¿Por qué siempre pensamos lo malo? Hay una tendencia natural en el ser humano en pensar lo malo o lo peor a primera instancia. Por ejemplo, si alguien prospera es porque se trae algo escondido y anda mal. Si alguien se casa joven es porque es un torpe y le falta experiencia y si no se casa es porque es una amargada(o). Si el esposa(o) llega tarde es porque no le importa la familia. Si la comida está muy caliente es una falta de respeto y si está muy fría es porque era de ayer. Si la ropa es nueva es porque se quiere ser presuntuoso y si la ropa es vieja es porque ya no importa el qué dirán. Si la música es lenta es para los abuelitos y si es rápida es sólo para la juventud. Si el carro es viejo es un reflejo de la vida personal, si es nuevo es sólo para querer aparentar. Si alguien no saluda es porque es muy orgulloso(a), si saluda a todos es porque quiere quedar bien.
En fin, ¿por qué siempre pensamos lo malo?
Particularmente pensamos lo malo de las personas a nuestro alrededor como nuestros familiares cercanos, amigos, conocidos, etc. Los pensamientos malos son el resultado de una mente que siempre quiere dar la opinión en referencia a todo. Frases como: “yo pienso que, a mi me parece que, yo creo que y yo considero que” son el tipo de pensamientos que nos habilitan para pensar por otros y opinar por ellos.
Dejemos de pensar en lo malo y pidámosle a Dios que podamos desarrollar cada vez más la mente de Cristo. La Biblia dice en Filipenses 4:8, “8 Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”. (RV1960)