiera un mañana o tanto por el mañana que no disfrutamos el hoy.
La vida sí es muy corta a la luz de la eternidad. Los años se pasan volando. Los días no pasan en vano y cada vez nos vamos acercando más al día de nuestra partida. Como dijo alguien por ahí: “cada día nos acercamos más al cielo y a la eternidad”. La pregunta que surge es, ¿cómo estamos viviendo nuestras vidas? ¿Estamos invirtiendo en lo trascendente y permanente? ¿Estamos haciendo el mejor uso de nuestras habilidades, de nuestros talentos y de nuestros dones espirituales? ¿Estamos invirtiendo en lo mejor de nuestras relaciones? ¿Estamos tomando el mejor uso de nuestro tiempo? Quizá son preguntas simples, existenciales que ya nos hemos hecho, pero hoy es pertinente recordarlas y aplicarlas a nuestro diario vivir.
Pidámosle a Dios que nos ayude a disfrutar de lo bonito que es la vida, a cumplir todos Sus propósitos y a seguir todos Sus caminos. La Biblia dice en el Salmo 90:12, “Enséñanos a entender la brevedad de la vida, para que crezcamos en sabiduría” (NTV)